Era una mañana tranquila, el cielo aún oscuro se mantenía sobre la ciudad a la vez que el frío viento soplaba con intensidad por todas las calles de esta. A pesar de ser temprano todavía, la mayoría de las avenidas ya se encontraban atascadas de carros conducidos por gente desesperada que solamente le importaba llegar a tiempo a sus respectivos destinos y que gracias a eso realizaban acciones que sólo provocaban más tráfico. Ya saben, lo normal.
Algo así sucedía en la casa de los latinos, el silencio reinaba por todo el lugar a la vez que los chicos dormían plácidamente sobre sus cómodas camas, sin ninguna preocupación en especial y solamente disfrutando de un buen sueño en el que todo era felicidad. Aquella parecía ser una mañana calmada que cualquiera podría disfrutar, levantarse tarde, comer sin ninguna prisa, salir a pasear en familia y compartir tiempo de calidad los unos con los otros.
Por lo menos eso creía la mayoría hasta que...
—¡Arriba! ¡Arriba! ¡Levantaos chavales que ya son las ocho y deben asistir al colegio! —Anunció por lo alto cierto español a la vez que con una cuchara golpeaba la superficie de una cacerola de metal provocando que un gran estruendo se escuchara por toda la casa.
Inmediatamente un gran quejido se escuchó provenir de cada una de las habitaciones de los chicos junto con uno que otro golpe ante el repentino estruendo. Todos habían despertado tan repentinamente que muchos inclusive se asustaron y ahora hacían lo posible por normalizar su respiración otra vez.
—¡Anda chicos! ¡No quiero quejas! ¡Bajen a desayunar que si no se les hará más tarde! —Volvió a exclamar aún golpeando la cacerola, con la única diferencia de que esta vez había ido a cada una de las habitaciones de sus hijos para asegurarse de que estos despertaran, provocando así que estos solo se molestaran más de lo que ya estaban.
—¡Vamos, arriba México! Vos debéis ser el primero en estar ahí ¡Ya son las ocho!
Anunció por lo alto a la vez que ingresaba a la habitación del latino de un portazo, este al escuchar el escándalo pegó un brinco repentino para después solamente gruñir y esconder su cabeza bajo la almohada, tratando de sofocar el irritante sonido provocado por su padre.
Cuando este último salió de nuevo de la alcoba con la intención de despertar a los que faltaban, el teléfono del mexicano comenzó a vibrar con intensidad, causando otro sonido igual de molesto contra el buró junto a su cama.
Ya irritado, el latino estiró su mano y tomó el celular con desesperación para apagar su alarma, una vez hecho esto sacó la cabeza de su escondite y guió el móvil hasta su rostro, sus ojos se entre cerraron automáticamente para poder adaptarse un poco a la luz emitida por el dispositivo y finalmente observar la hora.
6:01 a.m.
Otro gruñido escapó de sus labios, volvió a dejar el aparato sobre el mueble y con pereza procedió a levantarse de la cama con la intención de prepararse para lo que sería el primer día de escuela. No tardó mucho en realidad, solamente se cambió de ropa y se puso la que ya había dejado lista en la noche sobre la silla de su cuarto, no quería ni tenía intenciones demorarse ese día.
Pasados algunos minutos varios de los latinos ya se encontraban desayunando en el comedor de la casa, cada uno sentado en su respectivo lugar y haciendo lo posible por no quedarse dormidos sobre sus platos. Ninguno hablaba, la mayoría estaba más concentrado lamentándose y maldiciendo que ese día llegara mientras se dedicaban a masticar con lentitud los bocados que introducían a sus bocas, cada que un country nuevo se unía a la mesa con ellos los ojos de todos se posaban sobre él para a los segundos ser apartados y volver a enfocarse en terminar su comida.
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Eyes...❞ |Usamex.
FanfictionQue asco. Eres horrible. No vales la pena. Nadie podría estar con alguien como tú. Vives bajo una mentira, finjes ser alguien que no eres para agradarle a los demás, pero la verdad es que a nadie le agradas, hablan de ti a tus espaldas y ciertamente...