[ESM] Capítulo 32: Tigre.

175 22 0
                                    

Tigre.

Él se fue sin decirme nada, dejándome con ellos en esa habitación. Parpadee fijándome en Killian y Sirus que parecían rígidos como una piedra.

—¿Su-

Iba a preguntar qué sucedía.

—¡No digas nada!

La voz de Killian tembló al gritar. De pronto sus piernas habían fallado sentándose de pronto en el extremo de la cama. Con sus manos tapó su rostro.

—¿Tú-tú cómo?... Dios....

Palabras sin forma salían de sus labios mientras no dejaba que lo viese. Observé a Sirus de espaldas a mí, no podía imaginar que tipo de rostro estaría haciendo de no ser por el reflejo de la lámpara en la mesa de luz. Un rostro serio y frío.

—Relájate...

Extendí mí mano para tocar su hombro.

—¡Ibas a cortar tu cuello!

Su mano golpeó la mía tan fuerte que un sonido en seco se produjo. Pude ver a Sirus voltear al instante en que todo en Killian se congelaba. Abrió sus ojos marrones como si no pudiera creerlo.

—Yo... yo, perdóname, por favor, perdóname.

El tono acuoso de su voz me dejó impactada. Al instante Sirus lo apartó tomando entre sus manos las mías.

—No la toques, simplemente... no la toques ahora.

Sentándose a mí lado y protegiéndolas con las suyas... fue muy amable y cálido.

—Estas loca.

Fue la primera vez que escuchaba la voz de Jing-soo tan fría y gruesa. Sus ojos se contrajeron en una expresión de desagrado profundo, la oscuridad de sus pupilas parecían arder.

—No puedes simplemente arriesgar tu vida de una manera tan estúpida para ascender.

Su voz era autoritaria aunque no estuviera gritando. Lo miré.

—Lo hice por mí.

Reconocí por primera vez. Una vez que sentimientos mundanos te abandonaban, una mente podía pensar con más racionalidad y escupir toda la mierda verbal sin vergüenza ni restricciones.

—Porque entregué mí vida al tipo equivocado y quería sentir que está me pertenecía y podía hacer con ella lo que quisiese. Cada día me recordaban una vez más que no valgo nada, entonces decidí venderme como si fuese lo más preciado.

Diciendo cosas tan abiertamente a estas personas, podía saber que no lo hubiese hecho de ser otros. Jing-soo pareció titubear.

—¿Ibas a estar contenta si morías? ¿Alguna vez consideraste la opción?

Sonreí ante él.

—Prefiero la muerte a vivir del mismo modo que las demás mujeres en mí posición. Lo has visto en carne propia... si no ¿Por qué estarías tan desesperado por sacarla?

Tan solo mencionarla hizo que sus puños se cerrarán y mirara al suelo.

—Asi como quieres su seguridad... yo anhelo mí libertad.

Parece que todos se habían olvidado de mí condición, que mientras ellos buscaban la seguridad de otros y poder, yo anhelaba vivir un día más. No era Mishal, pero actuaba como si fuese su igual, y eso les permitía pensar así tranquilamente, calmando su ansiedad. Pero la verdad era una y mí vida podía acabarse con tan solo una palabra de Jeremiah.

—Tu libertad... también es mí fin, Mishail.

Mí cuerpo se puso rígido por instinto cuando observé aquellas orbes oscuras. Era indescifrable.

El secreto de Mishal. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora