El oscuro cabello de Carlo impedía que mi vista reposara en el sol que la ventana de mi habitación hacía entrar. Me encontraba debajo suyo, entre sus brazos mientras la fina tela de nuestra ropa interior nos prohibía el tacto completo de cuerpo a cuerpo. Al notar mis movimientos, se despertó, reconfortándose de forma lenta al extremo derecho de mi cama.
-Buona giornata.
-Buen día amor.
Acto seguido me abrazó unos minutos más, acariciando mi cabello, y luego decidió bajar a preparar nuestro desayuno, dejándome en la eterna soledad, asomándome a ver el patio desde aquella ventana.
Me resultaba imposible acercarme allí sin pensar en la mesa que se encontraba detrás, donde Elio escribía cartas para Oliver, donde practicaba sus escrituras para el piano y mejor aún, cuando estaba de la misma manera que yo.
Mirando a las afueras con una tormenta de pensamientos dentro de su consciencia.
Al llegar a casa, Carlo y los demás se encontraban en la esquina de la calle, saltando a modo de sorpresa, y cenamos todos juntos. Una vez finalizada la cena, claro estaba que tenía una charla pendiente con él.
-¿Entramos?
Lo negué, no me apetecía. De su mano me sostuve para llevarlo hasta la pequeña pileta, sentándonos en uno de sus extremos.
-Ahora sí, ¿me lo cuentas?
Las mariposas recorrían mi barriga, y no por felicidad ni amor, los nervios y el des balance sobre ser sincera o mentir me estaban carcomiendo.
-De sobra está decir que despertó.
Miró en señal de "no jodas, ¿en serio? por poco pensé que era un fantasma".
-Somos amigos, cariño. No recuerda nada de nosotros aparte de los momentos que tuvimos como compañeros de set para nuestra película, y ni siquiera lo íntimo, sólo lo que le contaron. No sabe nada más allá de ello, ni siquiera la vio, es cierto.
-¿Está aquí?
Sí.
-No.
-Confío en tí, ¿sabes?. La inseguridad proviene de otras relaciones, no quiero no ser suficiente para tí Lauren, quizá me excedo.
¿Quizá?
-Tus miedos de otra relación déjalos allí. No sé quiénes ni cuánto te lastimaron, pero eran unas personas y yo soy otra. Cada quién con lo suyo, ¿si?
No había nada más para destacar, llegamos a una conclusión un tanto abierta, pero calma y pacífica, ya alcanzaba para reconocer que estábamos reconciliados.
Volviendo a la realidad momentánea, bajé a la vieja sala de estar, donde los padres de Elio leían junto a él y, de vez en cuando, lo oían tocar el piano.
Abrí todas las cortinas, quería sentir el aire correr, la luz natural invadir cada rincón de la habitación al ritmo del vinilo que sonaba en el momento.
-Aquí está.
Al tomar y comer todo, se retiró dejándome nuevamente a solas. Subí por las escaleras ansiando una apresurada ducha. Tenía puesto un corto y suelto vestido blanco, con zapatillas color crema. Mientras ataba mi ahora largo cabello en un desprolijo rodete, mi teléfono no paraba de resonar. Una vez lista, lo leí todo.
T: Realmente quiero pasear contigo pero no sé dónde te encuentras.
T: ¿No puedo saber dónde estás?
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A Metros de Millas - T.C
Fiksi PenggemarNueva York sin dudas es la ciudad que no duerme, y sus ciudadanos no se alejan de tal teoría. Esta historia se comprueba gracias a la joven Lauren y el rotundo vuelco que su vida consigue, al conocer al prestigioso Timothée Chalamet. Todo inicia en...