La fresca brisa de aquella noche en la ciudad de Pangea golpeó su rostro con gentileza, despertándola de su trance y distrayéndola de los grises y oscuros pensamientos que surgían en su mente. Con pesadez miró al varón a su lado, ese que había sido su gran amigo durante años y que nuevamente se encontraba junto a ella, salvándola de los problemas en los que ella misma se metía, recordando con melancolía aquellos días de su juventud, cuando las más pequeñas dificultades parecían el fin del mundo pero de alguna u otra manera siempre se lograban solucionar.
Extrañaba eso, extrañaba que las cosas no fueran tan difíciles.
Miró a su amigo batallar para encontrar la llave correcta entre un montón de las que tenía, y cuando lo hizo, simplemente tomó aire.
—Pronto, eccolo qui [Listo, aquí es] —Informó el italiano abriendo la puerta de la casa, dejando que su compañera ingresara para él poder entrar también.
—Merci —Agradeció ella por lo bajo, adentrándose a la residencia con un par de maletas en mano, dejándolas momentáneamente sobre el suelo para admirar con atención el lugar que le mostraba su amigo.
Era bastante sencillo en realidad, nada fuera de lo común, quizá algo diferente a lo que ya se había acostumbrado, pero en ese momento no tenía a donde ir y eso era mejor que nada, además sería una tonta si rechazara el enorme favor que el italiano le estaba haciendo.
Su estómago se revolvió al tan solo pensar en eso, se sentía impotente.
—Puoi restare qui quanto vuoi, non preoccuparti [Puedes quedarte aquí el tiempo que gustes, no te preocupes por eso] —Volvió a hablar, recibiendo solamente un asentimiento y una sonrisa triste por parte de la otra.
Acto seguido, el más bajo se dedicó a mostrarle el lugar a la chica, la cual se mantuvo en silencio la mayoría del tiempo, divagando más entre sus pensamientos que dedicándose a prestar atención a lo que el otro decía, queriendo que la dejara sola para poder llorar en paz.
Y cuando sus deseos finalmente fueron cumplidos y su amigo se fue, ella solo dejó salir todo lo que llevaba dentro, maldiciendo lo que había pasado, maldiciéndose a ella misma y sobre todo maldiciéndolo a él...
Se sentía acorralada, ya no le quedaba nada, todo su mundo le acababa de ser despojado, sus hijos le habían sido arrebatados.
No tenía dinero, ni trabajo, ni casa propia, ¿Qué haría ahora si durante años había dependido completamente de un hombre que no había hecho más que lastimarla?
Comenzaba a arrepentirse, quizá no debió dejarse llevar por sus emociones, quizá estaba siendo egoísta, quizá no debió separarse de aquel hombre en primer lugar —y no precisamente porque le siguiera amando, porque era obvio que aún lo hacía— sino porque de esa manera, al menos todavía tendría a sus hijos a su lado.
Tal vez debería volver por ellos ¿Pero cómo lo haría si ella ya había perdido? UK tenía la custodia completa, y no sólo eso, él era "alguien", poseía dinero, contactos, poder hasta cierto punto, no podría hacerle frente aunque lo intentara, ella no contaba con nada de esas cosas, prácticamente estaba sola, pues aunque Italia se esforzara por ayudarle, desgraciadamente no era suficiente.
Se dejó caer en el piso a la vez que gruesas lágrimas brotaban de sus ojos, un gemido de dolor escapó de su boca y con él una presión se presentó en su pecho. Se abrazó a sí misma en busca de consuelo, algo totalmente inútil pues su mente no dejaba de repetir la misma oración una y otra vez:
"Los he perdido... Los he perdido..."
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Eyes...❞ |Usamex.
FanficQue asco. Eres horrible. No vales la pena. Nadie podría estar con alguien como tú. Vives bajo una mentira, finjes ser alguien que no eres para agradarle a los demás, pero la verdad es que a nadie le agradas, hablan de ti a tus espaldas y ciertamente...