Cap.2.*Conóceme*

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En la oscuridad de la noche solo la luna brillaba en lo alto del cielo, alumbrando la noche oscura.... Debajo de las finas sábanas de un joven pelirrojo, se encontraba una chica y a su lado estaba ese afamado pelirrojo acariciando su espalda, mientras ella reposaba su cabeza en su pecho.

-No crees que ya es hora de que dejes a ese pobre chico...Vale, se que te sientes obligado a cuidarle pero ya está lo suficientemente grande...

-Sakura. Deidara es un chico que no entiende de la vida, se encapricha a algo y ya no lo suelta, cómo a mí... Y no lo culpó, yo también fuí así con él.

Dejaron el tema, y siguieron con lo suyo, Sasori seguia asiendole creer al rubio que seguía enamorado de él que cosa que claramente no era verdad. Solo un tiempo dura el encanto en las relaciones, y un gran ejemplo de ello es Deidara y Sasori. Desde que la abuela de Sasori murió, él ya no es el mismo con ese rubio de triste sonrisa, pero apesar de eso sigue sonriendo, te brinda su apoyo cuando más lo necesitas...

Todos en algún momento de su vida han soñado con esa persona perfecta. Pero apesar de eso solo sueñas con las traiciones... Los engaños. Sin embargo no hay el valor suficiente para decir que hubo tal traición.

Mientras tanto en el apartamento del azabache, se encontraba un rubio asustado, la situación era realmente difícil él doncel se encontraba en un estado sumamente extraño, ante eso el azabache lo intentaba calmar. Deidara no entendía el porque estaba en esa casa. Después de un largo tiempo Itachi logró calmar al doncel.

-Tranquilo... Estás en mi casa, no sé dónde vives así que te traje aquí, te hacía falta dormir y por lo que veo no has comido muy bien- le recostó en la cama- descansa, te traeré comida.

Itachi le sonrió, acarició el cabello de él rubio y salió de la habitación. Le sorprendió al ver que el chico se volvió a acomodar en la gran cama ya que hacía rato que había despertado, era tierno a su manera, después de todo era un doncel... Pero no cualquier doncel, este era distinto... Después de un rato en la cocina Itachi volvió a la habitación con una bandeja con un vaso de leche y una torta.. removió al rubio que al tocarle vió que hizo una mueca de dolor.

- Oye ¿Estás bien?- el rubio se incorporó y asintió con su cabeza- No estoy muy convencido, ¿Quieres que llame a un doctor para que te revise?

- No, no hace falta que se preocupe por mí. Estoy bien- trató de sonreír, pero el azabache no se lo creyó del todo.

- Si no quieres que llame a un doctor tendré que revisarte yo- él rubio negó rápidamente-

- Estoy bien, enserio no se preocupe- el azabache no se lo creyó del todo, pero sin embargo no le insistió más..

- Aún no me has dicho tu nombre.. Dime ¿Cómo te llamas?.

El rubio no entendía la sutileza que tenía Itachi al hablar, era como si se sintiera tranquilo al oírle, aunque de cierto modo así era, se sentía bien con su compañía, no se sentía como si estuviese secuestrado, o algo parecido. Pero ahora tenía que regresar a casa, seguro que Sasori estuviera esperando a que regrese. -Mi nombre, quiere saberlo- eso era lo que pensaba el rubio, algo indeciso decidió contestarle al fin y al cabo, él era quien lo ayudó.

- Soy Deidara, mi nombre es Deidara.- Itachi sonrió soltando una pequeña risita- ¿Qué es tan gracioso?- Dijo haciendo unos pucheros.

- Nada... Sólo sigue comiendo.- él rubio lo miró extrañado, pero le obedeció- Se me ocurrió una idea...

-¿Cuál?.

- Ya que casi no me conoces, vale, solo sabes mi nombre, a lo que me refiero es que quiero conocerte, y quiero que tú me conozcas..- él rubio sonrió algo curioso y dijo.

Estoy Solo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora