Capitulo 29: Una historia ¿Un final?

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Refugio se miro al espejo nerviosa, no sabia exactamente porque, pero los nervios se la estaban comiendo. Dionisio no le había explicado nada, simplemente le dijo que el viaje era su regalo de aniversario. Un año, era el tiempo que llevaban juntos, el mejor año de su vida.
-¿Lista? –Dionisio entro a la habitación y la miro con una sonrisa –Estas preciosa
-Gracias –ella sonrió –Pero sigo sin entender porque tengo que ponerme este vestido, todo es muy extraño
-Ya te lo dije –el se acerco y le dio un beso en los labios –Es una sorpresa
-¿Estas nervioso? –Refugio miro sus manos ¿le temblaban?
-Que va –Dionisio se paso una mano por el pelo
Ahora era ella la que se ponía aun mas nerviosa. Habian llegado hace solo dos horas, al hotel en el que un año atrás habian vivido su historia de amor . El director parecía saber perfectamente sobre su llegada ya que les recibió con una sonrisa. Después Dionisio la había llevado a la habitación donde había un vestido que Melanie había enviado y sin dar explicación le pidió que se arreglara y se lo pusiera. Y ahí estaba.
-Tengo que taparte los ojos –Dionisio se acerco a ella con un pañuelo blanco
-¿Qué? –Refugio suspiro mientras se dejaba cubrir -¿Por qué?
-Tu déjate llevar –Le susurro al oído y le beso el cuello sensualmente
Refugio se dejo guiar por el hotel, entraron al ascensor, atravesaron la recepción y salieron al jardin. De repente se pararon y Dionisio desapareció de su lado.
-¿Dionisio? –Se movió inquieta -¿Dónde estas?
-Tranquila –El sonaba nervioso y agitado –Ahora puedes quitarte la venda
Le hizo caso, desato el nudo y dejo caer el pañuelo, cerro los ojos ante la luz y cuando los volvió a abrir vio el jardin a su alrededor. Concretamente el lugar en que el fotógrafo de la empresa les había retratado como una pareja, hacia algo mas de un año. Entonces fijo la vista en el suelo y ahí estaba Dionisio¿De rodillas?
-Refugio Villareal¿Quieres casarte conmigo? –Dionisio la miraba expectante, nervioso e ilusionado, mientras sostenía entre sus manos una cajita con un anillo de compromiso
-Oh Dionisio, claro que si –Refugio sonrió mientras el se incorporaba –Si quiero
-Te quiero –Dionisio la abrazo y le dio un beso suave en la boca, después le coloco el anillo en el dedo y con una sonrisa suspiro –Menos mal, después de todo lo que arme
-¿Qué? –Refugio se sorprendió al ver que tiraba de ella y caminaba a prisa por el jardin -¿Dónde me llevas?
-Ahí –Dionisio se paro ante el jardin trasero, donde se encontraba la piscina. Refugio abrió los ojos al ver todo. Un arco blanco de flores rojas estaba situado frente a la piscina, ramos blancos señalaban un camino hacia este. Allí, parados, de pie les esperaban, Damián , Lucia, Melanie, George, sus hijos, Sophia ,Camila, Gabriel, el director del hotel, Royer, Walter, Merianne. ¿Todos?

-¿Qué? ¿Qué es todo esto? –dirigió la vista a Dionisio
-Es tu boda hija –Robert se paro al lado de su hija mirándola sonriente –Y yo te voy a entregar a tu futuro marido.
-¿Quieres casarte conmigo ahora? –Dionisio la miro fijamente a los ojos
-Si –la respuesta de ella fue fugaz, con la voz baja, mientras trataba de limpiar las lagrimas que caían por sus ojos
-Quería que fuera un día especial y un lugar especial –Dionisio señalo el jardin –El día de nuestro aniversario, un año y en el hotel en que se podría decir que todo comenzó, frente a la piscina.
-La piscina –Refugio rió Esa piscina que había sido testigo de discusiones y arrebatos de pasión –Si, quiero ser tu esposa ahora
Ante el juez y bajo el arco de flores se juraron amor eterno el uno al otro, mientras todos sus amigos, toda su familia les miraban felices y les acompañaban en el momento mas mágico de sus vidas.
-Yo Dionisio Ferrer te tomo a ti Refugio Villareal como esposa –Dionisio la miraba a los ojos con un profundo amor –Para amarte y respetarte, para cuidarte en la salud y en la enfermedad y para hacerte feliz todos los días de mi vida –Coloco el anillo en el dedo de ella –Eres la mujer de mis sueños, la ilusión de mi vida y desde el día que te conocí supe que estabas destinada a mi. Prometo estar a tu lado y pertenecerte por el resto de nuestra vida.
-Yo Refugio Villareal te tomo a ti Dionisio Ferrer como esposo –Refugio contuvo las lagrimas mientras le miraba –Para amarte y respetarte, para cuidarte en la salud y en la enfermedad y estar a tu lado todos los días de mi vida –coloco el anillo en el dedo de el y sonrió –Tu me enseñaste lo que significa amar, me hiciste sonreír, me devolviste mi vida y supiste ver en mi la verdadera persona que soy. Tu, Dionisio Ferrer eres y serás siempre el único hombre de mi vida, porque eres el único al que puedo y podré amar.
-Y por el poder que las leyes me otorgan yo les declaro marido y mujer –El juez asintió mirándoles sonriente –Pueden besarse los novios
Y despacio sin dejar de mirarse a los ojos, juntaron sus labios, en sutil, lento y dulce beso que unía sus vidas para siempre, eternamente.
-¡Vivan los novios! –Damián  lanzo el arroz sobre la cabeza de ellos
-¡Viva! –Todos aplaudieron felices
-¡Viva mi cuñada! –Gabriel sonrió divertido y Camila le golpeo el brazo sin dejar de sonreír
-Viva mi secretaria –Dionisio susurro al oído a Refugio y sin que esta lo esperara rodeo su cintura y la levanto del suelo cargándola entre sus brazos atravesó el arco de flores y paro justo ante la piscina –Y aquí supe verdaderamente que te amaba
Volvió a besarla y se lanzo a la piscina sosteniendo a su esposa entre sus brazos, cayendo en el agua como mas de una vez lo habian hecho
-¡Al agua!– Gabriel cargo a Camila y corrió para saltar a la piscina con ella
-Pues nosotros tambien –Damián  cogio a su hija y rodeo la cintura de Lucia y se lanzo al agua con ellas
-¿Vamos cariño? –George ofreció el brazo a su esposa y Melanie sonrió y le empujo aprovechando que estaba en el borde
-Enseguida mi amor –Sonrió y con Trevor de la mano y su hijo menor entre sus brazos se metió al agua despacio
Por supuesto Walter y Merianne terminaron entrando a la piscina junto a los demás, Royer tambien acepto la invitación y se lanzo al agua, incluso el director del hotel se animo a mojarse. Solo quedo Robert, que miraba con una sonrisas a su hija y a todas las personas que formaban parte de su vida, una vida que había conseguido por ella misma. Sin que el tuviera que guiarla.
-¿Por qué no viene al agua? –Dionisio salio de la piscina y se paro mirando a Robert, sonrió -¿Qué me dice suegro?
-Me parece buena idea –Robert sonrió y se quito la chaqueta, camino hacia el borde de la piscina pero en lugar de lanzarse empujo a Dionisio sorprendiéndole –No vuelvas a llamarme suegro
-Esta bien –Dionisio saco la cara del agua ¿seria eso cosa de familia? No era la primera vez que un Withman le lanzaba a esa piscina -¿Le parece bien señor Villareal?
-Llámame Robert, yerno –y riendo se lanzo al agua al lado justo de su nieta
-Mi padre acaba de llamarte yerno –Refugio abrazo a su marido por la espalda
-Porque ahora yo puedo llamarte esposa –Dionisio se giro hacia ella y le dio un suave beso en los labios –Mi esposa
-Tu secretaria –Refugio le sonrió picara
-No preciosa –El se acerco al oído para susurrarle –Eres la Secretaria
Y volvieron a unir sus labios en un dulce y romántico beso, rodeados de su familia, en el lugar en donde jamás pensaron que volverían a estar. En una situación en que nunca imaginaron que estarían. Rodeados de un jardin, que les había visto pelear, besarse, lanzarse al agua, tirarse el uno al otro, entregarse al amor. Todo eso habian podido vivir en ese hotel, en esa piscina que ya era un símbolo de su amor, un símbolo de su historia.
Una historia que había comenzado como Jefe y Secretaria y había terminado como Marido y Mujer.
¿Terminado? No, la historia de Refugio y Dionisio Ferrer no había hecho mas que comenzar

Después de todo el futuro puede deparar muchas cosas.

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