¿𝑻𝒊𝒍𝒍 𝒐 𝑹𝒊𝒄𝒉𝒂𝒓𝒅?.

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Omnisciente.

-¿Cómo es posible que este aquí? —pregunta Till mirando a Richard.
-Preguntale a esos imbéciles —responde señalando a los demás.
-Está aquí por que Oliver así lo quiere —responde Christoph dirigiéndose a su habitación, Paul y Flake hacen lo mismo dejando tan solo a Till y Richard en la sala.
-Esto se salió de control Till —dice Richard tocandose la cabeza.
-¿Viste lo que hizo? —pregunta Till— se interpuso entre Oliver y yo con tal de que no lo golpeara, ahora entiendo por qué te gusta —dice riendo.
-Callate, tenemos serios problemas.
-¿Tenemos? —pregunta Till con indiferencia.

°°°

Oliver's POV.

Olivia me curó algunas heridas que Till logró abrir en mi rostro, estaba muy triste, no me gusta verla así, traté de animarla pero no he podido.

-Olivia, ¿que tienes? —pregunto sujetando su rostro mientras nos sentamos en el sofá de la sala.
-Es que... Quiero hablar contigo sobre las llamadas.

Estoy apuntó de decirle algo pero en eso llegan Till y Richard, nos observan y ponen cara de disgusto, veo entrar a Christoph a la sala con una sonrisa.

-Oliver —dice sujetando a Olivia de la mano— voy a robarte a tu chica por unas horas.

Olivia voltea a verme y yo le sonrió indicándole que puede ir.

-Cuidala mucho eh —digo advirtiéndole a Christoph.
-Si hombre.

Ambos salen de la casa y yo observo a Till y Richard que por igual me observan, ambos están parados ahí sin decir o hacer algo, me levanto del sofá, tomo mis llaves y salgo de la casa.

No sé que traen esos dos, los siento un tanto raros.

Me dirijo al correo, ¿por qué no le han llegado las cartas a Olivia?, es momento de saberlo.

Al llegar ahí saludo y pregunto al encargado del lugar.

-¿Cómo? —pregunta el encargado asustado—no, yo no sé nada.
-¿Está seguro? —pregunto frunciendo el ceño.
-Mire Señor Riedel, a veces las cartas tardan en llegar.
-He enviado una carta cada mes, ¿cómo puede ser posible que...

Paro de hablar cuando viene algo a mi mente.

-¿Cuánto le pagaron? —pregunto susurrandole al tipo.

Nunca creí hacer esto, pero si lo que acabo de pensar es verdad, mi plan saldrá bien, sino, me meteré en problemas.

-¿Qué dice?.
-Mire, no soy estúpido, es obvio que alguien no quiere que mis cartas lleguen a su destino, así que usted decide, me dice ahora mismo de quién se trata o contratare al mejor abogado que exista y lo meteré en la cárcel —digo para luego darle una sonrisa.
—el traga saliva y me mira— Su nombre es Till Lindemann, y todas se las ha llevado él.
-¡Lo sabía! —grito molesto para luego salir de ahí.

Vaya servicio tan bueno, ¿acaso ya no puedo confiar en nadie?, ¿cómo le hizo ese bastado para...?, oh cierto, las personas tienen precio a veces.

Me dirijo a la casa y entro echando humos, estoy más que molesto.

Me dirijo hacia la habitación de Till y lo escucho hablar con alguien.

-¡¿Enserio?!, ¿lo has hecho por mi?, no, no, ¡estoy muy feliz!, Te amo —lo escucho decir.

¡Que demonios?!, abro la puerta y Till me mira serio.

-No quiero pelear contigo —me dice dejando su teléfono, se levanta y me da un empujón—sal de aquí.
-Pero yo si quiero pelear, ¿cómo puedes ser así?, ¿acaso sabes lo que Olivia está pasando?, no lo sabes, por que ella no te importa, solo te importas tú, ¿Cómo pudiste sobornar a alguien para que no hiciera llegar mis cartas, y en cambio te las quedaras tu?.
-Oliver...
-¡Callate!, Olivia casi se quita la vida, si yo no me hubiese ido ese día a México ella no estaría aquí.
-Oliver...
-¡Que te calles!, ¡Eres un bastado!.

𝙎𝙄 𝙉𝙊 𝙏𝙀 𝙃𝙐𝘽𝙄𝙀𝙎𝙀 𝘾𝙊𝙉𝙊𝘾𝙄𝘿𝙊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora