Capítulo 1: Lauren

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No debe haber coincidencia más excitante y buena que tener un familiar con mucho talento, tanto que al ser una celebridad puede ayudar a uno mismo a ingresar al mundo de la fama. Es increíble cómo un apellido logra empujarte al estrellato.

¿Pensaron que hablaba de mí?

No.

Texas, con mis padres Michelle y George Walsh. Sus trabajos eran normales, pasábamos desapercibidos. Vivíamos en un sector de casas privadas en montañas lo suficientemente altas para obtener vértigo con tan sólo mirar a tu alrededor y donde tus vecinos más cercanos se encontraban a tres kilómetros.
A su vez, apenas había Wi-Fi o con suerte, personas con quienes pudieras entablar una conversación que no sea sobre el clima o si harías las compras.

¿Por qué no lo hacían ellos por su cuenta? Además, el vecindario era enorme.

Probablemente haya venido eso a sus mentes, pero los supermercados estaban tan lejos como puedan imaginarse y para ello nos turnábamos con quien sea que cruzáramos de vez en cuando cerca de casa.

Hace un año precisamente, el día de mi cumpleaños número 17, decidí marcharme de allí. No por un "cambio de aires" ni porque "quería empezar de cero", mucho menos para "ser libre". Era demasiado dependiente gracias a la estricta de mi madre y al sobreprotector de mi padre, pocas cosas sabía hacer yo misma sin necesitar ayuda de alguien más.
Lo hice porque todos peleaban con constancia, acostumbraron traer malas vibras al ambiente y quejarse de cualquier cosa que se topara en nuestro camino, no recuerdo la ultima vez que fui feliz allí.

Si, como podrán ver, mi historia automáticamente inicia con el pie izquierdo.

Luego de tomar ese gran paso para ser una adolescente consentida y bastante inútil inclusive para las tareas básicas del hogar, ahora tengo mi propio departamento en Nueva York, son todos muy amables y no necesito que alguien haga las compras para llenar mi heladera, podía elegir lo que quería a gusto.
Todo aquí es perfecto, un día común y corriente podrías encontrarte desde Ryan Reynolds a Mila Kunis desayunando en la esquina de tu edificio, es la ciudad más acogedora para las celebridades al parecer, y es que hay de todo.

Enfoncándome nuevamente en mí, esa falta de emociones positivas que tenía con mi familia poco a poco va desapareciendo, no digo ser más que feliz o entusiasta, pero si me siento más cómoda con mi entorno, poco a poco también pude acostumbrarme a hacer todo sola, aunque a veces cueste.

Creo que ese es el resumen de, cómo podrán ver, mi INTERESANTE vida, y nótese el sarcasmo, por favor.

Ahora mismo estoy dentro de un salón pequeño, rodeada por cuatro paredes que contienen pinturas artísticas sobre las celebridades más iconicas de la historia cinematográfica. Mientras me hago un abanico con mi propia mano dado al calor que hace y escribo esto con la otra, tengo enfrente mío a una  Marilyn Monroe hecha con la técnica del puntillismo en blanco y negro, mirando fijamente mis pies.

Lo entendí Marilyn, no volveré a venir a una audición con zapatillas, la próxima juro que seré más presentable que cualquier otra persona que trate de probar suerte con la actuación.

No es algo que me costara, para nada, encontré mi pasión y talento para actuar alrededor de los cinco años, para una obra mediocre del colegio. Sé meterme muy bien en el papel y de ser un personaje con el que me identifique mucho, más sencillo aún.

Pero como les dije, mi historia se basa en iniciar con el pie izquierdo.

Mientras soy una chica de 1,70 con pelo corto por los hombros, oscuro, sin cumplir los estereotipos corporales y con vello púbico, debo meterme en el papel de una rubia de altura extraordinaria, con extensiones que terminan en sus caderas, un cuerpo de la forma de una pera y depilada hasta el último rincón de sus fosas nasales.

A Metros de Millas - T.CDonde viven las historias. Descúbrelo ahora