Quiero verte.
Hay veces como ésta en la que sólo puedo pensar que sería de nosotros de no estar juntos. Veo sus ojos de un azul tan intenso que provoca sumisión en los demás, no entiendo cómo pueden verse asi y a la vez ser tan cálidos como los rayos del sol. Era una mirada amable y preciosa para mí.
—Papá se enojará mucho al saber que estoy aquí, pensará que me obligaste.
Hablé mirandolo a los ojos, era evidente el desagrado cuándo lo llamaba padre, pero no podia arriesgarme a llamarlo de otra forma y luego que se me olvidará el "papá".
—Odia todo lo que hagamos.
Era cierto hasta debido punto. Abdel Becka no soportaba vernos convivir. Comí un poco mas de helado. De hecho, era gigante, cómo para unas personas más, pero evidentemente no contra devoradores de helado.
—Puedo distraerlo.
Lo intenté tranquilizar. Alzó una de sus cejas escéptico. Diablos, éramos demasiado parecidos.
—¿Controlar a ese hombre?
》Claro que no podrías saberlo, nunca estabas, no cuándo tuve que hacer cosas deshonrosas o cuándo realmente era dificil respirar.《
A pesar de mis pensamientos, no eran reclamos los que quería decir, era más bien quemar ese súbito desconfianza en sus ojos. Era cierto que nadie podia cambiar a Abdel pero él creía en mi estúpida actuación.
—No diría controlar.
Suspiré tomando un bocado del delicioso y dulce helado que se derritia en mi paladar.
—No es de hierro, es de carne y hueso.
Pusé mi dedo sobre la mesa mirandolo a los ojos al decirlo. A veces pensaba que Abdel era cómo un ser sin alma.
—Oh, hermanita, no seas tan ingenua e inocente.
Que me tratará cómo si fuera una nena intentando decir que su papi no era malo provocaba que solo suspirará rendida y conteniendo la frustración. No podía ver una verdad objetiva por su odio que cegaba su visión, un lider no debía de ser así. También era un hecho que era imposible estar toda la vida atada a su lado para asegurarme de que hiciera las cosas bien, por lo que éstas situaciones tendian a fastidiarme.
—Tenemos la misma edad, somos iguales.
Y ahora sonaba cómo un especie de berrinche frente a sus ojos.
—Claro que sí, lo sé, pero es obvio quién de ambos ha conocido más.
Realmente no lo habia dicho. Me levanté con una cara obviamente ofendida y a la vez ppasmada. Mis manos se apoyaron encima de la mesa. Él sabía porqué no habia conocido más que él.
—¿Mishail...?
Yo no quería quedarme encerrada toda la vida en una mansión de porquería rodeada de gente enferma que queria hacerme trizas, no quería desarrollar un personalidad que actuaba 24/7 porqué era eso o morir, tampoco reducirme a mi misma por él. Aplastar mis ilusiones y deseos por otro no era el deseo de nadie. Controlé mi temperamento decidiéndome por salir de aquí antes de verdaderamente decirle algo hiriente.
Corrí tanto cómo mis piernas pudieran. Agarré mi teléfono y llamé a mi padre. Era frio, me odió, era tan insensible y cruel que las cosas que hizó provocaban que temblara, pero si podia fingir tener algo de calidez en esas manos manchadas de sangre y lágrimas, si tan sólo me tratará como un ser débil, cómo una hija débil o un juguete frágil... la llamada merecería cada maldito segundo de mi vida. A veces no queria amor, sólo algo que pudiese fingir que yo era humana.
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El secreto de Mishal. [+18]
RomanceMishail Becka era la definición de mujer fatal. Tramposa, seductora y victimista esperando como una víbora para atacarte a la yugular. Pretendía ser una buena hija en el Imperio Becka que creyó podia dominar... todo hasta que Mishal Becka la traici...