26- Yo me...

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El gran día por fin había llegado. Eimi se veía al espejo y no podía creer lo bien que se veía. De verdad estaba demasiado hermosa y ni siquiera ella misma podía encontrarse algún defecto, su vestido blanco era simple, lo más llamativo eran las mangas de tela translúcida y perlas. La emoción no la dejaba asimilar bien nada.

Era tan loco que en un parpadeo estaba frente a Toshinori a punto de unir su vida a la de el.
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Enji se quedó viendo el programa infantil extraño que entretenía a sus hijos cuando llegó un mensaje de Airi.

Una foto de Eimi de espaldas viéndose al espejo con el hermoso vestido de novia que la misma Airi le había enviado antes. "Ya se casará con alguien que la haga feliz de verdad"

Ese mensaje le dolió. Miró a la cocina y allí estaba Rei lavando unos platos. Sintió un nudo en la garganta, la albina había sido una esposa ejemplar desde el primer segundo, pero a pesar de eso y todas sus demás virtudes ella tenía un defecto enorme que jamás iba a solucionarse, ella no era Eimi.

Y el solo era capaz de amar a Eimi.

Se colocó de pie, se vistió y salió para el lugar que estaba asquerosamente lejos.

Una hora y media después de conducir llegó, mostró su invitación y lo dejaron pasar, camino por el amplio jardín y su estómago ardía, los nervios estaban a punto de matarlo, no podía controlarse. La puerta estaba frente a él.

Sabia que estaban a punto de hacer la pregunta y el respondería con aquella frase, no había certeza de que ella decidiera dejar todo e irse con el, es más, la más alta probabilidad era que ella lo envenenara allí mismo.

Pero al menos moriría sabiendo que lo intento todo.

La pregunta fue dicha

Empujó la puerta.

— ¡yo me!..

Todo el mundo vio hacia la puerta, pero no había nadie. Solo estaba entre abierta.

— ¿Que diablos fue eso? — preguntó Eimi en un susurro. Toshinori se encogió de hombros aún más confundido que ella.

Uno de los invitados sentados en la parte de atrás se levantó a cerrar la puerta.

— Yo los declaró: Marido y Mujer.

Antes de que el hombre continuara, los recién casados se besaron.

Rápidamente pasaron a la fiesta en un salón especial de aquel hotel, pero no todos los invitados estaban allá, Airi estaba en el jardín. Dando un último vistazo de que ya todos se fueron.

Entonces Enji cayó desde arriba. Desplomado en el suelo con los ojos rojos.

— El efecto pasará en unos segundos, me agradeces después el haberte ahorrado la peor vergüenza de tu vida. — dijo con asco viéndolo desde arriba.

Unos segundos y Enji se colocó de pie, limpio la saliva que había en su bar silla por culpa de la parálisis que le provocó el veneno en las raíces de Airi.

— ¿Estas loca? Iba a impedir la maldita boda. — ante eso Airi soltó una carcajada.

— ¿Tú? — otra carcajada se escapó de sus labios. — No eres nadie, solo habrías retrasado lo inevitable y habría hecho tu dolor peor. ¿Que quieras? Supongo que ver ese "si" te habría matado.

Enji bajo la mirada, el solo pensamiento de eso ya lo estaba desmoronando.

— Quizás...

— Nada. — le interrumpió. — Lo mejor es que vivas la mentira que creaste, sigue como si nada. Esto solo es una cosecha de aquello que sembraste hace años.

Enji guardó silencio. Se quedó con Airi viendo el atardecer. Era muy raro que ambos estuvieran juntos en silencio por tanto tiempo, siempre tuvieron una especie de rivalidad amistosa que se convirtió en odio activo-agresivo por parte de la Hayashi mayor después de la boda del hombre.

— Al final de todo si tuviste razón...

— ¿En?

— En todo. En que me iba a arrepentir y en que sentiría un dolor diez veces mayor al que le hice sentir a Eimi.

— Me alegro que sufras.

Eso fue otra puñalada.

— Quiero... — Enji se quedó en silencio esperando que su voz volviera a sonar normal.

— No. ni aunque busques la manera de regresar el tiempo y hacer todo bien. No te perdono y jamás te perdonaré por lo que hiciste.

Después de recibir más mierda por parte de Airi y estar solo en el jardín mientras escuchaba la música de la fiesta por fin se tranquilizó. La segunda boda que sufría.

Se iba de ese lugar, ya sentía que su dosis de tortura fue suficiente, a pesar de que los dioses tenían otros planes.

Justo en la puerta estaba Toshinori que al verlo sonrió. Esa asquerosa sonrisa de hombre que se acababa de casar con la mujer que EL amaba.

—Me alegro que Airi te interceptara. — murmuró sin quitar esa maldita sonrisa. Enji se quedó pasmado ante esas palabras.

— ¿Miedo?

— No, no. Pero ya soy esposo de Eimi. Cualquier cosa que hagas que a ella le cause una mínima emoción negativa lo tomare como una declaración de guerra y dejare de verte como héroe compañero y te veré como un enemigo.

Enji se quedó en silencio tras esas palabras. No dijo nada y mejor se fue. No podía estar frente a Toshinori teniendo tan en claro que el de verdad era el hombre que ella merecía y el hombre que el no supo ser.

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Ardiente Veneno- Enji Todoroki / EndeavorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora