solos

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Hola, hoy me siento entusiasmada mi hermano salió del hospital aún está algo delicado pero creo que pueden imaginar la  felicidad siento de que ya ha superado el covid. Les dejo este capítulo con todo mi cariño espero que lo disfruten.

Hola por segunda vez en este mismo capítulo por alguna razón cuando le publicar a este capitulo otra vez no se publicó estaré al pendiente xq estan esperando y yo confiada en que ya publiqué. Otro detalle es que seguí escribiendo en computadora como empece a hacer con mis demás historias porque precisamente hay muchas fallas en esta plataforma y luego perdía parte de las historia que no lograba recuperar. Espero que disfruten esta capitulo, entre otras cosas, cuando los capítulos que escribí se acaben será más complicado publicar pero por lo mientras por aqui estaré tratando de publicar con más regularidad. Mi hermano sigue recuperándose y yo me siento feliz y bendecida por ello.

Carlos no era nadie que tuviera sobre Leonor autoridad alguna pero solía tomarse dichas atribuciones.

Leonor no le respondió ante su comentario más deseo decirle "no te acerques", sin embargo dijo:

— No se qué demonios pretendes Carlos pero no te acerques más.

Estaba muy asustada y pese a que sus nervios hacía mucho que estaban bien esto se los estaba crispando. El era un hombre, "en su habitación" qué estaba cerrada y... Ella, una mujer desnuda dentro de la misma; si ella hubiera tenido una reputación que cuidar, en ese instante hubiera estado arruinada pero a ella no le quedaba nada que no fuera solo su pobre dignidad bastante lastimada.

— Creo que te he escuchado decir una maldición Leonor -le advirtió.

— ¡Y como demonios no Carlos si te sigues acercando -ahogó un reclamo que estaba por escapar cuando le vio dar otro paso- no sigas adelante Carlos, no sigas avanzando! ¿Acaso quieres hacerme un mal? No he querido que me encontrarás desnuda, tú debiste tocar.

Otra vez los ojos se le humedecían, consideraba que Carlos era un hombre bueno pero como cualquier otro  hombre comprendía que podía ser elemental.

— Tu debiste cerrar el pestillo -dijo con una voz afilada.

— ¡Carlos! Si me quieres asustar ya lo has conseguido y si me quieres castigar por mi vocabulario no es éste un buen momento, puesto que estoy desnuda y no te puedes acercar.

— Leonor, claro que me puedo acercar la pregunta correcta que surge es... si quiero hacerlo, el momento puede ser bueno según de quién sea la perspectiva. No te quiero asustar,  quiero...

— Ya no te acerques más Carlos, por favor -algo no propio de Leonor pero como último recurso y como prueba da su genuino temor la joven le rogó.

Sin embargo Carlos alcanzó a dar un paso más y colocó una ropas sobre el biombo mientras que Leonor perdió el habla a causa del miedo pensando en que ni siquiera se atrevía a gritar pues sería sumamente vergonzoso que la encontrarán en ese condiciones aunque lo deseaba y sentir que era Carlos le impactada muchísimo más pero... ella volvió a mirar hacia abajo y vio girar lo pies pero no avanzar, es como si de alguna manera si él estuviera de frente pudiera mirar a través de este pero aún dudaba si alejarse a regresar, Leonor se sintió en medio de una trampa, pero debía confiar porque estaba con Carlos.
Trato de alcanzar la ropa, tomó una punta y está al jalarla cayó en sus brazos.

Carlos aunque estuvo de espaldas pudo percibirlo y fue entonces que dió unos pasos más para alejarse de sentó en una butaca aún de espaldas, casi podía adivinar que Leonor se vestida a gran velocidad pero también con mucha torpeza. Había pasado momentos terribles hacia solo unos instantes después de ver su blanca carne. Casi podía jurar que los pantalones le iban a reventar y le pesaba sentirse así a causa de la joven que le insparaba todo pero no le gustaba sentirse como un animal impulsivo. Podía entender todas las dudas de Leonor y no por ello se sintió menos triste quería que confiara en él ciegamente pero no lo hacía, no la podía culpar pero sé pregunto si confiaba más en el módulo aquel que la besaba sin empacho dentro de aquel desgraciado despacho que casi quería demoler pedazo a pedazo.

No sabía cuánto tiempo exactamente había pasado en lo que había encontrado la templanza, levantadose del piso y recuperado la confianza de que la leve emorragia que había asustado a Leonor se había detenido y medio limpiado su aspecto con el pañuelo de él y otro más de Leonor que había visto y lo utilizó. Mientras esperaba en la butaca encontró un espejo frente a la mesilla y lo tomó con la intención de mirar su aspecto pero no solo vio sino que algo más... Leonor elevada a su estatura con los brazos extendidos mientras se colocaba una prenda debido a la luz entrante de la ventana hacia ese punto haciendo más clara la preciosa silueta y quedó anonadado, fue un instante en que no pudo hacer nada más que observar pero tal vez con aquella intensidad con que la miraba le veía algo le transmitió ala chica que se cubrió un instante y luego se giró, esto le hizo sentir vergüenza de si mismo, hacia varios minutos debió salir de ahí pero era lo más cerca que podría jamás estar de Leonor en cualquier otra circunstancia.

Estaba mal que decidiera continuar ahí. Estaba mal pero lo hacía no es que quisiera faltarle a Leonor pero aún continuaba celoso y quizás aunque no le gustará reconocerlo deseaba que lo encontraran ahí que se corrieran rumores y que el estúpido ese renunciara a sus pretensiones. Sí, eso deseaba pese a que aquel estúpido plan pudiera afectar la sensibilidad de Leonor, sí, estaba demasiado celoso como para que le hubiera importado.

Leonor le habría preguntado por qué aún estaba ahí, por qué no se había marchado pero no había dicho nada mucho menos se sorprendió de encontrarlo sentado en la butaca de espaldas. Carlos había pasado por muchas cosas ya con ella y Leonor comenzaba pensar que pensaba como torturarla.

— N-no, no deberías de seguir aquí -la joven que se mostraba excesivamente pudorosa aún con todas sus ropas ya encima se sentía desnuda, era una extraña y desagradable sensación de vergüenza e incomodidad así como temor de mirarse en los ojos de Carlos y ver ellos la codicia y el deseo en sus ojos como hubiera ocurrido con el hombre con el que su padre la había comprometido.

Estaba de pie a sus espaldas y no sé atrevía a mirarlo, momentos antes cuando se estaba vistiendo había sentido como si él o alguien la mirara y esa mirada la quemara, que trasladaba la protección del biombo y en efecto la miraba tan desnuda como estaba.

Una sensación extraña la embargó era vergüenza sí, mezclada con desconfianza hacía un hombre al que ella le había dado su confianza la hizo sentir vulnerable, el día le pareció largo y cansado mientras que observaba al hombre sentado aún de espaldas, trato de reunir valor para enfrentarse a él y sus miradas. Carlos no había podido contestar puesto que al escuchar su voz se sintió nervioso incluso sudoroso, respiró profundamente tratando de calmarse.

— a caso horas de cuenta como si no me hubieras escuchado, es poco caballero esto que estás haciendo Carlos, sé que lo sabes, sabes también que el que lo hagas me pone en un aprieto.

Entonces llamo su atención.
— ¿Por qué? -preguntó sin detenerse a pensar en que tal vez interrumpía un discurso y se adelantó para molestarla o solo por un impulso- por él, sino soy bienvenido en esta casa me iré, si crees que no soy capaz de respetarte me iré, si crees que después de esto nuestra amistad no puede continuar me iré.

— Basta Carlos, basta, me lastimas, siempre terminas lastimándome.

Ninguno de los dos se habían mirado a los ojos pero Leonor paso de largo incapaz de seguir en pie debido a que del agolpaban lágrimas en los ojos y perdía  las fuerzas para seguir peleando.

Así que solo pudo atravesar la habitación y tumbarse en su cama a llorar no sin dejar decir lo que creí que debía a Carlos. Y este la escuchó sollozar al pasar por su lado.

Como siempre les pido que dejen sus votos y comentarios que son los que me motivan a continuar y mejorar como escritora.

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