-¿Cómo te encuentras princesita? –Refugio abrazo a su sobrina y la cargo hasta el sofá, donde se tumbaron juntas -¿Te duele la garganta?
-No –La niña sonrió mirando a su tía –Ya toi curada
-Claro que si preciosa –suspiro y volvió a abrazarla Jamás había sentido tanto miedo, tanta ansiada como en la noche del viernes. Cuando Camila le dijo que la niña no estaba bien algo dentro de ella se rompió y en el camino al hospital no podía dejar de pensar que seria de ellos si algo le pasaba.Sophia era la ilusión de Damián y de ella.
El Sábado por la tarde le dieron el alta a la pequeña y hoy domingo tía y sobrina se encontraban juntas en el departamento, en pijama y con montones de películas de dibujitos animados.Damian estaba trabajando, después de marcharse el viernes en mitad de la noche tenia que cumplir turno completo el domingo.
Sonrió como una tonta al recordar lo que estaba haciendo el viernes antes de recibir de la llamada de Camila.Dionisio, sus manos en la cintura, su cuerpo pegado al de ella, su aliento rozando su cuello.Estaba claro que el alcohol la hizo actuar de la forma mas contradictoria a su razón.
El timbre la trajo de vuelta al mundo real, Sophia permaneció tumbada en el sillón mientras ella caminaba hacia la puerta.Abrió pensando que quizás fuera Camila, pero no. Ahí estaba, esa mirada penetrante.
-Hola –Dionisio la miro de arriba abajo, observando que llevaba un pijama formado por unos shorts y una camiseta de tirantes. Una sonrisa se dibujo en su rostro -¿Te he despertado?
-No –Refugio frunció el ceño -¿Qué estas haciendo aquí?
-Fui al hospital y me dijeron que le habian dado el alta a la niña –Dionisio se encogió de hombros -¿Cómo esta?
-Bien –No podía creer lo que acababa de oír ¿al hospital? -¿Has venido para saber como se encuentra?
-Si –El asintió sonriente –Bueno, ¿me dejas pasar?
-No se –La respuesta salio por su boca antes de que pensara y el sonrió
-Traigo chocolates para la enferma –El mostró una caja de bombones
-Tata –Sophia se encontraba tras su tía mirando con una sonrisa -¿Chocolate?
-Veo que a ti se te compra enseguida –Refugio rió y camino hacia ella para cargarla en brazos, momento que Dionisio aprovecho para entrar y cerrar la puerta tras el
-En eso no se parece a su tía –Dionisio las observaba con una sonrisa
-Tata –La niña miro a Dionisio con el ceño fruncido -¿Es tu novo?
-¿Mi novio? –Refugio puso cara de horror –No cielo, es mi jefe
-El jefe gruñón –Sophia asintió con una sonrisa mientras le miraba
-¿Jefe gruñón? –Dionisio contuvo una sonrisa mirando a Refugio con una ceja levantada
-Exacto preciosa –Refugio sonrió y dejo a la niña sobre el sofá
-¿Es esa la opinión que tienes sobre mi? –Dionisio camino hacia la pequeña y le dio la caja de bombones guiñándole un ojo
-No quieres saber mi opinión sobre ti –Refugio le miro divertida –Créeme
Ambos se quedaron en silencio mirándose el uno al otro hasta que de nuevo el sonido del timbre inundo la casa.Refugio se dirigió a la puerta y abrió, inmediatamente el torbellino de alegría entro al salón.
-¡¿Listas para una ronda de pelis?! –Camila se paro en mitad del salón y mostró dos grandes bolsas -¡Traigo chuchees!
-Vaya parece que tienen planes –Dionisio sonrió mirando a la chica que abrió los ojos exageradamente al verle ahí
-Me parece que estas cogiendo mucha costumbre a estar cerca de Refugio – Camila sonrió y camino hacia la cocina para dejar las bolsas –Eso es peligroso
-¡Camila! –Refugio la miro molesta reprendiéndola
-Quizás tenga razón –Dionisio la miro a los ojos directamente, ninguno de los dos decía nada mas. Permanecían mirándose hasta que el ruido de la puerta abriéndose les hizo centrar la vista en ella.
-Buenas –Damián entro con una sonrisa
-¿Qué haces aquí? –Refugio miro a su hermano con el ceño fruncido
-Julio me cambio el turno –Damián camino hacia el sofá para cargar a su hija y darle un beso en la frente –Quería pasar la tarde con nosotras
-así que adiós a las pelis y palomitas –Camila puso una mueca de decepción y se sentó en uno de los taburetes de la cocina
-Ah, Damian , el es Dionisio, mi jefe –Refugio parecía incomoda presentándoles, claro que era lógico. Faltaba la segunda parte, mi jefe, al que me tire una noche antes de comenzar a trabajar para el.
-Si, nos conocemos –Damián se acerco a el y apretaron sus manos –Gracias por llevarlas al hospital
-No fue nada –Dionisio asintió sonriente –Me alegro de que tu hija este mejor
-Gracias –El se giro para mirar a su pequeña –nos dio un buen susto
-Pero se quedo en un susto –Dionisio miro a la niña y recordó el rostro de Refugio acunando a la pequeña entre sus brazos mientras sus lagrimas bañaban su cara.
-¿Bueno y que tal es mi hermana en su trabajo? –Alan miro de reojo a su hermana
-Muy buena –Dionisio dirigió la vista hacia ella y cuando los ojos de ambos se encontraron a Refugio le quedo claro que no estaba refiriéndose a su trabajo de secretaria. Ella se sonrojo y desvió la vista.
El timbre volvió a sonar y todos miraron la puerta ¿Quién mas podía ser?
-Parece que hoy es día de visitas –Camila sonrió con picardía y miro a Dionisio -¿Esperas algún chico Refugio?
-Si al fontanero, no te digo –Negando con la cabeza se dirigió a la puerta al mismo tiempo que trataba de aguantar la risa. Pero al abrir la puerta, la garganta se le seco, las piernas comenzaron a temblarle -¿Qué haces aquí?
-¿Cómo esta Sophia? – José permanecía en la puerta mirándola a los ojos
-Bien –Ella suspiro –Ahora vete por favor
-¿Tanto te desagrada verme? –parecía dolido al preguntarlo
-Vete José –Ella frunció el ceño –A Damián no le va a gustar verte aquí
-¡Y tanto que no! –Y Damian empujo la puerta abriéndola totalmente –No se como tienes el descaro de venir a mi casa.Lárgate antes de que yo te saque a patadas.
-Cálmate Damián –Refugio puso una mano en el hombro de su hermano –Quédate con Sophia
-No –El la miro furioso –No vas a ir a ningún lado con este tipo
-Estas olvidando que soy mayorcita para hacer lo que me da la gana –Refugio le sostuvo la mirada –No me des ordenes, porque no me gusta
Y salio cerrando la puerta tras ella, Camila permanecía sentada en el sofá junto a la niña y mirando la puerta con la boca abierta.Damian bufo molesto, mientras Dionisio miraba a uno y a otro sin entender nada.
-Creo que será mejor que me marche –Camino hacia la puerta y después de despedirse de todos salio de mala gana del apartamento. Aunque no tenia razón para ello, se había presentado sin avisar en la casa de ella, había tratado por todos los medios de mantener una charla larga, aunque no lo había conseguido ¿Y todo porque? Ni siquiera el lo sabia y eso era lo que mas le molestaba.
Lunes a las doce de la mañana y ya estaba agotada, había demasiado trabajo hoy en la oficina. Dionisio había tenido dos reuniones y ahora se encontraba en su despacho revisando los presupuestos de las próximas campañas.
-Hola –Una rubia con ojos claros la mira sonriente, ante ella hay un carrito con un niño pequeño, de meses y a su lado otro niño –Tu eres Refugio
-Si –Ella frunció el ceño y se levanto de su lugar -¿Nos conocemos?
-Yo a ti si –Ella asintió ampliando mas su sonrisa –Mi hermano Gabriel me ha hablado mucho de ti
-¿Oh? –Ella la miro sorprendida -¿Eres la hermana de Gabriel?
-Si y estoy segura de que seremos grandes amigas –Y de buenas a primeras se acerco a ella y la abrazo dándole dos besos –Mi nombre es Melanie –se aparto y señalo al mayor de los niños –El es mi hijo Trevor y el pequeño –sonrió mirando el carrito –James
–Es George, tengo que contestar. Vuelvo enseguida –y salio del despacho
-Espera –El observo como su hermana desaparecía por la puerta, miro el carrito del niño y frunció el ceño –Te olvidas a tu hijo
Y pareciera que el niño le había entendido porque comenzó a llorar, Dionisio se acerco a el y le miro nervioso.
-Eh James calla –movía los brazos frente a el –Vamos tranquilo
Como el niño no dejaba de llorar, no le quedo otra que forcejear con los cinturones del maldito carro y cogerlo. Lo sostuvo entre sus manos, alejado de su cuerpo, mirándole ofuscado y sin saber que mas hacer.
-¿Qué pasa? –Refugio se quedo parada en la puerta observando la situación ¿Por qué cogía así al niño? Camino hacia el, para tomar al niño entre sus brazos –Es un niño, no un jarrón.
-Un jarrón daría menos lata –Dionisio suspiro -¿Por qué no deja de llorar?
-Hay que cambiarle –Refugio sostenía al niño entre sus brazos, se acerco a la mesa de el y aparto las cosas, tumbo al pequeño y comenzó a desvestirlo.Dionisio abrió los ojos sorprendido al comprender lo que estaba haciendo, ¡en su mesa ¡Iba a cambiar al niño en su mesa –Pásame un pañal y las toallitas
-¿Qué? –El no podía apartar los ojos de su mesa Por Dios, el trabajaba ahí.
-En el carro –Ella le miro y suspiro –Dionisio, en el carro.Pañal y toallitas.
-Si –el asintió y se acerco al carro para cogerlo, después se lo paso a ella -¿Vas a cambiarle ahí?
-¿Prefieres que siga llorando? –Ella le miro de reojo con una sonrisa y por un momento el se perdió en sus ojos. Cuando le quito el pañal al bebe se lo dio a el –Ten, tíralo
-¿Qué? Que asco –el lo tomo con dos dedos y camino hacia el baño manteniéndolo lo mas lejos posible -¿Cómo puede echar esto un niño tan pequeño?
-Ya esta pequeñín –le cargo entre sus brazos y el niño sonrió
-¿Cómo lo haces? –El la miraba sorprendido –Te acaba de sonreír
-Es muy fácil –Ella le miro divertida, se acerco y coloco al niño entre sus brazos, colocándole un mano en la espalda –Mantenlo pegado a tu pecho y la mano aquí para evitar que se tire hacia atrás
Cuando sus manos se rozaron, ambos sintieron esa electricidad que les unía y sin poder alejarse permanecieron inmersos en los ojos del otro. Hasta que un carraspeo les trajo de vuelta a la realidad, Refugio dio un salto hacia atrás y se alejo.
-Esto si es un milagro –Melanie sonreía mirando a su hermano –Tu cargando un niño
-Si, bueno –Dionisio le paso el niño rápidamente –No te acostumbres
-Supongo que debo agradecerle a Refugio –Ella la miro sonriente –Por cierto, el viernes damos un fiesta en casa. Van algunos empleados, los mas cercanos claro ¿Por qué no vienes?
-¿Yo? –Refugio frunció el ceño –No creo que sea buena idea
-¿Por qué no? –Ella se encogió de hombros –Eres la secretaria de mi hermano, además mi madre se muere por conocerte.
-¿A mi? -¿Por qué? Ella no era nadie
-Si, llevas aquí mas tiempo que ninguna, has sobrevivido a Gabriel –le guiño un ojo y ambas rieron –Anda vente, será agradable y divertido –miro a su hermano de reojo y sonrió -¿Verdad Dionisio?
-Si –El respondió molesto, con la mandíbula contraída. Pero lo cierto es que la idea de tenerla en su casa, en la fiesta, le agradaba.Y eso era lo peor.
-Esta bien –Refugio asintió –Ire
-Genial, nos lo pasaremos muy bien –Satisfecha Melanie dejo al niño en el carrito -¿Y Trevor?
-Esta con Lucia –Refugio camino hacia la puerta –Voy a buscarle
-Gracias –En cuanto ella salio del despacho, Melanie centro su vista en su hermano con una sonrisa de satisfacción.
-¿Por qué será que me da que todo esto es un plan tuyo? –Dionisio la miraba con los ojos entrecerrados –No se que estas tramando, pero no funcionara
-Si lo hará –Ella sonrió –Esa mujer es inteligente, guapa, simpática y sabe controlar a las hormonas Ferrer, por lo que veo.Pero lo mejor de todo es que te gusta. Es ella, ella es la mujer que estábamos esperando.
-Aquí estamos –Refugio entro al despacho con el niño tomado de la mano
-Ya nos vamos –Melanie empujo el carrito del niño hacia la salida –Un placer conocerte Refugio. Nos veremos el viernes.
-Si, adiós Melanie –Ella frunció el ceño al ver como Dionisio suspiraba mirando molesto a su hermana. En cuanto la puerta del despacho se cerro, camino hacia el -¿Todo bien Dionisio?
-Si –El se sentó tras su despacho –¿Cómo esta tu sobrina?
-Bien gracias –Ella sonrió y se giro hacia la puerta –Voy a terminar con las citas
-Refugio –Hablo en voz baja pero ella se giro para mirarle –La fiesta será mucho mas entretenida si tu estas.Espero que les esté gustando la historia ❤️❤️
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La Secretaria
RomanceBueno aquí les traigo esta nueva historia espero que les guste y es una adaptación