Más tarde me dieron de alta en el hospital tal y como dijo el doctor. Le pedí a mis padres que compraran algo de helado y así lo hicieron... Caminé un par de cuadras hasta casa junto con Eva y David, era la primera vez que traería un novio a casa, bueno, a mi futuro marido, él estaba tan preocupado como Eva pero les insistí en ir por la mañana por todas mis cosas, me sentía incomoda vestida con un pantalón deportivo, prácticamente en fachas, me acostumbré a estar siempre perfecta, sonreía mientras que trataba de calmar mis nervios, me mantuve todo el tiempo enfocando mi cabeza a otras cosas. Llegamos a casa y me tiré sobre el sofá, le pedí a David que me llevara al departamento por todas mis cosas, accedió poco después de pensarlo un poco, Eva nos acompañó pues ya no tenía caso dejar sus cosas ahí; comimos algo y nos dirigimos al departamento, en cuanto llegamos, una enorme sonrisa de nostalgia inundó mi rostro de melancolía, una lagrima rodó por mi rostro recorriéndolo... la limpié y seguimos empacando.
—Tienes mucho maquillaje, mi amor —dijo David al llenar una caja de cartón con cosméticos.
—Dímelo a mí —refunfuñó Eva—. Es una maniática de la perfección—. me guiñó el ojo.
Yo seguí sin hablar, me mantuve callada y tratando de ser lo más productiva, bajamos unos muebles que se los llevarían en varias camionetas que alquiló David, los guardarían en una bodega de su familia mientras nos organizaríamos para la mudanza. Miré aquella acera que me recordó el día que elegí a Ferrán. «Pero que estúpida fui», me dije y seguí enfocada en lo que estábamos haciendo.
—¿Todo bien? —sonreí al verlo frente a mí.
—Todo bien —afirmé y lo besé.
Llegamos a casa y mis padres ya estaban en su habitación dormidos...; no los culpo, ya era bastante tarde, y tomando en cuenta todo lo que ha pasado últimamente deben estar agotados, tanto mental como físicamente. David se despidió de nosotras y se fue al hotel en donde se hospeda; queda cerca de mi casa. Subimos Eva y yo a mi habitación y dormimos, mañana sería un gran día. Durante la noche no logré dormir tan bien como esperaba, miré mi celular tratando de adelantar cada vez más el tiempo, bajamos a desayunar, yo estaba con la sonrisa mas radiante de la mesa, ya ni Eva estaba tan emocionada como yo por hoy.
—¿Emocionada? —preguntó Alejo.
—¿No le ves la cara? —respondió sarcástico Lucio—. Seguro, que se muere por que salgamos a buscar ese vestido —me sonrió dulce.
—Yo opino que no le compren nada —contestó Eva sacándome la lengua.
Mis padres se rieron un poco, cuando tocaron la puerta, era David, lo invitaron a pasar y desayunar con nosotros. Se sentó y durante todo el tiempo que estuvimos desayunando mantuvimos miradas coquetas que mis padres y Eva notaban; Lucio estaba celoso, pero para ser sincera, eso no me causaba conflicto, al contrario, me parecía de los más tierno, sobre todo lo más tierno era que Eva miraba a mis padres como si también fueran los suyos, ella es mi familia, me enorgullece ver a mi familia así. Cuando tuvimos suficiente, Lucio dijo que saldríamos por ese fabuloso vestido tan añorado,pero David se inquietó un poco, «¿ahora qué trama?», me pregunté mientras él seguía intentando evadir el asunto:
—Remy... yo... —comenzó a hablar—, sé que te lo dije en el hospital, pero no frente a tus padres, así qué... te lo diré de nuevo —se hincó—. ¿Quieres pasar el resto de tu vida conmigo? —sacó un anillo precioso.
—Claro que sí —dije y lo besé.
—Ya lo veía venir —dijo Eva felicitándonos.
—No puede ser, está muy pequeña, es mi bebé —decía Lució.
—Amor, cálmate, nuestra hija sabe lo que hace —trataba de contenerlo Alejo.
Después de un rato discutiendo, salimos en busca de algo para mi graduación, y un vestido para mi boda, David quería que tuviera el mejor vestido de todos, por lo que un diseñador lo haría. Estaba tan feliz, tan contenta por las cosas buenas que me están pasando, la vida no siempre es color rosa, pero si la miras con buenos ojos, todo puede parecer hermoso. Las horas seguían transcurriendo mientras que mi indecisión seguía, Eva estaba harta al igual que David, pero no mis padres, ellos ya venían mentalmente preparados para estos momentos.
—¿Siempre es así? —le dijo David a Lucio.
—Esto no es nada —contestó viendo más vestidos para probarme.
—Y espera cuando se casen y tenga que elegir el vestido de su boda... —agregó Alejo.
—¡Los estoy escuchando! —grité sarcástica.
Me miraba al espejo, pero nada me convencía hasta que Eva, me llevó un vestido rojo y largo que me hacia lucir perfecta, salí y en cuanto me vio David supe que ese era el indicado.
—¡Sabia que te iba a encantar! —festejó Eva—. ¡Lo logramos! —gritaba.
—Te ves... —dijo Lucio.
—Perfecta — terminó David.
—Este es el indicado —le dije a la señorita que me estaba atendiendo—. Me lo llevaré.
Volví al vestidor para después darle el vestido a la señorita, me vestí de nuevo y miré mi celular; aunque David me regaló uno nuevo para que la persona que está obsesionada conmigo me dejara en paz, Eva y yo acordamos en guardar el otro por si las dudas, pero no había nada, lo iba a guardar cuando vibró. Un sudor frió entró a mi cuerpo y el pecho me indicaba que era una mala idea no responder, de manera que lo abrí.
Te ves maravillosa en ese vestido rojo, me haces fantasear contigo, ya quiero tenerte conmigo, pero debo ser paciente, ya falta poco, ambos lo sabemos. Te amo, Carla.
Era todo... «¡¿Cómo sabe del vestido?!». no perderé la cabeza de nuevo, tomé el otro celular y llamé a Eva.
—Hola, nena ¿qué pasa? —contestó.
—Se me atoró el cierre del vestido, ven rápido —ella y yo sabemos nuestras claves.
—Claro, voy corriendo —colgó.
Llegó en poco tiempo, la tienda era muy grande por lo que tendremos problemas para identificar quien es el que me sigue a todos lados. Evaentró al probador con algunas mentiritas para los encargados de la sección, y entró. El dejé pasar y le mostré el mensaje de Texto.
—¡Está loco ese imbécil! —le tapé la boca.
—Cállate nos podrían oír —le quité mi mano de su boca y seguí hablando —sé que lo está, pero... necesito saber quién es, eso es lo que más me interesa —me miró consternada.
—Esto es una locura, tu vida está yendo de maravilla, Remy, ahora viviremos juntas, te casaras con el amor de tu vida, te graduaras después de tanto esfuerzo —suspiró dándose una pausa—. Solo... piénsalo muy bien —salimos del probador.
Mis padres estaban platicando afuera con la caja del vestido en sus brazos, orgullosos del vestido y principalmente de mí, suspiré y salí junto con Eva, es ahí donde me di cuenta de la gran cantidad de razón que tenía mi mejor amiga sobre mi vida, hay cosas que jamás imaginé tener como un marido, por ejemplo, porque una prostituta tiene muy mala reputación al ser «las mujeres de la vida alegre», por acostarnos con muchos hombres, somos denigradas y pasamos a valer menos que una mujer que no lleva este tipo de empleo, aunque sigo sin entender a esta sociedad al etiquetarnos y marcarnos, poniendo barreras machistas, jamás pensé contarles a mis padres de mi trabajo por vergüenza y lo hice, lo hice y me perdonaron y ahora nuestra relación va mejor que nunca, ¿porqué seguir buscando a alguien que solo me quiere para hacerme daño? quizá lo mejor sea dejarlo, ¿esa será la mejor decisión?, ¿o me estaré equivocando de nuevo? Seguimos nuestro camino mientras mi mente divagaba en probabilidades, creo que la mejor decisión es disfrutar el momento.
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¡Maldición Carla! [✔️]
Novela JuvenilLa vida no ha sido nada fácil. Remy con tan solo 18 años de edad se convierte en prostituta para poder pagar su universidad, lamentablemente quienes la ayudaban económicamente eran sus padres, pero debido a que sus padres pierden su empleo por su or...