[ESM] Capítulo 14: Chernabog

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Chernabog.

Introdujé la contraparte de mi cepillo de dientes en mi boca intentando librarme un poco más de los residuos en mi estómago. El líquido seguia saliendo esquerosamente espeso, los ojos me ardían, mi garganta se encontraba irritada y mi figura se estremecía con cada arcada. Escupí todo lo que quedaba, el amargo sabor invadiendo mi paladar. Me aferré a la taza del baño y me impulsé para levantarme. Me veía enferma y muerta.

—Asco.

Enjuagué mi boca cuantas veces fueran necesario y limpié todo. Viendome de cerca en el espejo era algo impactante. El cabello rojizo tenia partes oscuras pegajosas por la sangre, mi piel era tan blanca como las paredes del baño, mis labios estaban resecos, mis ojos azul eléctrico se hundían en mis cuencas dandole un aire mas aterrador. Me veía desastrosa. Estuvé a punto de caer cuándo intenté rozar con las yemas de mis dedos la marca negra en mi cuello, el Dios negro me habia dejado esto como si fuera ganado. Estaba sensible.

—VI.

Una V y un 1 en romano, ni siquiera podía decir que se parecía un tatuaje porqué era tan pero tan oscuro que absorbía toda luz volviéndolo extraño, era evidente que no se veía piel en esa marca. Al apoyarme en el frío mármol del lavamanos pudé reconocer con mayor fuerza mi propia debilidad, mis huesos parecían querer doblarse. Nuevamente levanté el rostro y no me ví a mi misma reflejada en ese espejo, si no a Mishal. Lágrimas se deslizaron por mis mejillas.

—¿Por qué lloras?

Me preguntó descaradamenre desde el umbral. Mis emociones se filtraron por las grietas de mi corazón, por las heridas que seguían sangrando y las que no se podían ver. Eran remolinos arransando con mi cordura.

—Vete, por favor, me haces daño.

La presión en mi pecho me asfixiaba. Empecé a caer lentamente hasta el suelo. Inshalar y exhalar... inhalar y exhalar.

—Ya no tengo más, te lo has llevado todo. No puedo más, me haces mal.

Inclusive lo que no tenia él lo podia poseer entre sus manos, le di la llave y el candado, le di el extremo de la correa desde el principio.

—Todavia tienes más que ofrecer.

Su sonrisa ladina me hizó estremecer en pánico. Era del tipo de depredador que comía hasta el hueso.

—No soy una puta presa, fingiste tener en claro eso y ahora te alzas altivo como un halcón, pero yo te di las alas, fui la única que te las dió.

Cría cuervos y te comerán los ojos. Dale a un niño avaricioso algo de ti y él querrá más y más hasta dejarte seca. El espejismo se fue desvaneciendo después de unos segundos.  Si mi motivación se desvaneció, lo único que me quedaba era el instinto básico de supervivencia, eso me bastaba.

Conocía mis limites, quizás era lo suficientemente estúpida para sobrepasarlos y explotarlos al máximo, pero quería ser cuidadosa esta vez. No podía hablar con Mishal nuevamente, las cosas que me diría ya no quería intentar entenderlas. Mentirme, manipularme y golpearme, las dos primeras se las hubiera perdonado porqué de alguna manera encontraría una justificación estúpida que atribuirle. ¿Pero abusar de mí de esa forma? Ya sea física o psicológica, pasó una raya que ni siquiera creí que debía de marcar.

—Señorita Becka, la segunda sesión esta preparada.

Y aquí estaba yo reparando las deficiencias de Mishal, las mismas que destrozaron mi cuerpo. Me levante al tercer intentó y tambaleante me dirigí a la cama. Las suturas en mis piernas y brazos necesitaban ser revisadas y de paso agregar más en su extensión. Recosté mi espalda contra la cama dejando que esas muñecas hicieran el trabajo.

El secreto de Mishal. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora