Capitulo 3:En Su Lugar

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-¿Estas bien? –Damián  observaba a su hermana con el ceño fruncido, se acababa de servir la quinta cucharada de azúcar en el café -¿Estas nerviosa?
-¿yo? No –Refugio removía inquieta el café de su taza -¿Por qué lo dices?
-Porque te has servido cinco cucharadas de azúcar –Damian sonrió al ver como ella escupía el primer sorbo de café de nuevo en la taza -¿Qué ocurre?
-Nada –Refugio se limpio la boca con una servilleta y dejo la taza sobre la mesa -¿Llevas tu a Sophia al cole? Quiero llegar pronto
-Claro –Damian asintió mientras acariciaba el pelo a su pequeña que desayunaba a su lado.
-Gracias –Agarro su bolso y antes de marcharse abrazo cariñosamente a su sobrina y deposito un beso en su frente, por ultimo sonrió a su hermano –Que tengas un buen día
-¡Lo mismo digo! –Damián  elevo la voz para que su hermana le oyera después de haber cerrado la puerta del apartamento.
Refugio salio del edificio a prisa y se dirigió hacia su auto, nada mas subir inspiro aire varias veces. Estaba demasiado nerviosa y encima apenas había descansado por la noche. Camila estuvo con ella charlando hasta las tres de la mañana y después de que se fuera sus nervios aun afloraron mas . ¿Cómo comportarse con el hoy? ¿Y el, como lo haría? El viaje a la agencia de publicidad se le hizo demasiado rápido, su cuerpo le pedía algo de mas tiempo para relajarse pero al mirar la hora se dio cuenta que no disponía de el. Aparco en su lugar y camino con prisa hacia el interior del edificio, al igual que el día anterior saludo al portero al entrar y subió al ascensor. Mientras subía miraba su reflejo en el espejo del ascensor, llevaba un pantalón negro, con su chaqueta a juego y la camisa blanca. Anoche había decidido dejar a un lado las faldas para trabajar con su jefe, estaba claro que tenia que relajar el ambiente. Quizás así fuera mas fácil.
-Buenos días Refugio–Lucia la trajo de vuelta a la realidad, las puertas del ascensor se habian abierto y esta la miraba sonriente con un café en su mano -¿Estas bien?
-Si, buenos días –esbozo su mejor sonrisa y se dirigió decidida hacia su mesa. Lo único que podía tener claro es que había logrado este trabajo por ella misma y lucharía por el.
Algo mas relajada comenzó a ordenar el papeleo, se sentía bastante mas tranquila al no estar su jefe, o al menos eso pensaba ella. Se dio cuenta que estaba equivocada cuando su voz la sobresaltar.
-Señorita Chavero  –Dionisio  permanecía en la puerta de su despacho, había salido hacia unos minutos pero no había podido dejar de observarla trabajando.
-¿Si señor? –Inmediatamente Refugio  se levanto nerviosa de su asiento.
-Prepare la sala de juntas –El evito mirarla fijando la vista en su mesa –Tendremos una reunión en una hora
-Claro –Refugio asintió y volvió a mirar su ordenador, cuando escucho la puerta del despacho cerrarse de nuevo, suspiro. Se dirigió hacia el lugar donde Lucia trabajaba –Hola, perdón si te molesto pero ¿podrías decirme donde esta la sala de juntas?

Durante la hora y media que duro la reunión Dionisio se sentía mas incomodo por minuto, Refugio estaba sentada en esa silla pendiente de todo lo que decía. Pero cada vez que cambiaba de postura, que se recogía un mechón de pelo o que cruzaba las piernas su vista se fijaba en ella y su cerebro dejaba de atender . Para su mala suerte a la hora, el calor se hizo presente y ella abrió su chaqueta sin percatarse de la mirada de su jefe, algo que a el excito aun mas.
Gabriel frunció el ceño al ver a su hermano tan desconcentrado ¿Qué le estaba pasando? Ya habian sido cuatro las ocasiones en que le había pillado despistado, pero se dio cuenta de que no se trataba solo de el. Otros muchos presentes en la reunión parecían perderse en ciertos momentos y reaccionar cuando se les nombraba. Finalmente descubrió a que se debía tal situación ¡Era Refugio! Claramente todos se quedaban embobados mirándola, tuvo que reprimir la risa al entender. Esa mujer era muy hermosa y estaba claro que una sala repleta de hombres y ella era algo incompatible. Pero lo mas extraño era que su hermano por primera vez en su vida se desconcentraba por una mujer.
-Bueno creo que la reunión ha llegado a su fin –Gabriel hablo sonriente mientras no dejaba de mirar a su hermano.
-Si señores –Dionisio se levanto de su asiento molesto, ¿Cómo había podido desconcentrarse tanto? Y todo por una mujer
Uno a uno fueron saliendo de la sala hasta quedar ambos hermanos y Refugio.
-Estabas un tanto distraído ¿no? –Gabriel  decidió distraerse un poco a la costa de su hermano
-No digas tonterías –Dionisio bufo molesto
-¿Qué te a parecido tu primera reunión Refugio ? – Gabriel ignoro a su hermano y se acerco a ella con una sonrisa –Quizás necesites descansar un poco ¿Qué te parece si vamos a tomarnos un café?
-La señorita Chavero  tiene trabajo que hacer –Daniel respondió rápidamente y de esa forma dio la razón a lo que su hermano estaba pensando ¡Le gustaba!
-Si lo que necesitas es un café Gabriel puedes pedirle a Lucia que te lo traiga –ella le miro decidida sin dejar de sonreírle
-Ok ok –el sonrió ante su respuesta mientras Dionisio los observaba sorprendido.Era la primera vez que una de sus secretarias no aceptaba una propuesta de su hermano y eso le gustaba.
-¿Y que es lo que necesita señor Ferrer? –Refugio se dirigió a su jefe y el la observo con el ceño fruncido –Acaba de decir que tengo trabajo ¿y?
-Oh –Dionisio se rasco la cabeza por un momento, había dicho eso sin siquiera pensarlo –Necesito que programe mi agenda para el resto de la semana y que disponga mi horario de mañana para los dos anuncios de la agencia.
-Si señor –Sin mas Refugio salio de aquella sala dejando a ambos hermanos a solas
-¿Señorita Chavero? ¿Señor Ferrer? –Gabriel reía mirando a su hermano con una ceja levantada -¿Desde cuanto tanta seriedad con tus secretarias?
-No se de que me hablas –Dionisio agarro la carpeta de la mesa y camino hacia la puerta
-Lo que tu digas, pero a ti esa mujer te gusta –Gabriel le siguió –Por fin demuestras ser humano. Adelante hermanito, cázala o me adelantare yo.
Dionisio paso por delante de la mesa de Refugio sin siquiera mirarla y entro dando un portazo en su despacho ¿Qué diablos pasaba con el? ¿Por qué no podía dejar de imaginar a esa mujer desnuda? ¡Era su secretaria! ¡Hasta su hermano se había dado cuenta! Esto no podía seguir así ¿y si ella tambien lo había notado? ¿Y si estaba aprovechándose de eso para mantener su puesto?
Se sentó tras su mesa y comenzó a revisar las próximas campañas de publicidad que iniciaría la agencia. Al cabo de una hora alguien toco su puerta, no tuvo que pensar mucho para saber que era ella.
-¿Señor Ferrer? –Refugio se asomo antes de pasar, cuando vio que el asentía entro despacio –Quería saber si necesita algo mas y si es necesario que me quede esta tarde trabajando
-¿Esta tarde? –Dionisio frunció el ceño, normalmente solían tener grabaciones de algún anuncio o cierres de tratos de publicidad.Pero precisamente hoy era un día muy tranquilo y no necesitaba que se quedara, pero una parte de el pedía que permaneciera allí, junto a el –No, puedes marcharte ya
-Gracias –Refugio  giro sobre sus talones para salir de aquel lugar lo antes posible
-Señorita Chavero –Dionisio  se levanto de su lugar y camino hacia ella –Antes, tenemos algo que aclarar
-Dígame –ella frunció el ceño ¿se refería a aquella noche? ¿Qué era lo que tenían que aclarar? ¿No era mejor olvidarlo?
-No doy trato preferente a ninguno de mis trabajadores –Dionisio  la miraba directamente a los ojos –Y espero que comprenda que lo ocurrido no es algo que pueda utilizar para su situación en la empresa
-Disculpe Señor –Refugio le interrumpió sorprendida -¿Me esta diciendo lo que creo que me esta diciendo?
-Simplemente le dejo claro que algo así no se volverá a repetir señorita Chavero –El le sostenía la mirada –Yo soy su jefe y usted mi secretaria
-Naturalmente que no se volverá a repetir –ella no daba crédito a lo que estaba oyendo ¿ese hombre pensaba que se aprovecharía de la situación? –Lo ocurrido aquella noche no fue mas que eso, una noche. Ni usted ni yo deberíamos volver a vernos pero para nuestra desgracia ha ocurrido, pero eso no me impide ser profesional en mi trabajo. Un trabajo que le recuerdo conseguí antes de conocerle –Por primera vez tenia el coraje de decirle lo que pensaba a ese hombre. No iba a permitir que la tratara como una arribista que estaba interesada en ascender solo por sus favores –Y por supuesto que no espero un trato preferente, usted mismo lo ha dicho, es mi jefe y yo su secretaria, nada mas. No piense que es tan irresistible porque para mi no lo es, señor Ferrer. Ahora con su permiso, me marcho –giro sobre sus talones y salio de la oficina cerrando tras ella.
Dionisio permaneció parado en mitad de su oficina sin dar crédito a lo que acababa de oír ¿esa mujer lo había enfrentado? ¿Le acababa de decir que no era irresistible para ella? No podía creerlo, Refugio Chavero acababa de ponerlo en su lugar y había salido de su oficina de una forma tan digna y elegante. Por supuesto que no volverá a ocurrir, eso había dicho ella ¿pero el lo creía así? Aunque fuera el mismo quien quería dejar clara la situación, no estaba seguro de ello, sobre todo porque su cuerpo le pedía a gritos que volviera a pasar.
-Dionisio ¿nos vamos? –Gabriel entro al despacho de su hermano con su maletín –La comida es en quince minutos
-Si –Dionisio al fin reacciono, cogio su maletín y salio tras su hermano del despacho
Cuando ambos llegaron al ascensor, frente a este se encontraban Lucia y Refugio, hablando animadamente
-Señoritas –Gabriel sonrió a ambas, por el contrario Dionisio permaneció en silencio junto a su hermano mirando la puerta del ascensor.
Las puertas se abrieron y todos entraron en silencio, el ambiente se sentía tenso y el silencio cada vez se hacia mas incomodo.
-¿Qué te parece si vamos a comer juntas? –Lucia sonrió a Refugio
-No puedo, lo siento –ella la miro pidiendo disculpas –Lo dejamos para otro día ¿vale?
-Claro, sin problemas –Lucia le guiño un ojo –Cuando quieras
Las puertas se abrieron y Lucia y Refugio salieron las primeras, seguidas de Gabriel y Dionisio, que no le quitaba ojo de encima.
Al salir del edificio, ambos hermanos se dirigieron a su coche pero giraron la cabeza al oír el nombre de Refugio.
-¡Refugio! –Un hombre con una niña tomada de la mano caminaba hacia ella con una sonrisa. La pequeña salio corriendo hacia ella que la cogio entre sus brazos y le dio un beso en la mejilla, después se acerco al hombre y el paso un brazo por sus hombros. Se marcharon los tres juntos sonriendo.
-Esta casada – Gabriel negaba con la cabeza –Que lastima
-¿Casada? –Dionisio se quedo observando como se marchaban, no podía estar casada, ellos se habian acostado. Claro que no era la primera vez que una mujer engañaba a su marido Pero ¿una hija? No, no podía tener una hija.
-Ey –Gabriel movió la mano frente los ojos de su hermano -¿Estas bien?
-Vamonos –Ignorando su pregunta subió al auto, por supuesto sin dejar de dar vueltas a la imagen que acababa de ver. Y no podía, no podía dejar de estar molesto.
Mientras Damián  se duchaba, Refugio  preparaba la merienda para su sobrina, por suerte esa tarde no había tenido que quedarse en la agencia.Damian tenia turno de guardia y ella podía quedarse con la niña, además Camila estaba deseando hablar con ella.
-Tata –Sophia  sonrió a su tía -¿Chocolate?
-después –ella le guiño un ojo –Tomate el zumo y después te doy un trozo de chocolate
-Ok –La niña se sentó en el sofá con el zumo entre sus manos
-Listo –Damian salio vestido del baño –Estaré aquí por la mañana, así que yo la llevare al colegio para que tu puedas irte pronto.
-Esta bien –se acerco y dio un beso a su hermano en la mejilla –Que te sea leve
-Eso es mucho pedir –el sonrió y se acerco a darle un beso a su pequeña –Pórtate bien con la tata
-Si, papi –La niña asintió con una sonrisa y siguió tomándose su zumo
-Bueno, hasta mañana –Damián  abrió la puerta y no pudo evitar sonreír –Hola Camila
-Damián –Ella le guiño un ojo y entro al departamento en busca de su amiga, nada mas verla se sentó en un taburete de la cocina frente a ella -¿Qué? ¿Qué paso? ¿Cómo se comporto?
-¿Puedes creerte que me dijo que no podría aprovecharme de la situación? –Refugio aun estaba molesta por su comportamiento y cada vez que lo recordaba se exasperaba aun mas -¿Me dejo claro que no se volvería a repetir? ¡Claro que no!¡No estoy loca!
-¿Te dijo eso? –Camila  se quedo con la boca abierta -¿Y tu que dijiste?
-Pues le puse en su sitio –Aun podía recordar su cara cuando ella le estaba contestando, se lo merecía –Le deje claro que no se volvería a repetir, que nunca deberíamos habernos vuelto a ver pero que por mala suerte ocurrió. Que no era tan irresistible, por lo menos para mi.
-¡¿Le dijiste eso?! –Camila comenzó a reír sin parar –Madre mía, me hubiera encantado ver su cara
-Se quedo petrificado –Refugio  comenzó a reír tambien –No iba a permitir que me tratara de esa forma. Y creo que le ha quedado bastante claro que yo no me dejo pisotear
-Al fin has mostrado a la autentica Refugio –Camila  salto del asiento –Y vamos a celebrarlos con unos batidos en la cafetería de Royer.
-¡Batidos! –Sophia salto del sofá eufórica y ambas rieron
-Si preciosa, batidos –Camila tomo a la niña de la mano –Tenemos que celebrar el coraje de tu tía
-Pues vamonos –Refugio  salio de la cocina con una sonrisa
En unos minutos estaban en la cafetería de Royer, tan solo debían cruzar la calle y ya se encontraban en ella. Nada mas entrar se dirigieron a la mesa del fondo junto a la ventana, la misma que ellas solían coger.
-¡Preciosa! –Royer se acerco a Refugio  y la abrazo -¿Qué tal te va en tu nuevo trabajo?
-Bien –Ella sonrió, por ahora
-Venimos por esos batidos tuyos tan revitalizantes –Camila le guiño un ojo sentada junto a la pequeña Sophia
-Como siempre dos de Fresa y uno de chocolate para la princesita ¿verdad? –Royer sonrió
-Por supuesto –Refugio  tomo asiento frente a ellas –Y con mucha nata
-Marchando –el les guiño un ojo se marcho

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