[ESM] Capítulo 31: Comienzo.

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Comienzo.

El mareo era algo normal cuando aun no habia comido y para colmo perdia sangre, pero lo realmente raro fue encontrarme rodeada de hombres, que por aparte me agobiaron con su presencia. El olor a esos medicamentos y pócimas raras era asfixiante pero lo aguante. Miré mí brazo que ardía con locura solo para fijarme en esa maldita marca que había visto tantas veces en los libros que estudiaba sobre la información de la sociedad rígida por la cultura a Chernabog.

—¿Qué mierda hizo Abel Becka?

Le pregunte a Killian apenas dirigí mís ojos a él. El chico se acercó a mí para ayudarme a sentar y ser mí apoya espalda.

—Esa marca requiere una energía bastante fuerte, se condensa en el cuerpo por semanas para hacerla, y te la hizo para probar que no habías sido profanada por Alleniam.

La explicación fue bastante contundente si era por Jing-soo. Miré la marca sin emoción.

—Wow, así que utilizo esa carta.

La charla estaba dispersa en mí cabeza por el mareo pero no titubee al intentar pararme. Tengo varias cosas que verificar antes que nada.

—¿Cuándo empieza la contienda?

Mañana debería de estar a primera hora provocando mí unión a la batalla sin duda alguna.

—En una hora.

Gire mí cabeza totalmente hacía Sirus.

—¿¡Por qué no me dijeron que dormí un día!?

Grité. El solo hecho de alterarme me mareaba como si tuviera algo en el cuerpo. Sentí a Killian sostener mis hombros.

—No es de importancia, tan solo nosotros podemos participar de forma segura, a menos que quieras que te manden sola sin un batallón y como carne de cañón.

Jing-soo parecía convencido de tal cosa. Poco sabía de mi plan y estrategia suicida.

—No, no sabes nada.

Ni siquiera dejé que Killian o Sirus me ayudaran a levantarme cuando me abalance hacia adelante intentando sujetarme de las paredes para continuar. Debía de encontrarme con el jefe Strazza, él debía mandarme al campo de batalla. Sentí las manos de Killian sostener mí cuerpo.

—Tienes que calmarte y volver a la cama.

Parecía preocupado pero solo me concentré en girar a todos lados buscando esas cabelleras pelinegras. Fue ahí cuando lo vi, su rostro ya algo mayor me veía con unos irís profundos. Parecía detallarme de pies a cabeza intentando buscar algo en mí que valiese su atención. Giovanni me miró al mismo tiempo como preguntando si debía de seguir el plan. Solo asentí ante ello, parecía dudar pero confiaba en que no me decepcionaria.

—Mishail Becka.

Jing-soo me hizo volver a la realidad con su dura voz y sus manos en mí rostro que me obligaron a verlo. Observe sus ojos rasgados que le agregaban dureza a su mirada.

—¿Qué diablos planeas hacer en esta condición?

No sé si fue la adrenalina y el saber que los minutos corrían sin miramientos pero sonreí.

—Lo que ninguna puta mujer ha tenido ovarios de hacer en décadas, Lehan.

Sostuve su rostro mirando su expresión asombrada y lo solté de golpe caminando pese a los quejidos de Killian.

—Hoy será el día en que el verdadero pandemonium emerja.

No me molestó salir a la contienda. Todos estaban demasiado estresados con los preparativos que la escena quedó en el pasado. Nadie sabía el premio del ganador. Tan solo ellos tres que me cuidaban no se encontraban liderando sus peones, los hombres que morirían en sus manos si fallaban en la estrategia.

El secreto de Mishal. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora