Capitulo 12

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La sala de espera se volvió cada vez más desesperante, la ginecóloga no salía a recibirme y para ser sincera, no era nada cómodo esperar con mi jefe al lado mío, miraba el reloj de la pared, las manecillas contaban con un sonido de tic-tac cada se...

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La sala de espera se volvió cada
vez más desesperante, la ginecóloga no salía a recibirme y para ser sincera, no era nada cómodo esperar con mi jefe al lado mío, miraba el reloj de la pared, las manecillas contaban con un sonido de tic-tac cada segundo, cosa que me hacía desesperar, la gente parecía notar mi nerviosismo, una embarazada estaba esperando su cita y una mujer de apenas 16 años a mi parecer estaba sentada junto a sus papas con una mirada decadente, miré mi celular un par de veces y en su mayoría fue solo para fingir que lo usaba, ya que la situación estaba incomodándome.

—Carla, la doctora te espera —dijo la recepcionista.

«Por fin» pensé y me paré a toda prisa de mi asiento, Abdul trató de seguirme pero lo detuve.

—No eres mi pareja, no entres por favor, lo haré yo sola —tenía la mano en su pecho y tratando de frenarlo.

—Está bien.

Se cruzó de brazos y se sentó, esa fue mi señal para entrar al consultorio.

—Cierra por favor —así lo hice—. Bien, Hola Carla, soy Lisa, tu ginecóloga, normalmente siempre atiendo a los dulcecitos de Abdul, así que cuéntame, ¿cliente difícil? —preguntó mientras miraba sus instrumentos.

—Un poco, primer cliente mas bien.

—¡Oh!, me ha llegado una novata, esto no se ve todos los días, recuéstate, te voy a revisar —la camilla estaba un poco fría y el vestido era un poco incómodo así que me quejé—. ¿Todo bien? —Asentí—. Bien, empecemos.

Me dijo cada cosa que iba haciendo de principio a fin, ningún tacto fue inesperado lo que hacía sentirme más a gusto con ella. Algunos gemidos se me escaparon, ya que introdujo algunos utensilios para realizar mejor la revisión, algunos más incómodos que otros.

—Tienes un poco lastimada la vagina, pero estarás bien para tu próximo cliente; tus resultados de tu estarán mañana, los recogerás con mi recepcionista ¿Te parece como a las 11? —dijo estrechándome la mano.

—Gracias —ella inclinó su cabeza y me dejó volver a colocar mi ropa interior.

—En cuanto estés lista puedes salir.

Así lo hice, volví a cerrar la puerta del consultorio y agradecí a la recepcionista, la niña estaba muy nerviosa, es increíble cómo denotaba el nerviosismo.

— ¿Todo bien?

—Sí, vámonos.

Salí y le conté todo a Abdul, estaba ahora más tranquilo, Abdul se había enterado de mis experiencias sexuales con Ian y al parecer le daba miedo perder a una chica de su prostíbulo.

—¿Quieres ir a comer algo?

—No, gracias, prefiero regresar a casa.

—¿Por qué tanta prisa dulcecito?

—Eva está mal, no quiero dejarla más tiempo sola.

—Vamos, ella puede esperar un poco más, quiero pasar tiempo a solas contigo... —entonces me toco el brazo y se mostró seductor, entendí que quería pasarse de mis limites con esa salida.

—Vamos cariño, ella es una de mis tantas gatas, ¿Enserio te tragaste el cuento de que ella es la única?, permíteme decepcionarte porque no es así, yo soy el jefe, si quiero tenerte te puedo tener, eso tenlo en cuenta.

—Lo tengo muy en cuenta, pero recuerda que para tenerme tienes que pagarme y aun así,

Me di la media vuelta y tome un taxi, «genial me acabo de sentenciar mi propia muerte con mi jefe» pensé mientras me dirigía, en cuanto llegué, pagué y subí al departamento lo más rápido posible, sin embargo, Eva aún seguía dormida, la cita de la ginecóloga tardó menos de lo que esperaba así que no me sorprende y luego con la tremenda borrachera que se puso, pobre de ella, traté de hacer el menos ruido posible y me metí a mi habitación, me duché y me puse mi piyama, eran las 5 de la tarde, me tiré en la cama y encendí el televisor, di un par de vueltas a los canales pero no había nada interesante.

De pronto se escuché un ruido.

—¿Eva eres tú?

—Sí, soy yo, me estalla la cabeza, necesito un analgésico.

Me paré y caminé hasta la sala, Eva estaba ahí, indefensa con una mano en la cabeza muy torpe y buscando la pastilla.

—Tranquila, ya voy.

Ella se apartó y busqué la pastilla, no tardé en encontrarla y se la di junto con un vaso de agua.

—Gracias Remy.

—Suena raro escuchar mi nombre otra vez, ya todo mundo me dice "Carla".

—Suele pasar.

—¿Por qué tú no tienes un seudónimo?

—Me gusta mi nombre y no me avergüenza que me conozcan por mi trabajo, al final la que se aguanta el asco para tener sexo con hombres soy yo, no ellos... total, es una actividad legal en este país mi profesiónasí que... no tengo porqué esconderme.

—Suena tan fácil —coloqué mis manos en mi rostro y la miré.

—Las crudas son lo difícil, que bueno que tu no tomas Remy, esto es un martirio —frotó su frente con sus manos, vaya que debe ser pesado lidiar con una cruda, solo tenía que verla para saberlo.

—Tengo que confesarte algo —me miró sorprendida.

—¿Qué pasa? —No pude evitar morderme el labio y ella lo notó —¿Es algo malo verdad? —asentí—. No me asustes Remy, ¿qué ocurre?

—Abdul... estuvo coqueteando conmigo, dijo que quería tener algo, ya sabes, conmigo, obviamente no accedí, pero Eva... —Refunfuño.

—Ese cabrón, le advertí que no se metiera contigo, eres como mi hermana pequeña Remy, no dejaría que él te tocara.

—¿Lo sabes?

—¿Saber qué? ¿Qué me pone los cachos con cuanta mujer se le ponga enfrente?, desde luego que lo sé, él es un patán, pero debe aparentar una relación estable para algunas personas, como su remedo de familia, yo solo soy eso para él, un accesorio bonito para presumir —bajó la cabeza.

—¿Por qué lo permites?

—Porque me paga bien y... Lo quiero. Pero es un patán que se aprovecha del amor que siento por él, porque solo soy una mercancía por la cual puede disponer cuando se le dé la gana —suspiró y unas lágrimas salieron, pero ella las limpiaba al instante.

—No te merece —La abracé y le di un beso en la frente, no tardé en escuchar un "gracias" que susurró a mi oído—. ¡Sonríe, mañana nos iremos a las Bahamas juntas! —le animé

—Eres la mejor.



Diccionario:

Prueba de Papanicolaou : La prueba de Papanicolaou, también llamada citología vaginal, es una exploración complementaria que se realiza para diagnosticar el cáncer cervicouterino.

¡Maldición Carla! [✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora