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Estaba cansado, muy cansado, había caminado tanto buscando un lugar en donde quedarse por la noche, un lugar que fuera seguro

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Estaba cansado, muy cansado, había caminado tanto buscando un lugar en donde quedarse por la noche, un lugar que fuera seguro. Su mochila de color negra colgaba de sus hombros, su ropa estaba levemente sucia, y sus delicadas manos sostenían una daga cubierta de sangre, mientras que en su muslo se reposaba un arma de color negro. Aquel chico de baja estatura, ojos cansados y cuerpo ligeramente magullado, se llamaba Park Jimin.

Se sentía muy débil, solo tenía una botella de agua, y una manta para el frío, no había dormido hace dos días por escapar de los zombies.

Uno de los nombrados se le acercó por la derecha, con ganas de morderlo, pudo percibir aquel olor putrefacto que expulsaba aquel muerto, y sintió ganas de vomitar. Sin embargo con la fuerza que aún le quedaba, empuño la daga con fuerza y lo clavó en el cerebro, haciendo que el cuerpo inerte se estampe contra el suelo.

—Quiero que todo vuelva a la normalidad..—Susurro al borde del llanto.—

Ya no podía más, hace un año que ocurrió todo, un extraño virus que hacía que las personas mueran y vuelvan a la vida tratando de morder a otras, convirtiéndolas, tal como los video juegos de un amigo suyo. Extrañaba su antigua vida, ir a la universidad, hacer tareas, llegar a casa a descansar o ir a fiestas. Las cosas que antes odiaba, irónicamente lo extrañaba.

Pero ahora, tenía que vivir corriendo de un lugar a otro, matando a los que fueron personas, con miedo de morir. Pero estaba cansado, tanto física como mental.

A lo lejos vio una casa, parecía segura, con pasos torpes corrió hacia ella, llegando un poco agitado. Trato de abrir la puerta y no pudo, así que manipuló la cerradura, abriendola segundos después.

El sol ya se había ocultado, y la luna se comenzaba a elevar; sacó la linterna rápidamente y aquel movimiento brusco lo hizo marearse, cerró sus ojos y respiro. Tenía que registrar toda la casa, por si había un zombie.

Prendió la linterna y alzó el arma, camino despacio, con pisadas suaves para no hacer ningún ruido, comenzó a subir las escaleras y cuando estaba apunto de llegar su cabeza dio un punzón que lo hizo gemir de dolor, su cuerpo pedía a a gritos descansar y alimentarse. Su vista se nublo y se tambaleó en su mismo lugar.

—Ahora no..—se regaño a si mismo.—

Cuando estaba apunto de abrir una puerta, una voz, ronca y amenazante lo hizo que levantara la cabeza.

—¿Quién carajos eres tú?.—gruñó el contrario.—

El desconocido lo apuntaba con un arma, era tan solo un poco más alto que él, vestía de negro, pero aún en la oscuridad noto lo blanca que era su piel.

—No lo volveré a repetir..—alzó un poco más su voz.—

Aquellos ojos gatunos lo observaban confuso y con molestia. Quizo hablar, más no le salían las palabras, no había visto a una persona durante mucho tiempo, y comenzaba a marearse. Su mano tembló con la pistola y antes de que hablara cayó inconsciente.

Daddy [Yoomin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora