XIX. Último Trabajo

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Anh y Jaemin lo dejaron en casa de la tía del último, ambos se despidieron, prometiendo volver en la noche. Jeno los miró irse en el auto de la chica hasta que desaparecieron por la calle.

—Jeno-ah, espero que la habitación sea de tu agrado, cualquier cosa puedes decirnos —dijo la tía de Jaemin. Jeno la miró con una angelical sonrisa.

La mujer había sido como una segunda madre para él, pero ahora, por alguna razón, comenzaba a caerle mal, casi odiándola, como si algo podrido dentro de él lo estuviera consumiendo.

No le gustaba esto. Pero tenía que aguantar un poco más.

—Muchas gracias, Ahjumma. Estoy muy cómodo aquí, iré a descansar un poco, el viaje me agotó —hizo una pequeña reverencia y se dirigió a la habitación que la tía de Jaemin le había preparado.

Cerró la puerta con seguro y se dirigió hacia el baño, cerrando igual con pestillo. Se miró en el espejo, quitándose la chaqueta lentamente.

Sus ojos fueron hacia la cicatriz que cruzaba su abdomen hasta su pectoral izquierdo cuando terminó de quitarse la camisa. Dejó la ropa doblada en el lava manos, conservando sus prendas inferiores. Se descalzó y suspiró, cerrando la ventana del baño, dejándolo un poco oscuro.

—Fue rápido —dijo alguien detrás de la cortina de la ducha. Jeno siguió mirando su reflejo en el espejo, sintiendo cómo el ambiente se volvía frío y lúgubre.

—Jaemin tenía prisa por ver a Anh— respondió el rubio, haciendo a un lado su cabeza para mirar a TaeYong por medio del espejo.

El demonio mayor sonrió con algo de irritación.

—Que le dure la felicidad a la pequeña ángel. Pronto se le acabará su mundo de ensueño —se acercó al menor que lo miraba fijamente por el reflejo. —Estás haciendo un muy buen trabajo, JaeNo— le acarició la espalda con el dedo, aunque el rubio lo sintió como una garra asquerosa, una muy filosa que le causó escalofríos.

—¿Te lo parece? —susurró, sin apartar la mirada. Los ojos de TaeYong eran hermosos, pero cuando algo le divertía se tornaban rojos como ahora.

—Eres excelente —susurró en su oído, dando una lamida en su lóbulo. —Tu último trabajo será muy sencillo —se alejó de él.

Lo suyo no eran los hombres, pero Jeno era muy hermoso, y él era un ser vil que disfrutaba de los más hermosos y exquisitos cuerpos.

—¿Y cuál será? —preguntó interesado.

TaeYong sonrió y se paseó por el baño hasta quedar a su lado, acercando sus labios al cuello de Jeno y susurrando.

—Quiero que separes a Jaemin y Anh, así ambos podrán ser los mejores amigos de siempre, sin pequeñas arpías que se interpongan, Jaemin podrá ser sólo tuyo— se alejó un poco sólo para ver la anhelante expresión de Jeno.

—¿Qué tan rápido quieres que sea? —

Angel [NCTall] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora