Capítulo 38: Paz Interior

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No me alcanzaba un par de brazos para agradecer a Pauline por haberme ayudado aquella vez.

Al cabo de unas tres horas mi mente se había re acomodado, tal como mis pensamientos e ideas. Todo lo colorido y con personajes ficticios se tornó de las tonalidades oscuras que me acorralaban en las paredes de su casa. El frío y temblor de mi cuerpo se volvió cálido una vez que ella me alzó hasta la cama de huéspedes, reposando allí mi cuerpo hasta ordenarlo a la par de mi alborotado subconsciente.

Sin embargo, pasó tan sólo un día luego del incidente, y las visiones siguen siendo un tanto extrañas. Para mi suerte la fiesta por la película era mañana, tenía otras treinta y tantas horas para recuperar la cordura.

Una carta deslizándose bajo la puerta principal me desconcentró de mis ideas, agachándome a tomarla. Ya entre mis dos manos, la abrí tranquilamente al ver de quién era.

"Procura tomar distancia de las cosas ajenas y peligrosas, evidentemente lo consumiste estando al tanto de las consecuencias. Me alegra y tranquiliza saber que mi hermana estuvo a tiempo para ayudarte, también que ya supiera qué hacer en situaciones así culpa mía. Espero tomes las precauciones correctas para evadir momentos tan graves como los que involucran drogas. No quería hablarte por el celular ya que estarás muchas horas con la vista distorsionada, pero cuando esta carta te llegue ya estarías apta para conversar por allí. Cuídate, tu casa está en perfecto orden.
Timothée C."

Tantas palabras que por alguna razón no pudieron siquiera rozarme el alma, o conmoverme por dentro.

Sentía que todo mi amor por él era tan irreversible como insuficiente, su preocupación es poca y nula cuando se trata de mí, pero viceversa...

Decidí juntar coraje y dejar de dar vueltas. Le envié un mensaje agradeciendo por "preocuparse" y esperé hasta una respuesta. Al cabo de media hora, allí se encontraba la notificación, que inmediatamente abrí.

¿Por qué mierda no esperé?

T: No hay de qué.

L: Siguen habiendo muchas drogas en tu casa para ser el lugar de una persona rehabilitada.

T: De vez en cuando, uno necesita.

Joder.

Maldigo con cada átomo del cuerpo el momento en el que decidió meterse porquerías como si se tratase de una buena idea.

L: Te sigues uniendo a lo que alguna vez te rompió, vaya estilo de vida.

T: La diferencia se encuentra en que ya estoy roto, el dejarla o continuar no cambia mucho.

L: Lo hace para mí.

T: Pues es una pena que estemos en desacuerdo.

T: Later.

L: Later.

La gravedad detrás de cada pitada, inhalada, cortada, o cualquier otra forma en la que se consumieran drogas, era invisible desde su punto de vista, y las consecuencias no le movían un pelo.

Se auto consideraba una persona vacía, solitaria, incapaz. Su herramienta y solución era algo capaz de abolir a trizas cada extremo de sus neuronas. Si no pensaba por él, ¿de qué serviría que alguien más lo haga?

El dolor ajeno siempre se sentirá distinto al de uno mismo.

Reflexionar por minutos parecidos a siglos me consumía indebidamente, en un momento ya tenía la cena con su familia, me invitaron aprovechando mi llegada y como muestra de agradecimiento por darle estadía a Timothée en Crema.

A Metros de Millas - T.CDonde viven las historias. Descúbrelo ahora