Ese

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El baño no le habría calmado los ardores así que tuvo que darse alivió, llegó tan fuerte que temió que le escucharán gemir. Estaba a solo una puerta de distancia de la habitación de Leonor debido a que la habitación que ocupará en otros tiempos estaba ocupada con diversos materiales de remodelación. Esto lo hizo pensar nuevamente en José, hasta donde compartían cosas, no, Leonor no era de ese tipo pero tal vez José era un joven noble y bondadoso que quería ver a Leonor lo más cómoda posible. No, cómo quiera Leonor no lo hubiera aceptado pues esto la comprometería pero además ese hombre probablemente no tenía los medios. A simple vista lo reconoció como un hombre pulcro, sencillo y amable.

Qué ¿Por qué? Porque no había respondido a la agresión con un golpe, no por falta de valor o fuerza sino por consideración a Leonor; lo advirtió cuando sintió sus brazos tomándole con fuerza para evitar que pudiera golpearle pero sin generar una escena más grotesca. Leonor había solucionado la tensión con solo un toque una mirada y un abrazo, no se le olvidaba que después de que soltará al joven le había recibido pese a su interrupción con un abrazo.

Casi podía decir que se le apreciaba noble puesto que su interés por no causar alguna molestia lo había llevado a retirarse sin cuestionarse quien era él. Tal vez pensaba que tenía algún parentesco con ella, Leonor tenía razón, si ella estaba enamorada del joven su actitud podría perjudicarla; quizás era momento de decirle a Leonor lo que sentía por ella o quizás y aún más doloroso quizás era tiempo de reconocer que ya la había perdido.

****

— ¿Discutían aún? -preguntó Barena.

— Nosotros no discutimos Amalia, nos ponemos al día. -la morena sonrió.

— No, en eso tienes razón -provocó, parecían muy cómodos cuando los encontré.

—Barena, no te permito qué...

— Olvida tus advertencias, mejor dime por qué te cambiaste de ropa.

La joven lo pensó un momento y al fin lo dijo...

— A causa del enojo pensaba romper o tirar algo tome un florero que no sabía que tenía agua y me cayó encima, olía feo por cierto.

Amalia se echó a reír recordaba el bendito florero y la flor marchita que quitó de ahí y que tiro por la ventana pero no el líquido al menos no todo pero lo suficiente para provocar toda una escena que ella no pudo imaginar.

— Pensé que habías tenido ganas de cambiarte para impresionar a Carlos.

— Qué estupideces dices -contestó a la defensiva con mejillas cargadas de color, lo cual solo sirvió para alimentar la curiosidad de Barena.

— No he dicho ningúna estupidez -provocó, si algo sabía Amalia era precisamente eso, provocar y sabía también que llevaba a la joven al extremo fácilmente ya que Leonor era vulnerable.

— Claro que sí -insistió con más efusividad de la necesaria pero sin aclarar el porqué, pero...

— ¿Que dije? -ahí quería llegar Barena ala interpretación de sus palabras y en cuanto supiera que había interpretado Leonor sabría por dónde buscarle y delatarla.

— No soporto cuando tienes el descaro de decir que quiero provocarle como si fuera lo más obvio solo porque Carlos es un hombre atractivo y manifestarlo como si fuera algo bueno.

—Aaah, mmmmju -no recuerdo haber dicho eso Leonor pero dime aparte de que es atractivo lo cual no puedo negar en vista de que tuve debilidad por ese hombre hace unos ayeres pero no quiera Dios que yo llegara a insinuar que está bien provocar aún hombre y menos como él -hizo una pausa después de dejar cantada aquella observación y observar como se le enrojecian aún más las mejillas a la linda muchacha-y que no me atrevería a juzgar claro está -otra pausa- y tampoco por ello me atrevería a sugerirlo o pensar que es lo que podría esperar de ti -una última pausa más para llevarla al extremo y luego suavizar su perorata- además de que solo eres una tonta mojigata.

Leonor se levantó de su lugar y se giró para mirarla con reproche, qué era una mojigata, claro que no. ¿O sí? La estaba insultando o alabado o... qué demonios, porque no entendía nada.

Solo que había tenido amoríos con Carlos porque en efecto él era muy guapo, qué quien en su sano juicio no lo vería y quién podría juzgar a  la mujer que lo hiciera que en este caso no sería ella porque... era solo ella, una pobre muchacha tonta sin nada que ofrecerle a él,  ella que ni siquiera se le ocurriría la idea de que pudiera hacerlo y por ende no se lo sugeriría y por supuesto no creería capaz de hacerlo.

Y boom ahí estaba ella calculado, si en efecto aquel terrible episodio de exhibición había sido más intencionado de lo que había sido ¡oh buen Dios! Que Carlos no creyese que había premeditación porque moriría de vergüenza pero peor aún, que no quisiera ser consiente de que la había ¿Había premeditación?

Mientras ella estaba ahí, moviéndose de un lado a otro, juzgando con rapidez cada uno de los acontecimientos, movimientos y palabras estudiando todo lo que había ocurrido Barena se reía de su lucha interna esperando pacientemente a que dijera algo pero solo era cuestión de decir la palabra; provocar a Carlos para que la mirara con aquella mirada asesina y despotricara creyendo que ella sabía todo de lo que hasta ahora no sabía nada. Se levantó dispuesta a hacerlo pero no lo hizo; notó en la joven un titubeó como quien esconde algo vergonzoso y le dió la impresión de que había pasado algo entre ellos y no sabía el qué, pero debía contener su curiosidad y salir de ahí antes de que Leonor dijera algo y seguirla avergonzandola debido a sus escrúpulos, algo había sucedido y ahora no estaba segura de si lo quería averiguar...

Salió de la habitación y miro hacia la habitación de Carlos estaba a puntos de entrar cuando un silbido la hizo retroceder sus pasos. Era su esposo que la miró con ese semblante recio que lo caracterizaba, esto no se veía bien, el hombre no era un tipo celoso podía pasar por indiferente pero no entendería nada de lo que sucedía simplemente porque lo ignoraba todo.

— Qué me dice Cande que el Carlos anda por acá - aseveró, para decir- que probablemente comerás con ellos a la mesa y que como es costumbre yo comeré con los demás en la cocina.

— No comes con nosotras cuando lo hacemos juntas porque no quieres pero puedes, tal vez ahora que está Carlos lo quieres intentar.

— No mujer, conozco mi lugar y esa jovencita y yo no tenemos amistad, no deberías olvidar el tuyo, respecto a Carlos -sonrió con una de esas sonrisas que dicen no me quita el sueño y tú lo sabes- tendremos tiempo para platicar de temas que nos interesen y esos no se hablan delante de las damas.

Amalia se molestó por la forma en que su marido tomaba las cosas, Barena no había olvidado su lugar, por supuesto le molestaba la actitud airada de su marido y... saber que esa noche no la pasaría bien.

Espero les haya gustado el capítulo, no  olviden dejar su voto y su comentario por favor.

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