Anh apagó su auto y miró la tienda de Magia. En sus manos estaba la información que había logrado recaudar en esos tres días en hojas impresas. Sus nervios evitaban que pudiera salir del auto, pues tenía de lo que pedirá enterarse.
Mierda, tenía miedo.
Con una profunda respiración, bajó del auto, tratando de hacer el menor ruido pues parecía ser un barrio peligroso. Caminó rápidamente a la puerta y tocó tres veces, esperando por Ten.
-Llegaste antes, pasa- Dijo Ten asomándose por la puerta y dejándola pasar. Anh entró y se dirigió a la sala donde antes habían estado platicando.
-Si, tenía muchas ansias de venir aquí -le entregó la información y sentó frente a la mesita de té.
-Bien... Veamos -comenzó a leer la información, no era mucha pero ya era un avance. -La defunción es algo corta y concisa- asintió.
-No había mucho de dónde sacar información- se alzó de hombros. Ten siguió leyendo hasta que algo captó su atención.
-¿Profecía? -murmuró para sí mismo, Anh se acercó hasta estar a su lado y asomarse a la información.
-Si, había una página un tanto extraña. Hablaba de profecías que se cumplían gracias al Ángel de la discordia— señaló Anh.
—Uhm... — Ten se movió y tomó lo que había buscado él. Notas y notas en una libreta pequeña de cuero negro con una cruz en medio. —Encontré algo similar, incluso había una imagen— abrió su libreta y le mostró el boceto que había hecho de la pintura.
—Es... — Anh se quedó sorprendida por el talento de Ten y por la imagen.
—Es TaeYong... Y tú, luchando a muerte— susurró Ten. Anh tragó saliva, asustada.
Era una imagen terrible, demoníaca, parecía sacada de una película de terror.
—Anh, antes de que nacieras, antes de que SooRim naciera, ambas estaban destinadas a pelear contra el mal— le tocó el hombro, sobredaltándola un poco.
—Pero eso... —negó Anh.
—TaeIl es hermano mayor de TaeYong—
—Oh Dios... —murmuró ella tapándose la boca y mirando a Ten. Sus ojos verdes comenzaban a tornarse blancos.
—Yo puedo explicar eso— la voz de Yuta hizo que Anh y Ten se abrazaran y lanzaran un grito de susto. —Exagerados —
—¡No aparezcas así de la nada! —chilló Ten soltándose de Anh que miró fulminante a Yuta.
No era la primera vez que aparecía así.
—Yah— rodó los ojos y se sentó frente a ellos. —Anh, conseguí la información que te había prometido. Fue difícil — hizo una mueca —Pero será mejor que se pongan cómodos —les advirtió.
—Ugh, nooo— se quejó Ten, pero se calló ante las miradas de los otros dos —Bien, como sea, de todos modos ni siquiera quería dormir —hizo un puchero.
—Hay una vieja profecía que ha muerto con los siglos, pero sigue estando latente. Cuenta la profecía, que una mujer de corazón puro y honesta, será la que desate el caos entre el cielo y la tierra. TaeIl, el ángel de la discordia, decidió darle esos poderes a la única mujer de corazón puro y honesta que había en esa época, Lee SooRim— los ojos de Yuta se pusieron brillosos. Anh sabía que SooRim y Yuta estaban juntos en el cielo, junto a su bebé, pero al parecer su historia le seguía afectando. —Los poderes le fueron otorgados desde nacimiento, creció como cualquier otra niña, fue entonces cuando en su adolescencia conoció a Lee TaeYong, un demonio que vagaba por la tierra en busca de almas perdidas, no contaba con que se enamoraría de SooRim —las manos de Yuta se hicieron puños, tratando de encontrar algo de paz —Ambos se enamoraron perdidamente. Incluso TaeYong estuvo a punto de renunciar como demonio, pero... —algo en la expresión de Yuta cambió —Se enteró que SooRim tenía los poderes necesarios para destruirlo, la chica que amaba, a la que tanto añoraba— negó.
—Se sintió traicionado... — dijo Anh, adivinando los pensamientos de Yuta. El japonés asintió.
—El amor que le tenía, se tornó oscuro y malvado, en una horrible obsesión —el suspiro de Yuta les llenó el alma de tristeza —La ambición de poder tener bajo su control a un ángel escondido, tan poderoso como SooRim, le llenó el ego—
—Por eso su obsesión de tenerla —dijo Ten, mirándolo concentrado.
—Si, cuando SooRim y yo fuimos asesinados, nuestras almas se perdieron y vagaron por el mundo. Tengo recuerdos nítidos de la ira recorriendo mi cuerpo al ser engañado, pero eso ya lo saben— se alzó de hombros con vergüenza.
—Pensaste que SooRim te había mentido y que por su culpa TaeYong te había asesinado —dijo Anh con pesar.
—Si... Eso— asintió apenado.
—Entonces... Lo que TaeYong quiere es retenerte a su lado para que no lo puedas destruir —terminó Yuta.
Los tres se quedaron callados, sumidos en sus pensamientos.
—Creo que... Tengo una idea— dijo Anh, alzando su mirada hacia Yuta. —Hace unos días vi a DoYoung y a JaeHyun, ellos eran aliados de TaeYong. Pero... No creo que recuerden algo— bajó la mirada de nuevo.
—Tal vez— dijo Ten, con los ojos comenzando a brillar con emoción. —¡Claro! ¿Por qué no lo pensé antes? —se levantó del suelo, con un brinco extraño.
—Me asusta— murmuró Yuta mirando a Anh que asintió de acuerdo.
Tal vez no todo estaba perdido, después de todo.
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