Las manos de Eimi sudaban, sudaban veneno y eso no le agradaba ni un poco. Toshinori llegaría en unos minutos y estaba demasiado nerviosa, podia mantener su cabeza fría mientras la apuntaban con un arma pero no podía hacerlo mientras esperaba a aquel hombre que ella destruyó.
Rompió el corazón de Toshinori por una estupidez y se sentía la peor mujer del mundo. Sintió aquella presión en su pecho y no le agradaban aquellos recuerdos que volvían a ella.
Entonces la puerta se abrió. Toshinori había entrado y estaba ahí. La encontró con la nariz roja y los ojos llorosos, la de ojos rojos quería abrazarlo pero se contuvo.
Suerte que el dio el primer paso y la abrazó.
— No llores más, te lo ruego. — Murmuró el rubio levantándola del suelo.
— Te extrañe demasiado. Por favor perdóname. Me arrodillaré y rogare si es necesario. — dijo cuando regresó al suelo. Miró aquellos ojos azules que tanto le gustaban.
— Te perdono
Y como si aquello fuesen palabras mágicas, Eimi sintió como la Alegría llenaba su pecho y se extendía por todo su ser. Fue perdonada. Tenía otra oportunidad y esta vez no la iba a desaprovechar.
-.-.-.-.-
Saliendo de la cafetería ya con su café listo Eimi choco con alguien que casi derrama su café. Vio a esa chica de cabello negro y ojos blancos en totalidad. Miyuki Murakami.
— ¡Miyu! — gritó Eimi como saludó al ver a su amiga de infancia, aquella chica que poseía la particularidad de ver el futuro cuanto quisiera, siempre y cuando tuviese alcohol en su sistema.
— Eimi. Dulce veneno. — dijo al abrazar a la de cabello rosado. La apretó, era una gran amiga que amaba y apreciaba mucho.
— Creí que te habías mudado, eso dijo Airi.
— Me conoces, no puedo estar mucho tiempo en el mismo lugar.
Las dos mujeres volvieron a abrazarse, se tomaron de las manos y caminaron a la heladería más cercanas.
— ¿A que viniste realmente? — preguntó la menor de las Hayashi lamiendo su helado de chocolate.
— Que directa, digna de tu apellido. — murmuró la chica de cabello negro.
— Se que odias Japón, solo estás aquí por algún propósito.
Miyuki sonrió — me conoces.
— Habla. — Dijo Eimi entrando al departamento. La de cabello negro tomó asiento como si esa fuese su casa. Y esperó que la Hayashi hiciera lo mismo.
— Lo primero es que: debes controlar tus emociones. No reacciones agresiva. Debes de controlarte.
— ¿Que diablos pasa? — preguntó más molesta que preocupada.
Miyuki hizo un ademán de manos y apareció frente a ellas una especie de visión.
Enji estaba frente a sus padres y frente a Rei, cinco años atrás, quizás 6, no recordaba el tiempo exacto que había pasado desde que el destrozo su corazón.
—No me interesa Rei, estoy con Eimi.— se quejo Enji molesto.
— A mi eso no me importa. — comentó la albina.
— Termínala. — dijo Alenna, la madre de Enji.
La visión se disipó dejando a Eimi confundida viendo a Miyuki que mantenía los ojos cerrados y colocaba otra visión frente a ellas.
—¡Detén esto! Sabes bien que Enji no es para ti, tuve una terrible visión. Si continúas con esto se te regresará todo el mal que estás haciendo. — dijo Miyuki tomando a Rei de los hombros, Airi estaba a un lado recostada de una pared con las manos cruzadas.
— ¡Yo hago lo que debo! Las Hayashi no merecen felicidad ninguna. — Airi hizo que una raíz la tomara por el cuello.
— Cuidado con lo que dices, podría ser lo último querida heredera del frío.
— ¿Me matarías! Vaya héroe.
— Cariño, el día que mueras será de mis manos... de eso puedes estar segura.
Miyuki tomó el hombro de Airi y está bajo a Rei.
— Por favor, no quiero que termines en un manicomio con una familia rota, un hombre que no te ama y lastimando a tus hijos.
La albina se quedó en silencio un momento. Luego levanto la mirada.
— No me casaré. Dejare el camino libre.
Y entonces Eimi comprendió por qué el día de la boda Airi estaba tan rabiosa, tan dolida y tan destructiva. Rei le había mentido a la cara y Airi odiaba las mentiras.
Reí se había vestido de oveja pero era un lobo, durante años ella pensó que Enji había sido el hijo de perra doble cara, pero todo el tiempo la más mala fue ella que siempre supo de su relación.
Enji solo era un idiota de pocas pelotas que no tuvo valor para defender a su mujer.
— Todo este tiempo... — Susureo la de cabello rosado con un dolor en el pecho. Por eso Airi trataba a Rei tan mal.
Por eso la atacó.
Por eso sentía que no debía tener cerca a Rei.
Durante todo de tiempo ella solo había jugado con su amistad.
Otra visión se mostraba.
Rei estaba llorando, parecía reciente. Ya llevaba su pelo corto y antes lo llevaba largo. Tenía un golpe en la mejilla y abrazaba algo.
A Touya.
Era muy reciente.
—¿Aún seguirás con esto? — preguntó Miyuki a su lado. Su pelo en un trenza.
— Seguiré hasta el final. Enji es mío, no se lo dejare a esa Hayashi.
Eimi mordió el interior de su mejilla. Esa era la verdad que ella no conocía.
— Fue hoy. — Habló Miyuki. — Tuve otra visión. Que te enterarías y mancharías tus manos con su asquerosa sangre... tu vales mas que eso.
— Gracias.
— ¿Que harás? — cuestionó la chica jugando con sus pulgares.
— Nada. Enji es mi pasado, mi futuro está con Toshinori... mi verdadero futuro.
— Y a tus dos hijos.
Eimi abrió la boca sorprendida y su rostro se puso rojo.
— ¿QUE?
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Ardiente Veneno- Enji Todoroki / Endeavor
FanfictionAdvertencia: lemon Se amaron tan intensamente que se rompieron... Se separaron y caminaron en sentidos opuestos, olvidando que el mundo es redondo. Portada hecha por @miss-horrible