Desperté entre los brazos de Ián, mirando su piel tan particular, me pilló y me sonrió cariñoso.
—No me importa pagar ese servicio extra si te tengo así —decía mientras me tomaba de la cadera.
Comenzó a besarme, se sentía tan excitante, comencé a gemir y él parecía disfrutar la escena. Bajó lentamente su mano que me acariciaba el rostro y se dirigió a mis senos, entonces comenzó a apretarlos con un poco de fuerza; se sentía tan bien, fue bajando su mano y prosiguió a tocar mi trasero, lo apretaba a tal grado de hacerme sentir deseada, eso me excitaba... Ián prosiguió con sus besos mientras mi vagina se humedecía un poco más cada vez y continuó bajando su mano mientras acariciaba mi cuerpo hasta llegar a mi vagina, la rosaba con sus dedos y mis gemidos se hacían cada vez más constantes; de pronto, sentí algo dentro mío, eran sus dedos, hacían que mis fluidos lubricaran más mi vagina.
—Ya no puedo más —dijo Ián excitado.
Sacó sus dedos y se colocó encima de en mí, lo tomé por la espalda y lo abracé, el solo sentía mi calor y mi piel rozando la suya mientras que su erección ya estaba
pre-eyaculando.'—¡Me vuelves loco!
—Y tú a mí.
Me tomó de los hombros y jugueteó con su pene un poco para así lubricarme. Me tomó de los brazos y comenzó a buscar donde introduciría su pene, apenas lo encontró, lo introdujo lento... Mi cara cambió a una leve sensación de dolor y un quejido salió de mí; entonces, me besó y siguió, esta vez no tenía ningún preservativo, se sentía tan bien tenerlo al contacto piel con piel, no pude evitar gemir aún más fuerte ya que las embestidas eran constantes. Los vidrios del cuarto comenzaron a empañarse, la habitación parecía sudar con nosotros, después de un rato, lo giré.
—Así que ahora, te toca a ti.
—Claro que si...
Bajé poco a poco dándole besos hasta llegar a su pene «espero hacerlo bien» pensé y lo metí en mi boca, era la primera vez que yo hacía sexo oral, apenas lo introduje a mi boca y moví mi lengua,Ián comenzó a gemir y eso me excitaba aúnmás, lo hacía cada vez más rápido mientras que Ián enloquecía por la situación. Dejé de hacerlo un poco y dejé un poco de mi saliva en su pene y él lo tomó y jaló un poco... ya estaba a algunos de segundos de penetrarme de nuevo pero alguien interrumpió, era su guarda espaldas, Ián casi me hace caerme y golpearme de lo brusco que me separó de él.
—Señor, tiene una reunión a las 12:00, no se le olvide.
—Nunca lo olvido, lárgate — dijo molesto.
Me paré de la cama y el me veía como un dulce con una envoltura realmente atractiva, me dirigí a la ducha y la abrí, mi cuerpo tenia olor a fluidos sexuales, jamás pensé que me gustara tanto mi trabajo. Pude escuchar a Ián levantarse y llegar a donde estaba yo, pero ya había terminado, abrí el cajón donde estaba la lencería y tomé un conjunto azul marino.
—Te queda perfecto.
—Gracias —dije seria.
—¿Estas molesta?
—Un poco, no me gustó que nos interrumpieran, pero bueno, tienes que ir a trabajar y mientras ¿Yo que haré?
Tomé un saco naranja, una falda corta blanca y una blusa negra, buscaba deportivas en donde estaban todos los zapatos, pero no logré encontrar ninguna,así que decidí volver a abrir la boca.
—No tengo deportivas...
—Llévate a mi chofer, que te compre las que gustes, el dinero no es problema, si quieres lo tendrás estas dos semanas para que no te aburras aquí encerrada, puedes salir y divertirte, no quiero que mi Carla se aburra, mi chofer te llevará donde gustes.
—¿Me compensaras que nos interrumpieran?
—Sí, con muchísimo sexo, mi amor.
Mordí mi labio y él se quedó contento, ambos ganábamos, no toqué ninguna de las zapatillas que estaban y salí descalza al comedor, Ián se fue a su habitación a darse un baño y arreglarse por lo que tardaría un rato, pedí el desayuno y me lo otorgaron como si fuera la señora esposa de Ián.Comí y salí, ni siquiera me di el tiempo de esperarlo, «Seguro comprenderá» pensé, me subí al auto y el chofer se me quedó viendo los pies, puesto que no traía zapatos de ningún tipo.
—¿A dónde la llevaré?
—Zapaterías, urgentemente.
—Bien.
Saqué un espejo de mi bolsa y me di cuenta que no me había maquillado, le ordené que parara, volví a la habitación y escogí un par de zapatillas, después de todo, llamé al maquillista e hizo su trabajo, esta vida no está nada mal, revisé mi correo y en la bandeja de mensajes tenía varias tareas con la selección de cada materia, cada una con el horario correspondiente y como se deberían entregar, «chispas» pensé y volví al auto y el chofer se dirigió a las zapaterías de la localidad, pero no a simples zapaterías sino a las grandes sucursales de diseñadores reconocidos, caminé por los pasillos escogiendo entre los coloridos modelos que tenían en exhibición, tomé unos azules, blancos, negros, amarillos y unos verdes claros, pagamos y volvimos a casa, ya era tarde, ni siquiera me di cuenta de todas las horas que pasamos en ese lugar, subí a mi habitación y me probé todos los pares, se me veían genial, modelaba como si estuviera en una pasarela divirtiéndome con todo lo que sucedía y de pronto, sin darme cuenta Ián me observaba desde la puerta.
—Caminas muy bien...
—Pervertido, no sabes que eso es acoso.
—No, no cuando vivimos bajo el mismo techo.
—Invades mi privacidad y mi juego.
—Tranquila, si quieres me voy —señaló la puerta mientras que daba máspasos hacia mí.
—Podré pasártelo —dije nerviosa—, pero, solo esta vez mi chico pervertido, la próxima vez tendré que castigarte.
—¿Así? —estaba muy pícaro.
—Sí, te dejo pasar esta, pero solo con una condición.
—¿Cuál? —dijo y comenzó a besar mi cuello.
—Veamos la película de la sirenita.
—¡Carla!
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¡Maldición Carla! [✔️]
Teen FictionLa vida no ha sido nada fácil. Remy con tan solo 18 años de edad se convierte en prostituta para poder pagar su universidad, lamentablemente quienes la ayudaban económicamente eran sus padres, pero debido a que sus padres pierden su empleo por su or...