Cap 19 Visitas

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No revise este capítulo pero aquí va, me he tardado lo siento, no hay excusa que valga y no prometerme que no voy a tardar por le menos tardaré un mes pero aquí está recuerden que escribo otras historias simultáneamente y que estoy en medio de mil cuadros depresivos, dicho esto agradezco que comprendan les mando besos y bendiciones.

- Es hora de que te levantes.

Leonor saltó, Barena quería decir algo más, preguntar algo más... pero no pudo. Carlos no estaba, se había ido dejando la habitación vacía y pagada por dos noches más. Por un momento Barena pensó que Leonor se arrepintió, que tal vez le había reclamado por aprovecharse, de Leonor se podía esperar cualquier cosa y entre las cosas que había aprendido de ella era... cuando no presionar y éste, era un día de esos, ya era medio día y sus tripas rugían demandando alimento. Al menos Leonor le concedió acompañarla, la estudió mientras comía; había comido, se había esforzado en hacerlo, se veía que había llorado.

¿Qué había sucedido? Retumbó la pregunta en sus pensamientos pero se desvaneció, se escuchó el silbido del tren seguramente podrían salir de ahí muy pronto y llegar a su destino así que ella fue a investigar y Leonor se quedó para cerciorarse de no olvidar algo. No obstante, aún faltaban algunos detalles para que la locomotora estuviera lista para continuar, así que saldrían a la siguiente mañana, según había informado el maquinista.

****

Carlos miró a Julián era cierto que necesitaba confesar su pecado pero Julián no era un maldito sacerdote ¿por qué tenía que decírselo? ¿Qué le ocurría que no quería decirle...? Vergüenza, no era fácil admitir que había sucumbido a sus deseos, a sus instintos, a sus pasiones.

-No quieres hablar; quiere decir que lo que tienes que decir no es agradable, sobre todo para ti.

Julián conocía perfectamente a Carlos lo que tenía que decir era delicado y en ese contexto pudiera que no dijera nada simple y sencillamente porque así era él. No es que fuera un chismoso pero no tenían tiempo para sus silencios y se sintió molesto por ese carácter que más veces lo sacaba de quicio prefería a Carlos cuando era confiado y libre.

Le dio la espalda no esperaba que dijera nada solo deseaba que siguiera el consejo que él mismo le acababa de dar, que se perdonase. Sintió entonces la mano de Carlos deteniéndolo pues había dado media vuelta para regresar a casa resignado a que no le contara. Escucharon el sonido de algunas aves que cruzaron volando a baja altura, lo cual distrajo un momento a ambos hombres.

- Me he portado mal, algo que no haría nunca, sin embargo lo hice -Carlos tenía toda la atención de Julián pero ninguno se miraba a la cara-, estaba tan celoso de un muchacho; un hombre que ganado el favor de Leonor, está atenta de él; lo mira, lo besa, es obvio que yo no lo he tomado bien porque no quise imaginar que Leonor le daría la oportunidad a nadie como si me estuviera esperando.

En este punto sonrió con aquel sabor que dejan a los desamores. Golpeó una piedrecilla con más empeño de lo que era consiente. Julián metió las manos en sus bolsillos nuevamente, algo le decía que lo que estaba por escuchar no le agradaría tal vez... había herido al joven, ofendido a Leonor, quizás un escándalo. No diría media palabra, esperaría lo que tuviera que decir.

- Han pasado cosas, cosas que... yo... provocaron que perdiera mi buen juicio, qué puedo hacer, no hay nada que me aleje más de Leonor que lo que he hecho. Debí resignarme y conformarme con ser un buen amigo, ya que como un gran imbécil me aleje para merecerla cuando lo único que ocupaba de mi, era estar ahí.

Se giró para mirarlo para que Julián lo viera cargado de ira, de frustración, porque un don nadie ahora era el que había ganado el corazón de Leonor. Julián continuó en silencio y Carlos se dispuso a confesarle su pecado

necesidad de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora