VIV. Amor

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Sus dedos pararon en su entrada, haciéndola jadear, él mordió aquél abultado labio, e introdujo lentamente un dedo, oyendo la quejarse.

—¿Es demasiado? —le preguntó él, tratando de no descontrolarse, el calor de Anh era enloquecedor.

Agh, mierda.

—N... N-no— murmuró ella, demasiado avergonzada para verlo a la cara. Sus paredes internas se contrajeron involuntariamente, haciendo que Jaemin moviera un poco su dedo, respirando de forma pesada. Introdujo otro dedo, de forma lenta, atento a las reacciones de su novia.

Ella aspiró aire fuertemente, su vista nublada por pequeñas lágrimas de placer y dolor. Era una reacción extraña, pero le gustaba. Se sentía tan íntimo y tan dulce que la urgente sensación de mover sus caderas era casi insoportable. Jaemin la sostuvo de la cadera y comenzó a mecerla lentamente sobre sus dedos, haciéndola gemir fuertemente.

Dios, casi perdía el control.

Anh bajó su rostro y le tomó el labio entre los dientes, tratando de que las sensaciones se drenanran, pero sólo parecía ir en aumento.

Maldita sea, era como algo prohibido que sabía malditamente dulce, como si hacer eso estuviera penado por el cielo. Pero ahora no se preocupaba. Los dedos de su novio dentro de ella hacían un sonido sucio y excitante. Estimulándola.

—Anh, por favor... Dime que ya no te duele. Me preocupan tus expresiones, cariño— dijo Jaemin de forma ronca. Anh casi podía tener un orgasmo con la voz de su novio siendo susurrada cerca de su oído.

—No... Sigue, se siente... Ahh... Tan bien— jadeó ella, moviendo un poco más rápido su cadera.

Joder, ardía y dolía, pero era más el placer que daba latigazos en su interior. Unas pequeñas chispas queriendo hacer combustión en ella. Su pelvis moviéndose de una forma que no sabía que podía hacerlo.

—Jaemin— gimió cuando él se acercó a su pecho y comenzó a lamerla. Su clavícula, y sus pecho a, suave y tierno. Como él. Debía parar o terminaría echa trisaz.

—Anh... Necesito, necesito... — gruñó Jaemin, tratando de recuperar su cordura. —L-Los condones... — susurró. Anh se quedó estática.

Claro, condones.

—O podemos... Tal vez... — murmuró Anh, mordiendo un poco su labio, nerviosa y avergonzada. Pero realmente no queria que Jaemin se levantara y la viera completamente desnuda. Él al menos todavía tenía ropa interior.

—¿Dejar de usar el condón? —tomó su rostro y le besó suavemente los labios, hinchados y rojos. Tan apetitosos. —Me tienta, pero prefiero estar seguro— le sonrió coqueto. —Iré corriendo a mi habitación— la levantó de su regazo y la tapó con una pequeña frazada. Guiñándole un ojo, corrió escaleras arriba, con cuidado por la oscuridad y con la linterna encendida de su celular.

Anh mordió su labio y esperó pacientemente. Un pequeño rasguño del exterior la alertó. Miró hacia la ventana, pero todo estaba oscuro, ni siquiera las farolas de la calle alumbraban y parecía que la luna se había rehusado a aparecer hoy.

Temerosa, se tapó hasta la boca y miró hacia las escaleras, esperando a Jaemin. Una pequeña ráfaga de viento le recorrió el cuello, haciéndola chillar despacio. Se tocó la nuca, sintiendo absolutamente nada.

Era sólo un poco de aire. No debía asustarse.

—Listo— dijo Jaemin, llegando a ella, gateando, con el sobre plateado entre sus dientes, cuidadosamente. Anh sonrió, destapando un poco su pecho. —Oh, Anh— gimió y se lanzó a sus labios. Más hambriento que antes.

—Jaemin, lo quiero, por favor— dijo ella, pateando un poco las cobijas y destapándose. Jaemin asintió despacio y se quitó su ropa interior. Dejando a Anh un poco sin aliento. No lo podía ver, pero su miembro se sentía pesado contra su muslo.

Dolería como el infierno. Maldición.

El sobre siendo rasgado la hicieron reaccionar. Jaemin se acomodó entre sus piernas, acariciando sus muslos y suspirando sobre sus labios.

—¿Lista? —susurró él. Anh asintió mientras juntaba sus labios con los de él en un beso necesitado.

Jaemin se empujó lentamente, sintiendo la tensión entre sus muslos. Aquello era demasiado. En verdad estaba pasando.

—No te t-tenses... Ahh Ahh... Será doloroso s-ssi es así— gimió Jaemin, juntando su frente sudorosa con la de ella. Anh asintió temblorosa y se obligó a relajarse. Sintiendo cada milímetro de Jaemin dentro de ella.

Al momento que Jaemin casi entraba completo sintió cómo tocaba un punto específico, arqueándose.

—Duele, duele— le tomó los brazos. Jaemin gruñó y se detuvo un poco.

—Aguanta un p-poco— su respiración era dura y dolorosa. Nunca imaginó que Anh estaría tan estrecha.

Jaemin bajó su rostro y comenzó a besarla de nuevo, tratando de distraerla. Anh suspiró y le devolvió el beso, su estómago contrayéndose. Sus uñas clavadas en los trabajados brazos de Jaemin.

Gimió un poco y levantó su cadera, incitando a Jaemin. Y todo pareció pasar en un flash.

Jaemin movía su cadera, arremetiendo contra la suya, el movimiento de su cuerpo le avergonzaba, pero no lo suficiente para detenerse. Sus pechos botaban, teniendo a Jaemin de espectador.

Mierda, era tan vergonzoso.

Pero a Jaemin no parecía molestarle, incluso parecía excitarlo más. Anh no podía ni siquiera gemir, sentía su garganta seca. La poca voz que le salía era algo patético y roto. Como si su voz se hubiera drenado.

Jaemin era ruidoso, jadeando y gimiendo. Y le gustaba. Le gustaba saber que hacía sentir bien a Jaemin. Que disfrutaba de su cuerpo y lo que le hacía sentir.

Se veía errático, dejando al chico lindo atrás, dándole la bienvenida a un chico apasionado y fuerte.

—Agh, mierda— jadeó Jaemin, sentándose en sus rodillas y tomando impulso.

Ahora sí Anh supo que gritó. Su garganta sintiéndose dolorida. Recibiendo a Jaemin una y otra vez. Sintiendo lo errático y pasional que era. Su mirada feroz puesta en ella, tan salvaje.

La ebullición, la combustión, todo comenzaba a tomar sentido y Anh solamente podía gemir y contraer sus músculos. La liberación estaba cerca.

Tomó las cobijas y se arqueó ante una poderosa embestida, dejándola aturdida, sintie do cómo Jaemin se movía, alargando su orgasmo.

Sentía que iba a morir de placer.

Jaemin siguió, persiguiendo su orgasmo. Viéndose tan apasionado. Mierda, Anh nunca lo había visto así, casi perdiendo el control.

—Ahh— gimió Jaemin, inclinándose un poco, permitiendo que entrara más profundo. Anh ya no sabía qué hacer. Su cuerpo tensándose de nuevo. —Anh... Cariño— jadeó el chico, tratando de mantenerse al límite.

—¡Ah! ¡Jaemin! —gritó Anh, mordiendo su labio. Jaemin gritó, viniéndose. Su cuerpo se relajó, casi dejándose caer sobre ella, pero sus brazos aún lo mantenían encima de ella.

—Wow— murmuró Jaemin, acostándose a su lado. Anh contuvo un poco su respiración y la dejó ir, con satisfacción.

—Fue... Oh, Dios. Mañana no voy a poder caminar— Anh se tapó la boca y suspiró encantada. Jaemin la miró y besó su mejilla.

—Gracias, Anh— susurró.

—A ti. Jaemin— murmuró ella.

Ambos se quedaron dormidos, ajenos a la oscura presencia que los observaba.















Tarde pero seguro

Angel [NCTall] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora