David me volteó bruscamente y me cargómientras todavía me penetraba pero sin hacer ningún movimiento y me llevó a mi recamara que ahora era nuestra, me recostó en la cama suavemente y besó mis caderas, mi ombligo y pasó su legua por mi vagina, me mordisqueó un poco pero eso me hizo sentir placer, metía su lengua y la movía tan rico que hacía que mi cuerpo se erizara, mi cuerpo se arqueaba por el placer, mis gemidos se hacían mas fuertes y él no paraba, subió de nuevo besando mi cuerpo, se colocó encima de mí y comenzó a penetrarme, pedía más mientras que él disfrutaba del momento.Él me amaba y se notaba en cada movimiento que hacía, el placer es inevitable, penetraba de forma suave y brusca a la vez, pronto llegaría el amanecer y nos quedamos dormidos, me despertó con un pequeño beso en la frente.
—Buenos días, Ángel —me sonrió tan dulce.
—Buenos días —le di un beso en los labios, estaba feliz.
Cambié las sabanas de la cama y nos dirigimos a la cocina, nos bañamos antes de todo y me preparó el desayuno, le encanta cocinarme, me propuso salir, ir al cine o a otro lugar que me apeteciera, pero realmente no tengo ganas de salir, así que hoy seria día en casa, nos pusimos cómodos y pedimos algo para comer. Elegimos una película lo cual fue un desafío.
—¡Por favor, quiero ver Disney! —le gritaba al mismo tiempo que suplicaba por su cambio de elección.
—Yo quiero una de acción, además no me gustan los musicales y Disney tiene demasiadas canciones —solté un gruñido—. Te compensaré.
—¿Cómo? —eso suena tentador—, ¿cómo me compensarás? —me acerqué para esperar una reacción de lujuria.
—Como tú quieras... —se puso nervioso.
—¿Así? —me acerqué más—. Pues... —lo tomé del mentón y lo besé, mientras que me sentaba en él para restregar mi trasero en su miembro.
Estábamos tan bien hasta que el timbre sonó, me paré quitándole mis labios de los suyos y él tapo su erección, nervioso. Abrí y Ferrán estaba ahí con la comida que habíamos pedido en las manos, bien arreglado y con una sonrisa de sorpresa. «¡Demonios!», pensé. David estaba en el sofá con una erección y Ferrán está enfrente de mi «¿Porque mierda tengo tan mala suerte?» lo invité a pasar, seria de muy mala educación dejarlo afuera y mis padres no me han educado así, tomé mi celular y recordé su mensaje en ese momento, en que me llamaba Carla y no Remy, esto lo tengo que averiguar.
—Ferrán él es... —David se paró del sofá y le estrechó la mano—, David, mi novio — logré escuchar el pequeño crujido de su corazón quebrándose—. Cariño él es... —me pensé un momento como lo presentaría, pero Ferrán me ganó.
—Un viejo amigo. Eva me ha contado que tendría trabajo esta semana, pensé que estarías sola y le pedí al muchacho que te iba a entregar tu comida que yo la traería, no quería que comieras sola, pero... ya veo que estás bien acompañada —me dio un beso en la mejilla y noté el hueco en el estomago que se me hacia mientras lo veía marcharse.
Cerré por un momento los ojos y solo escuché la puerta cerrarse, una lagrima rodó por mi mejilla, no me importaba la presencia de David en ese momento, hasta que sentí su mano cálida sobre mi mejilla, el me miraba triste como si entendiera perfectamente lo que me dolía. Me abrazó y me eché a llorar sobre su hombro.
—Perdóname —le repetía una y otra vez entre sollozos.
—No tengo nada que perdonarte, sé que el amor así es, yo llegué cuando tu corazón ya estaba ocupado, tranquila —me abrazó fuerte y me besó los labios—. A mi no me amas, eso duele bastante, pero a pesar de saber que algún día esto pasaría jamás pensé que sería tan pronto, quiero que sepas que te amo y quiero verte feliz, por eso en este momento termino nuestra relación, corre tras él —me limpió las lágrimas y me soltó.
Me paré y lo vi a los ojos, los tenía rojizos y a punto de llorar, su sonrisa a medias y su mirada triste destacaban de su rostro, le di un beso en la mejilla y lo abracé, me despegué de él y corrí tras Ferrán que estaba a punto de irse.
—¡Ferrán! —le grité con todas mis fuerzas—, ¡te amo! —sonrió y corrió a abrazarme.
—Yo también te amo, Remy, te amo, Carla —nos besamos mientras algunas lagrimas caían por nuestras mejillas.
Por fin sentía un beso de verdad, nos quedamos un rato platicando, me pidió perdón por todo lo sucedido, sus labios me hacían volverme loca, lo besaba mientras hablaba, lo único que quiero lograr es demostrarle que lo amo, que estoy con él y nadie impedirá eso. Un silencio llegó cuando vi a David saliendo con sus maletas del edificio, caminé a donde estaba y me abrazó, Ferrán no dijo absolutamente nada.
—¿A dónde irás? —me preocupaba.
—A un hotel, mañana cambiaré mi viaje y regresaré a la ciudad donde te conocí —tomó un mechón de mi cabello y lo pasó por detrás de mi oreja—. Te extrañaré, pequeña —me besó la frente—. Y tú, cuídala bien, no sabes la suerte que tienes de tenerla... —suspiró un momento y sus ojos volvieron a estar llorosos—. No sabes cuanto desearía que ella me amara como te ama a ti —me dio un último abrazo y se fue.
Lo vi marcharse, irse completamente de mi vida, cerrando el ciclo que tuve con él, algo realmente especial, sin embargo, al corazón no se le engaña tan fácilmente, eso ya lo comprobé. Ferrán se acercó a abrazarme y cierta culpabilidad llenaba mi cabeza por haberle mentido sobre algo tan delicado, tan frágil, mis sentimientos.
—Vamos a entrar al departamento —me llevó y yo seguía sin hablar, aun asimilaba el hecho de que había elegido a Ferrán por sobre todas las cosas—. ¿Estás bien? —asentí.
—Solo necesito asimilar todo —complementé—. ¿Quieres comer?, esto se enfriará — estaba melancólica y él lo notaba.
—Remy, yo séque es difícil, pero me alegra que me hayas elegido, no te fallaré, te daré todo mi amor y te haré feliz, es una promesa —me abrazó.
Comimos y me hizo reír bastante, creo que cada vez lo que siento por él va en aumento; a veces las cosas no siempre salen como esperas, yo no sabía que esto pasaría después de todo, pero agradezco profundamente el haber conocido a David, el tener la fortuna de poseer su amor por un momento, ese corazón de oro que quizá no merecía tener, jamás.No olvidaré cada momento vivido con él, una sonrisa se me salió de recordar todo lo que hice con David.
—¿Todo bien? —asentí—. Bueno... ¿Quieres salir? —me negué.
—Extraño a Eva —admití—. Ella es mi pequeño monumento de paz, me ayuda cuando mi mente da vueltas; ella me pone los pies en la tierra, será una semana un tanto difícil —le dije mientras abrazaba una almohada.
—Ella es muy buena amiga, pero yo estoy aquí para lo que necesites. por ahora, ¿sí? —me dio un beso en la mejilla.
Se paró por un segundo para ver qué película veríamos, busqué mi celular no sabía exactamente donde lo había dejado, fui a la cocina y por fin lo hallé en la isla, lo desbloqueé y una foto mía con David me llenó de nostalgia hasta que Abdul interrumpió mi momento de depresión con un mensaje:
Dulcecito, tienes nuevo cliente, ya sabes qué hacer.
Mañana te enviaré los datos, besos.
Esto me ayudará a aclarar mi mente y extrañar a Eva un poco menos, seguí revisando mis mensajes hasta que me topé con el de Ferrán, es momento de descubrir el por qué me llamó Carla y no Remy, mi corazón le temía a una respuesta que pudiera romperlo mientras que mi cerebro como todo gato curioso quería saberlo todo. Me armé de valor, empuñé mis manos y hablé.
—Ferrán... —suspiré.
—¿Qué pasa, cariño? —respondió con una sonrisa.
—¿Por qué me llamaste Carla cuando enviaste este mensaje? —su rostro cambió completamente, le mostré el mensaje y solo se quedó pasmado.
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¡Maldición Carla! [✔️]
Novela JuvenilLa vida no ha sido nada fácil. Remy con tan solo 18 años de edad se convierte en prostituta para poder pagar su universidad, lamentablemente quienes la ayudaban económicamente eran sus padres, pero debido a que sus padres pierden su empleo por su or...