No fuimos.
Siempre he sido cauteloso probando el terreno antes de pisar, alterandome inclusive cuando sabía que de hecho no sucedía aun mi tormento. Supongo, fue mi método de defensa, una característica adquirida de mi ambiente de crianza competitivo y hostil que me ponía los nervios de punta. Sé las reglas, mi posición, donde y cuando debo de mantenerme en mi lugar. Pero sospechosamente no me importó demasiado eso contra Mishal Becka.
Él, que era todo lo contrario a mi si hablábamos de lugares. Hace poco lo consideré bendecido en ser hijo único, y al ver su debilidad personificada me sentí atraído contra esa humanidad. ¿Quién pensaría que el bastardo maltrataba tanto a su indefensa hermana menor? Aquél que considere un defecto en su postura imponente, fue de hecho algo mas interesante de lo que pensé, tanto como para hacerme olvidar de todo lo que aprendí de mi vida, y sólo teniendo en mente el suceso que me hizo ver una vez más la diferencias entre gemelos.
Estoy siendo estúpido, parece que los años de supervivencia no me volvían mas astuto. ¿Por qué arriesgaría algo por una mujer? Tan débiles como desechables, se supone que se asemejaban más a un objeto que al hombre. Mishail se mostró distinta.
Quizás a esto le tiene miedo Mishal.
—Aléjate de mi hermana.
Marcando territorio sólo pude verlo con la frialdad que él mismo impuso ante todos. No dejé ni siquiera que Mishail hablara o se defendiera.
—Mishail no está en condiciones.
Interpuse mi brazo. No sé porque le contesté, él que no estaba en condiciones era yo mismo. Observé a Lenay interumpiendonos. Fue fiel hasta el final, y teníamos entre ambos también cierta complicidad. Pero no era tan fuerte como para detenerme.
—C-creo que es momento de parar.
Sonrió nerviosamente. Lenay tendría respeto hacia Mishal, pero al revés no era de la misma forma.
—Quítate.
Ordeno como si fuese nuestro señor. Tensé mi mandíbula.
—¿Vas a arrojarle sal de Iskal esta vez?
Fui duro. Las venas se marcaban en sus puños. Jaidev fue de hecho el que se atrevió a apoyar a Lenay.
—No es prudente.
Murmuró. Observé a la Becka mirando todo como expectante. No se que pensó, sólo que, ni siquiera hubo un poco de resentimiento en esos ojos vacíos.
—Ven.
Me causó escalofríos la voz de Mishal llamarla. Ella lo observó. Fue un silencio pasivo y tranquilo. Me vi en la necesidad de sostener su muñeca.
—No, ven conmigo.
Esta vez, no lograría nada de ella. Mishail suspiró sin emociones.
—¿No pensaste qué... tal vez no estoy entrenada?
Sonrió radiante, tanto que me hizo dudar de que era la misma persona. Apreté su muñeca notando que de hecho era de piel y huesos.
—¿Seguirte? —rió suavemente—. ¿Qué tan estúpida y sumisa crees que soy?
La suave risa alegre en sus palabras se apagó en un segundo. Se dirigió a mí de pronto.
—¿Vamos?
Asentí tardíamente dejandome llevar. Fue muy tarde para darme cuenta que de hecho Mishal ya había perdido el control de si mismo.
—¿Qué diablos? Te dejo sola un segundo y ya quieres traicionarme.
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El secreto de Mishal. [+18]
RomanceMishail Becka era la definición de mujer fatal. Tramposa, seductora y victimista esperando como una víbora para atacarte a la yugular. Pretendía ser una buena hija en el Imperio Becka que creyó podia dominar... todo hasta que Mishal Becka la traici...