Advertencia: lemon
Se amaron tan intensamente que se rompieron...
Se separaron y caminaron en sentidos opuestos, olvidando que el mundo es redondo.
Portada hecha por @miss-horrible
La bella mujer de ojos grises y cabello blanquecino cargaba a su pequeña de pocos meses, no lloraba de madrugada pero al salir el sol no paraba aquel llanto de su dulce niña. El llanto se detuvo cuando empezó a amamantarla. Sonrió a su pequeña y luego levantó la vista para ver a su marido con su otro hijo en brazos, el varón era más tranquilo y solo necesitaba el calor del cuerpo de su papá para volver a dormir plácidamente.
Enji se preparaba para trabajar, había dormido poco y el llanto de sus hijos lo sacaba de quicio cuando se combinaba con las peticiones de su mujer "Enji calienta la leche" "Enji sostén a Fuyumi un momento" "Enji no mesas a Touya que se malcría"
Otra vez iba a llegar tarde por Rei y por los bebés, era una suerte que el fuera el jefe. Llegó y como siempre todos lo esperaban.
— Endeavor-sama, Poison lady vendrá desde America. - habló su secretaria. Eso lo hizo detener su andar.
— ¿A que viene? - preguntó el hombre, no le agradaban esos héroes americanos, tenían nombres raros y raras costumbres.
— Es la heroina #3 señor, vino aquí por un caso y los superiores ordenaron que se asocie con usted.
Endeavor maldijo por lo bajo, como si no fuese suficiente tener a All Might por ahí,ahora venía otra. Tomó los papeles y caminó a su oficina, no sabía cuándo llegaría la americana así que investigaría sobre ella.
La verdad el no sabía nada de los héroes que estaban por debajo de él, simplemente no le importaba y por lo que sabía esa tal Poison Lady no asistía a la ceremonia para anunciar el ranking.
Entró a su oficina y ahí había una mujer mirando hacia abajo por la ventana, tenía el cabello rosado pastel que caía por toda su espalda, sus piernas totalmente descubiertas y su traje de heroina (lo que podía ver) era completamente blanco.
— ¿Quien demonios eres? - interrogó molesto, debieron haberle avisado que había alguien ahí.
— Sigues tan mal hablado como siempre, Enji.
Fueron las palabras de la fémina al voltear sonriente, el héroe se quedó sin palabras al ver esos ojos color sangre ¿esa era Poison Lady? No, imposible. El lo sabría. Ahí estaba ella tres años después más hermosa que antes e igual de sonriente que cuando hacía una travesura.
No era real.
Caminó hacia ella dando largos pasos, ella pensó que iba a darle un abrazo como saludo pero no, el iba a comprobar si eso era un sueño o era real.
Unió sus labios con los de la chica.
La sorpresa no la dejó reaccionar, ¿Acaso se había vuelto loco? El era un hombre casado, no debía besarla. Terminó por corresponder aquel beso que nunca debió empezar. Se separaron.
— Eres real... - murmuró el imponente héroe número dos con la voz un poco quebrada.
— Soy real. - habló Poison lady mientras un par de lágrimas resbalaban por sus mejillas, ella temblaba mientras endeavor la sostenía por los hombros.
La besó otra vez y ahora ella correspondió gustosa pasando sus brazos por la nuca del hombre. Era real, lo sabían. Ese momento con el que soñaron tantos años era real. El héroe levantó a la chica en brazos sin despegar sus labios del otro.
Ella se aferraba a Endeavor fuertemente con sus brazos y piernas, el la llevó a su escritorio que estaba vacío. Jadeó cuando los labios de Enji fueron a su cuello. Aquella suave piel tenía un sabor algo salado.
— Enji, esto no está bien... aah~
Su cordura volvió a perderse cuando el pelirrojo movió la parte inferior de su ropa y pasó un dedo. Ella sostuvo la muñeca de Enji tratando de detener todo aquello.
Besó su frente, después su mejilla y ella aflojó su agarre, ese hombre era su debilidad.
Otra vez pasó un dedo y ella se estremeció a la vez que clavó sus uñas en la muñeca del hombre.
— Cuidado si activas tu particularidad...
Ella sonrió y lo besó hundiendo sus dedos en el cabello de Enji, parecía un sueño y sin importar cuanto lo sintiera no terminaba de convencerse que era real.
Volvió a pasar un dedo por la parte más sensible de la chica, ahora estaba más mojada que antes y eso le encantaba a Enji.
— Ya estás lista. - susurró con voz ronca a la vez que hundía un dedo en ella.
— Para ti siempre lo estoy.
Agregó un dedo sacándole otro de esos gemidos que a él le fascinaban. Cada vez el vaivén de esos dedos era más rápido haciendo que fuera más difícil contener sus gemidos. Acostada en aquel escritorio mientras mordía su mano para no gemir.
Justo antes de que llegara Enji detuvo ese vaivén ganándose una mala mirada de la chica, se llevó los dedos a la boca probando el dulce néctar.
Sacó su miembro y lo pasó por la entrada de la chica, los ojos turquesa y los rojos se encontraron nuevamente. Entró lentamente arrancándole un largo gemido. Cuando entró por completo se quedó quieto para que ella se acostumbrar a su longitud.
— Tan estrecha como siempre. - habló cerca de sus labios para después besarla.
Poison lady empezó a mover sus caderas indicando que ya estaba lista.
Endeavor la sostuvo de la cadera y salió completo de ella, luego dio una estocada tocando ese punto sensible haciendo que ella soltara un enorme gemido.
— Las paredes son a prueba de ruido. - informó para empezar a envestirla con fuerza.
Mientras la fuerza de las embestidas aumentaba también lo hacía el volumen de los gemidos. El pelirrojo sentía el calor de la chica y como lo apretaba. Las embestidas perdían el ritmo así que Enji bajo la fuerza y ahora iba más lento. No quería llegar todavía y tampoco permitiría que ella lo hiciera de segunda.
Entraba y salía lenta y tortuosamente de la chica.
— Enji... por favor duro. - pidió en un hilo de voz, necesitaba llegar. Necesitaba que fuera el quien la hiciera llegar.
Aumentó la fuerza. Tocaba lo más profundo de la chica mientras mordía la piel expuesta de su cuello, cada vez estaba más húmeda y con cada Segundo ambos estaban más cerca de obtener el Preciado orgasmo.
Un par de embestidas más fueron suficientes para que ambos se corrieran, ella se sintió llenada por la caliente esencia del hombre.
Ambos jadeando encima del escritorio, abrazados con miedo de que el otro desapareciera como siempre ocurría en sus sueños
