Hola, espero que les guste este capítulo y que tengan paciencia espero continuar y terminar esta historia, solo les pido un poco de paciencia ya que estoy escribiendo otras dos al mismo tiempo, según me siento inspirada.
Leonor no le dirigió la palabra a Amalia en días, pero fue cuestión de tiempo, el hombre ya prácticamente acampaba fuera de su casa, se apostaba debajo de un árbol que daba una vista perfecta a su ventana cada mañana y tarde cada tercer día. Amador había salido a entrevistarlo y a decirle que no era bienvenido de visita en aquella casa, pero era cuestión de días para que un nuevo escandalo se diera en esa búsqueda descarada de su conquista, tristemente Leonor sería blanco de habladurías y podría ser vulnerable a un tipo como aquel.
Amalia se disculpó con la joven, era una buena muchacha era digna, pero ella sabía lo que era sentir una atracción tan devastadora como aquella, es como si un demonio lujurioso estuviese aguardándola afuera. Barena lo había vivido en carne propia, no es que hubiera sido de alta o baja sociedad, pero alguna vez había sido una joven virtuosa y recordaba bien como una atracción tan arrolladora la llevo a relajar las piernas y a recibir con gusto al primer hombre de su vida y después relegada con trapo sucio, recordaba como sus ojos llenos de brillo y su todavía su dulce corazón fueron estropeados y no deseaba algo semejante para la muchacha.
Los cuchicheos no se hicieron esperar Tiburcio Rueda estaba encandilado con la examante del teniente Soto. Lo cual era más escandaloso por tratarse de un hombre casado.
— Buenos día Señorita, un gusto saludarla -el hombre sonrió con avasallante y Leonor no pudo disimular su cabreo, las mejillas se le colorearon ipso facto, haciendo al hombre sentirse pagado de sí mismo por aquella reacción.
— Buenos días, con su permiso -la joven hizo todo lo posible por alejarse, pero Tiburcio no la dejaría irse así de fácil.
Leonor durante el tiempo que había transcurrido, había permitido que el joven de la tienda la besara unas cuantas veces pero siendo que su comportamiento era voluble se hubo desilusionado, con este aunque no le gustaba admitirlo las cosas eran diferentes, ella sabía que era casado y sin embargo nomás escuchar su voz sentía un estremecimiento que no podía comprender, quería... aceptó para sí misma la cercanía de aquel hombre, como si de una imán se tratase. La tomo del brazo con cautela para retenerla y decir:
— Puedo acompañarla -a Leonor le parecía que su voz no era nada especial y, sin embargo, la sutil caricia que realizaba en su codo alteraba sus sentidos, no se halló capaz de manifestar indignación ante su desfachatez.
— No es necesario -alcanzó a decir.
— Pero quiero hacerlo, hace tiempo que deseo... compartir unas palabras contigo
— No debería tutearme Sr. Rueda, porque no somos cercanos y porque no se lo permito -apuntó.
— No obstante, a mí me gustaría que lo fuéramos -acotó.
Le tomó la mano y la acomodó bajo su brazo y la invitó a caminar y Leonor no fue capaz de rebatirlo, su tacto se sentía condenadamente bien y a la vez se sentía en alerta, debía mantener alejado aquel hombre de ella, simulaba ser correcto en sus formas, pero bien adivinó que sus intenciones no eran precisamente decentes, aunque su actitud no fuera violenta. Entendía bien a que se refería Barena.
— No ha sido desagradable caminar conmigo, ni tampoco peligroso ¿verdad?
— No quiero estar en boca de la gente- fue su respuesta-, otra vez -agregó, dando a entender que sabía muy bien lo que se rumoreaba acerca de ella.
— Pero si tú lo quieres, que más da lo que la gente pueda decir, si a cambio te quedarás con el premio -mencionó sonsacador.
Acto seguido la besó aprovechando el lugar y la falta de espectadores. Leonor pese a sus actitudes retraídas quizá por aquella fuerte atracción que no sabía explicar como es que había surgido se dejó hacer, era la primera vez que una lengua experta guiaba sus besos y se escuchó gemir ante lo que aquel hombre provocaba, la atrajo hacía el con la experiencia y habilidad de un lobo a tal grado que se atrevió a dejarle sentir toda su emoción y aunque momentáneamente Leonor se sobresaltó, se quedó ahí, curiosa tratando de entender el proceder de aquel hombre y lo que hacía, los rubores aumentaron recordando a Carlos Soto y lo que había ocurrido hacía casi dos años en la habitación del hotel.
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necesidad de ti
Ficción históricaLeonor es una chica con un gran reto, sacar adelante su hacienda para no depender de nadie, después de la muerte de su padre, el decomiso implacable del ejército a su propiedad por las deudas de su padre y la mala fortuna de haber pasado por la verg...