Capitulo 28

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—Remy, ¿Estás bien? — dijo Ferrán en cuanto abrí los ojos

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—Remy, ¿Estás bien? — dijo Ferrán en cuanto abrí los ojos.

— ¿Qué paso? — estaba tan avergonzada.

—Te encontré con una botella y te traje a mi casa, Eva se pondrá muy molesta si te ve así, y no te preocupes arregle todo. — le agradecí y me agarre la cabeza, me dolía un poco menos.

— ¿Qué me hiciste? — tenía mi playera mojada.

—Te di a beber suero, pero lo derramaste al beberlo, además de varias vomitadas, ¡Anda! Quítate esta ropa, la lavaré. — increíble otra vergüenza.

Me aventó algo de su ropa, me bañe y me dio de comer, su departamento es pequeño, un cuarto, cocina y sala en pequeñas, baño descuidado y todo se veía que él no tenía tanto dinero.

—Espero no te incomode mi departamento, apenas me mude. — se notaba por las cajas aun intactas. — No es tan lindo como el tuyo pero es suficiente para mí. — su sencillez lo hace verse más lindo.

—Gracias por todo, no imagine darte tantas molestias. — dije apenada

—Te vez bastante linda así. — me sonrió. — Vamos a comer, después te llevare a tu casa.

— ¿Qué fue lo que dije... ese día? — pasé saliva, estaba muy nerviosa.

El solo comió, no quiso hablar acerca del tema, yo estaba con el corazón en la mano, mis latidos casi salían para continuar en la mesa. Me afecta el no saber que ocurre, << ¿Por qué no lo dice? ¿Sera tan grave? >> me arte de solo tener una plática conmigo y explote, me pare de la mesa enfurecida y tome mi ropa aun con aroma a vomito, me aguante las nauseas y camine a la salida.

— ¿Adónde vas? — dijo con enfado. —¿Después de todo lo que he hecho por ti solo te vas? — estaba dolido.

—Podrías decirme que mierda te dije, no solo quedarte callado. — Es la primera vez que grito.

—Bien te lo diré. — se sentó. — Me dijiste de tu maravilloso empleo Remy, o ¿Te debería llamar Carla?, me dijiste sobre todos los hombres con los que te acostaste por dinero, y lo bien que algunos te hacían sentir, sobre tu culpa y pesares y... sobre tu maravilloso novio pintor. ¡Eres una piruja! — grito, me acerque a darle una cachetada pero me detuvo la mano. — Eso me gano por ayudar a una cualquiera como ¡TÚ! — Me aventó la mano esto es el colmo para mí.

—Cuida tus palabras Ferrán, no tienes derecho a juzgarme maldito, hay una cosa que nunca perderé y es mi valor personal, soy mucha mujer para ti, y no te preocupes, no te dare mas molestias, buenas noche Ferrán. — Cruce la puerta

Avente mi ropa y me senté en una banca cerca de mi casa. El frio tornaba mi nariz roja, me pare después de unos minutos y seguí mi camino, << ¿Cómo es que puedo seguir con esto? Tantas mentiras me hacen sentir derrotada. >> Mi manera de beber me llevo a esto, <<Yo soy culpable, si no hubiese aceptado el trabajo, si no hubiese aceptado a David, si tan solo... no existiera Carla. >> Los pensamientos me abrumaban, llegue a casa y Eva no estaba, menos mal pues me haría un numerito, junto con un sermón largo, me acosté sobre mi cama, antes revise que mi puerta estaba bien cerrada y mire el techo, como si este me fuera a dar una respuesta, me puse las manos en las mejillas limpiando cada lagrima que salía de mis ojos, mis mejillas ardían un poco, y me resistía a aceptar que mi vida fuera tan miserable, me pare frente al espejo.

—No te dejes derrumbar él tan solo es un bastardo hijo de puta que no sabe lo que dice, solo busca hacerte sentir culpable pero no lo lograra, esto tu y yo sabemos que es importante para ambas, que sin este trabajo no lograríamos las cosas que hemos hecho, que no ha sido grato tener que mentir a todo mundo, pero tenemos una poderosa razón para hacerlo, nadie comprenderá tu situación hasta que la viva en carne propia, ambas sabemos que vivir dándonos excusas por nuestra vida no sirve, que tampoco sirve pasarnos dando explicaciones exhaustivas a personas que solo quieren darnos mala fama, ¡Animo Remy! — me señale a mí misma. —Eres más fuerte de lo que crees.

Me eche a llorar, necesitaba desahogarme pero ya no mas con la bebida, ni siquiera me di cuenta cuando perdí mi ropa después de todo. Por la mañana me fui a correr, es un gran alivio y lo disfruto demasiado, mi respiración era constante al igual que mis palpitaciones, mi mente tenia sonando música como si llevase puesto mis audífonos, distractor tremendo en estas situaciones, busque un puesto de periódicos y compre uno, es la primera vez que compro uno, siempre lo leo en digital, fui por un café y regrese a casa, la melodiosa e irritante voz de Eva trono mis oídos cuando entre, estaba feliz haciendo los deberes, bailando con la escoba, se notaba que algo había pasado.

—La casa rechina de limpia ¿A quién conociste? — me cruce los brazos y espere una respuesta.

—Aun no sé bien si quiere algo conmigo, pero es magnífico, pronto tendrás noticias de él, oh eso espero. — lo que más espero es que me diga que Abdul esta en el olvido y ya solo es nuestro jefe, solo eso.

—Está bien. — me pase limpiándome antes los pies. — Me daré una ducha, huelo horrible, ¿Saldremos hoy? — le guiñe el ojo.

—Remy, la última vez que salimos te emborrachaste y te tuve que traer arrastrándote. — no lo olvido créeme.

—Vamos me portare bien. — le sonreí tierna.

—Está bien. Pero date prisa, yo también necesito arreglarme. — di unos brinquitos y le bese la mejilla. — Y vete a bañar tienes un aroma apestoso. — fingió vomitar.

—Te odio. — le dije entre más risas.

Este día estará espectacular, y más porque tengo planeadas millones de cosas maravillosas.

¡Maldición Carla! [✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora