Capitulo 1:Una Noche

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-Pues bienvenida a la agencia Ferrer señorita Chavero – Gabriel extendió la mano con una sonrisa picara en su rostro, después guiño un ojo –Estoy seguro de que será un placer tenerla entre nosotros.
-Gracias señor Ferrer – Refugio sonrió amablemente, por supuesto que el estaba seguro de tenerla allí, no había mas que ver como la miraba.  Ese hombre quería mucho mas que una nueva empleada, claro que eso ya todo el mundo lo sabia.  Gabriel Ferrer, hermano menor de Dionisio Ferrer y vicepresidente de la agencia – Para mi será todo un placer trabajar en la agencia.

-Por favor llámame Gabriel –El ladeo levemente su sonrisa sin dejar de mirarla penetrantemente –No es necesaria tanta formalidad.
-Yo creo que si, usted es mi jefe – Refugio trato de aguantar la risa que se amontonaba en su garganta ¿formalidad? Seguro que esa sonrisita fanfarrona y la mirada penetrante le funcionaba con mas de una.Claro que el hombre era guapo, muy guapo, sus ojos claros te perforaban y su cara con esos pómulos marcados, pero ese comportamiento arrogante dejaba muy claro que clase de hombre era. Esa clase que se acostaba con cada mujer que se le ponía por delante, que prometía cielo y estrellas y desaparecía en cuanto se cansaba de ella.Claro que era necesaria la formalidad, era necesaria la distancia, ella necesitaba ese trabajo y no podía arriesgarse a perderlo por nada.

-Yo no soy tu jefe, así que no tienes que respetarme –El la observo divertido, después hizo una mueca –Además a mi hermano tampoco le gusta tanta formalidad.  Ya lo comprobaras.
-Bueno ha sido un placer conocerle – Refugio sonrió una vez mas y se giro para caminar hacia el ascensor.  Solo pedía por favor que a su jefe si le gustara la formalidad, la distancia, que no fuera igual que su hermano.  Claro que de Dionisio no se había oído nada, no como de Gabriel.Cuando la puerta del ascensor se abrió dos mujeres y un hombre salieron de el.  Las dos primeras la miraron de arriba abajo y se marcharon juntas cuchicheando, estaba claro que daban por hecho que Gabriel la había contratado por su físico. Una rubia tonta, sin cerebro que usaba su cuerpo para conseguir el puesto de trabajo.  En cuanto al hombre, sentía la mirada de el clavada en su trasero mientras entraba al ascensor.

Una sonrisa se dibujo en su rostro ¡Tenia trabajo! De nuevo volvía a trabajar en ese mundo.  Cuando salio del ascensor en la planta baja, camino con toda seguridad hacia la salida, se dirigió a su auto y miro su reloj antes de arrancarlo.  Eran las once, aun tenia tiempo de arreglar un poco su apartamento, después subiría a limpiar el de su hermano y por ultimo iría a recoger a Sophia al colegio.  Después podría darle la noticia a su hermano y por supuesto a su amiga Camila.
En cuanto llego a su casa, se deshizo de la falda, la chaqueta y la camisa, por supuesto sus tacones desaparecieron nada mas cruzar la puerta de su apartamento. Camino hacia el fondo de su pequeño salón y encendió el estéreo y se fue directa a su habitación.Se puso unos vaqueros y una camiseta de tirantes, después sus deportivas.

Mientras la música sonaba arreglo su dormitorio, recogió todo lo que tenia por el salón y limpio un poco la cocina.  Se tomo un café pensando en como le diría a Juan que ya no trabajaría mas en la cafetería, después de todo el era un jefe estupendo, aunque el trabajo no lo fuera tanto.  Volvió al mundo real al oír el aviso de la lavadora al terminar, saco toda la ropa y se dirigió a su pequeña terraza para tenderla. Al acabar apago la música y subió al departamento de su hermano, nada mas entrar no pudo evitar reír, el pijama de su sobrina estaba sobre el sofá, el tazón de cereales sobre la mesa, dos libros de cuentos en la alfombra. Su hermano siempre trataba mantener todo en orden, pero estaba claro que resultaba imposible cuando tenia que estar a las siete de la mañana en el cuartel. Cuando el tenia que irse tan temprano,Refugio se encargaba de preparar a su sobrina para ir al colegio y la llevaba.  Esta mañana tenían tanta prisa que ni siquiera le dio tiempo de ordenar un poco el departamento.

Recogió el pijama y lo doblo con cuidado, fue directa a la habitación de la niña y después de hacer la cama recogió todo. Limpio el salón y la cocina y como cada mañana antes de marcharse del apartamento observo la foto de Leticia, la madre de la niña, la mujer a la que su hermano amaba y lloraba cada día.  Hacia casi tres años que había muerto en el parto, era una mujer estupenda y habría sido un gran madre.
En cuanto salio del apartamento se dirigió al colegio que estaba apenas a unos diez minutos a pie, ya eran casi las dos y Sophia estaba apunto de salir.  Nada mas llegar a la puerta la pequeña salio corriendo hacia tu tía.
-¡Tita! –Se lanzo a sus brazos como cada día que ella iba a buscarla.
-Hola preciosa – Refugio la abrazo con cariño y después la soltó en el suelo y tomándola de la mano caminaron despacio hacia el apartamento. Cada vez que la miraba era como ver a su madre y sabia que eso a su hermano le dolía.Recordar constantemente en el rostro de su hija a la mujer que tanto amaba y que había dado la vida por ella.
Al llegar al apartamento,Refugio ayudo a la pequeña a cambiarse de ropa y después le puso los dibujos animados mientras preparaba la comida.
La puerta se abrió para dejar paso a Damián, la niña rápidamente corrió hacia su padre y el como cada día la levanto en el aire con una sonrisa.
-Hola –Refugio se acerco a su hermano y le dio un beso en la mejilla -¿Qué tal ha ido tu día?
-Como todos los demás –El le sonrió mientras caminaba hacia la mesa del salón con su hija entre sus brazos, la acomodo en la silla y tras quitarse la chaqueta se sentó en la otra, después miro a su hermana -¿Y el tuyo?
-El mejor de todos –Refugio fue a la cocina a por la jarra de agua y regreso a la mesa para sentarse –Fui a una entrevista a la agencia de publicidad Ferrer y me contrataron.

La Secretaria Donde viven las historias. Descúbrelo ahora