Capítulo 16: Flashbacks

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La cena transcurrió de la mejor manera posible. Timothée sopló las velas con nosotros y más tarde llamaron a su hermana, no quise meterme porque me sentía entrometida pero me incluyeron en ella sin más vueltas, resultó ser tan agradable como el resto de la familia.

Bueno hay una excepción, ya me entienden.

-Lauren no tengo palabras para describir lo mucho que extrañé tu compañía, me alegra saber que mi niño está rodeado de personas tan buenas como tú, a lo mejor lo sacan de los malos vicios que tiene.- Exclamó Nicole un tanto decepcionada, y logré entender.

Estaban peleando por las drogas, nuevamente.

-No hay de qué Nicole, el placer es el mío porque son mis padres aquí no tengo un sostén adulto, sin embargo ambos de ustedes me acompañaron muchísimo. Respecto a este señor,- dije mirando sin rodeos a Timothée- sé de lo que hablan, como ustedes sabrán que es un proceso complicado y que puede llevar mucho tiempo. El amor y perseverancia es lo mejor que se puede tener en un momento así. Me preocupé muchísimo yo también y el tiempo que no se encuentren por aquí yo estaré a su lado y los mantendré al tanto de todo.

Este cabrón me debe la vida y más.

Obtuve un abrazo por parte de ambos y su hijo los acompañó hacia la salida. Mientras tanto, luego del último sorbo de mi copa de whisky, fui hacia la barra de la cocina, donde había dejado el abrigo que me prestó el rizado, para dirigirme hacia donde estaba y devolvérselo.

-Ya me voy, pero antes quería agradecerte por la cena, fue muy imprevisto el que viniera a visitarlos. Perdón por necesitar de tu abrigo, no pensé que iba a refrescar tanto pero aquí está.- Extendí la curvatura de mi labio hacia la derecha a modo de sonrisa, la más falsa de todas por cierto, y se lo extendí.

Lo tiró hacia un sofá y se acercó a mí, sujetándome con su mano izquierda una de mis mejillas y con la otra la cintura.

-Tenemos que hablar.- Dijo serio.

Asentí y me senté al lado de su sweater. Negó con la cabeza y me extendió la mano.

-No haré nada que no quieras pero por favor, vamos a mi habitación.

Es que con esa cara ninguno de ustedes diría que no.

Fuimos allí y nos acostamos en su cama.

No pasó absolutamente nada fuera de lo común, más que discutir sobre su excesivo uso de drogas o que yo haya empezado a fumar desenfrenadamente. Respecto a lo nuestro se lamentó una y otra vez, da igual, lo hecho hecho estaba.
No soy una persona rencorosa, no iba a llevar toda mi vida odiándolo por tal problema, es lo que decide hacer él para cambiar a partir de ahora lo que va a demostrarme si realmente le importo o no.
Es que no quiero tener expectativas de que saldría todo bien, pero su sonrisa es tan contagiosa, su forma de ser nerviosa e infantil, todo de él.

Cuando era amable, todo en él se convertía tan hermoso como lo es por fuera.

-Lily me visitó hoy. No importa el por qué, pero me enseñó una foto que me habías tomado, y sabía dónde estaba, ¿cuándo la llevaste?

-El día que quise buscar mi libreto de Mujercitas, me había dirigido solo a la entrada por lo que lo vi como una oportunidad. La guardé allí para que la tuvieras contigo sin la necesidad de contarte que la tenías contigo, habíamos discutido bastante.

Mierda y qué cierto, fue de las peores peleas que pudimos haber tenido, o al menos una de las miles.

Me tomó del rostro y me acercó aún más a él. Estábamos cubiertos por una sábana y con ropa, por lo que el desliz hasta pegar su cuerpo con el mío pareció eterno.
Se recostó en mi pecho para luego jugar con mi cabello sin parar.

A Metros de Millas - T.CDonde viven las historias. Descúbrelo ahora