Mis padres lucían más preocupados y nerviosos que yo debido a la respuesta que daré:
—Ahm... pues — intenté crearme algo—, vendí varias cosas, además, debo admitir que ser modelo es un trabajo bien pagado —mentí.
—¡Ay, mi niña es modelo! —gritó Alejo y me abrazó emocionado.
—Sigamos, salvaremos la casa —afirmé, pero Lucio no estaba tan convencido de ello.
El dinero aun no alcanzaba, me resistía a la idea de tener sexo tal y como lo estipulaba el contrato de sumisa, así que la compañía hizo un buen acuerdo con "mi amo", por lo que recibiré una excelente paga si lo hago, pensé que no era necesario llegar a eso, pero mis padres lo necesitan, miré mi reloj, ya era bastante tarde, me ofrecieron quedarme con ellos, sin embargo había dejado a Eva preocupada por como salí, me negué y agradecí, me despedí dándoles a ambos un pequeño beso en sus mejillas, y me largué, tenía el corazón alborotado, mis papás casi descubrían o más bien sospechaban ya de mis malos pasos, comencé a hacer decretos de camino a casa, me ayuda a calmarme. Pedía al universo que todo saliera bien, al final es un trabajo honesto, bien pagado y legal.
Llegué y Eva estaba sentada con una taza de té, me abrazó y le relaté todo, hasta la parte en donde casi me descubren y como fue que por poco lo arruino, se preocupó aún más.
—Te daré un poco de mi dinero guardado —ofreció—; lo necesitas mucho en estos momentos, quiero ayudar.
—Gracias, sería de mucha ayuda, te los devolveré —suspiré y la miré a los ojos—, solo deja quetermine con este trabajo —se quedó estupefacta cuando dije eso.
—Eso significa que... —no continuó,aún estaba analizando lo que sucedía.
—Sí, Eva, tendré sexo con la persona que llamaré "amo" —estaba sin habla, sabía lo que pensaba. El haber cambiado mi opinión solo por necesitar el dinero era algo sorprendente.
Llegó el día de irme, llamé a mis padres temprano por la mañana, las pecas de mi rostro y lo rojo de mis mejillas me hacían ver poco atractiva a mi gusto, mi cabello rizado amaneció con pésimo humor al igual que yo, me maquillé un poco, Eva aún estaba dormida y no había café en la alacena, tuve que salir por uno. Por la tarde vería a mi cliente así que tengo suficiente tiempo, la fila era corta, así que no me demoré tanto, pedí lo más rápido posible, pero un joven en la fila me hizo demorar un poco, un joven alto y de cabello rizado largo, labios pequeños, nariz afilada, muy delgado y con cara de drogadicto; sus ojos color verdes despampanantes se posaron frente a los míos derramando su miel por los suelos, me pidió mi nombre, como todo chico intentando conquistar a una dama.
—Soy Remy —contesté segura.
—Encantado de conocerte, yo soy Ferrán —estrechamos las manos y pidió mi número.
Se lo negué y seguí mi camino, estaba algo arrepentida por la acción que tomé en esa circunstancia, pero me negué pensando en todas las cosas malas que podrían pasarme. Eva recién despertaba, la pitaña delataba su largo y profundo sueño.
—Buenos días. Hoy me tengo que ir a trabajar te veré dentro de un tiempo, no quiero que destruyas la casa, Eva —le dije mientras preparaba mis cosas para meterme a la ducha.
—Trataré de acatar sus órdenes, comandanta —me contestó burlona.
Ignoré su comentario e hice mis deberes. Faltaba poco tiempo para irme así que tenía que estar tal y como lo pidió mi amo, en perfectas condiciones y claro, como si fuera un objeto. Por fin llegó la hora de ir a trabajar, el entrar a ese auto me da terror, me tragué el miedo y entré, estaba él con un látigo en la mano.
—No me gusta que mi nueva sumisa me haga esperar —no tardé ni dos minutos y este maniático se está volviendo loco—. recibirás tu primer castigo —me dio dos latigazos en mis piernas, haciendo que un rojo carmín pintase ambas piernas.
Traté de aguantar los quejidos lo más posible ya que él amenazaba con golpearme un par de veces más si lo hacía, no me di cuenta de cuando llegamos, bajé del auto y estaba un mayordomo esperando a mi cliente, tenía un collar de perro con cadena, se lo entregó y me lo colocó, me jalaba como si fuera un animal para hacerme entrar a la casa, no me quejé, solo intenté guardar mi yo feminista con candado.
—Dormirás aquí —dijo mientras entrabamos a un cuarto muy pequeño, una cama individual, televisión pequeña y un closet—. Tienes que estar disponible para mí las veinticuatro horas del día los siete días de la semana, ¿entendiste? —era un prepotente de mierda.
—Sí... amo —dije con mucho esfuerzo.
—Alístate, te necesito en quince minutos lista, la ropa que usaras está en el closet —salió tronando los dedos.
Dejó mi cadena libre, pero no lograba quitármela, toda la ropa era muy reveladora, algunas de estas prendas mostraban todo mi cuerpo desnudo, la mayoría llevaba tonalidades, negras y rojas, el solo meter mi cuerpo en tales vestuarios me producía escalofríos. Me coloqué el que según yo era el más decente, llegó el mayordomo y me llevó jalando de la cadena a la habitación de mi amo;entré y tenía una gran variedad de juguetes sexuales, consoladores, en distintos tamaños, texturas, todos en perfectas condiciones. Látigos adornaban la pared, varios collares, cadenas, sogas me hacían recordar cada vez más las cincuenta sombras de Grey, no pensé que un día me toparía con una persona así, creo que si me lo hubieran mencionado no lo creería. Ordenó que me hincara, lo hice y el mayordomo le entregó mi cadena para después dejarnos a solas, me quitó la cadena, él laarrojó lejos, sentí alivio, pero... saco unas sogas en color azul marino, una corbata y un látigo.
—Nos divertiremos tanto, perrita —dijo mirándome indefensa.
«Madre mía» pensé y apreté los dientes, tengo miedo, mucho miedo de lo que pueda suceder.
ESTÁS LEYENDO
¡Maldición Carla! [✔️]
Novela JuvenilLa vida no ha sido nada fácil. Remy con tan solo 18 años de edad se convierte en prostituta para poder pagar su universidad, lamentablemente quienes la ayudaban económicamente eran sus padres, pero debido a que sus padres pierden su empleo por su or...