Premonición.

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9:06 am.

El vapor había inundado el cuarto de baño, las gotas de agua rodaban por los castaños cabellos del chico y un suspiro se le escapó mientras mirada su reflejo empañado, así se sentía, como un reflejo borroso e inconcluso que no se lograba definir entre las luces. Taehyung era alto, sus hombros un poco anchos y sus facciones bien definidas. Su piel tenía un toque acaramelado que le hacía ver un poco mayor y sus ojos profundos expresaban todo y nada a la vez, siempre se vio como un hombre fuerte y elegante aunque su sonrisa cuadrada y dulce lo delataba, en el fondo se había quedado siendo solo un niño confundido que no entendía muy bien que estaba pasando. Había crecido rodeado de aromas fuertes, como Namjoon, que olía a madera y ginebra con toques de tierra húmeda. Su padre con un una mezcla de brandi, café y libros viejos. Y su madre, el embriagador aroma a vodka con canela y ligeros toques cítricos de la mujer que lo había traído al mundo. Por eso nunca se había llegado a acostumbrar a su propio aroma, tan dulce y distinto, el día que su hogar se llenó de caramelo tostado con toques de manzana verde y avellana. No era una roma que empalagara, era suave, su madre solía decir que le relajaba, su padre, en cambio estornudaba cuando este por error liberaba aquella combinación. Por eso, desde ese entonces tomaba supresores y mantenía su aroma lo más controlado que podía, siendo a veces incluso menos notorio que su loción. 

Salió de su habitación con el cabello ya seco y peinado en ligeras ondas que caían sobre su frente, su ropa usual que lo hacía ver fuera de época, dándole un aire elegante y a la vez de libro viejo. Siempre parecía sacado de alguna historia antigua donde el personaje era culto, docto en libros, romántico, le gustaba dar ese vibra y sabía usarla a su favor. Era verdad, era un chico que disfrutaba de la atención, las miradas y sorbe todo el respeto. Por eso era normal que lo confundieran con un Alfa, que muchos aun pensaran que quizá era un beta, pero casi nadie creía que se trataba de un omega, por que su lado dulce no existía, no había en el muestra alguna de que necesitara protección. Pero al final su aroma lo delataba, era embriagador al igual que relajante, del agrado de casi todos por no ser tan dulce y hostigante, esto lo había convertido en un objetivo, un logro para desbloquear, una apuesta de ''quien puede llevarse a Kim a la cama'' 

 Salió de casa en su auto, siempre le gustó manejar, le daba un tiempo de paz, de perderse en las calles y las rutinas de otros que corrían apurados. Como cada mañana pasó a recoger a su mejor amigo, casi el único que tenía pues su carácter lo había aislado de muchas personas y a decir verdad, no le importaba. Un chico rubio saló corriendo apenas escuchó sonar el claxon, su figura era delgada y sus mejillas regordetas siempre coloreadas con un casi imperceptible tono rosa que le daba un aire un poco más aniñado. Park Jimin, era apenas meses mayor que Taehyung pero siempre aparentaba tener mucho menos, se habían hecho amigos por casualidad. De niño Jimin no era un chico muy simpático, regordete y algo tímido que constantemente era molestado por otros, desde muy pequeños Taehyung había adoptado al postura de su protector, era el que evitaba que lo molestaran, que la gente se burlara. Cuando tenían ocho años prometieron estar juntos toda la vida, Taehuyng sería su alfa, y siempre cuidaría de él. Aun recuerda sus ojos llenos de lagrimas al enterarse que eso jamás pasaría, pero se había prometido que siempre cuidaría de él aunque eso ya no fuera necesario. Jimin ya no era el niño regordete y tímido, había crecido para convertirse en un omega hermoso, lleno de cualidades y un encanto natural que lograba cautivar a cualquiera. 

El auto se llenó de un aroma a vainilla, fresa y toques de chocolate en el momento que el rubio subió, abrazando de inmediato al más alto que lo esperaba con una bonita sonrisa cuadrada, Taehyung era distinto con Jimin, se sentía seguro y libre sin temer a ser juzgado, catalogado o cosas de ese estilo. Era su lugar feliz. 

— ¡TAE, FELIZ CUMPLEAÑOS! ¿CÓMO TE SIENTES? ¿YA TIENES PLANES PARA ESTA NOCHE? ESPERO QUE NO. — El rubio elevaba su voz abrazando con intensidad al festejado y sonriendo tan amplio que sus ojos se convertían en rayas, haciendo su expresión aun más adorable. 

Taehyung nunca le había prestado mucha atención a su cumpleaños, pues era un día antes de año nuevo, la navidad había pasado hace poco y las fiestas aun seguían, su cumpleaños no era un gran evento, pero para Jimin, en cambio, era la fecha más importante y se encargaba siempre de que el castaño se sintiera especial, lo conocía tan bien que sabía que aunque no lo admitiera esperaba cada año por la sorpresa que el más bajo le preparaba. 

— Sabes que no hago nada extraordinario en mi cumpleaños, ChimChim, este año quiero algo tranquilo. — Lo miró mientras encendía el auto y emprendía marcha. El año pasado al rubio se le había ido la mano y habían terminado ebrios, perdidos y desnudos en quien sabe donde y quien sabe por que, corriendo como idiotas. 

— Ya sé, nada de drogas raras en las bebidas. — Soltó divertido el pequeño mientras se apuntaba su cinturón y prendía la radio poniendo alguna emisora pop que llenó el espacio con melodías pegajosas que ambos tarareaban divertidos. — Pero debemos hacer algo especial, TaeTae, no todos los días cumples 25. — La mano del chico acaricio el brazo del más grande que simplemente asintió, sabía que no tenía ningún objeto intentar convencer a Jimin de sus planes. — Por cierto — Continuó el chico abriendo su mochila. — Toma. — Le entregó una caja color azul marino cerrada con un moño negro bastante bonito y elegante. Taehyung detuvo el auto de inmediato, sonriendo emocionado por el regalo, era de las pocas cosas que hacían salir su lado más suave y cálido, las sorpresas. Con cuidado tomó la caja entre sus manos y la destapó sonriendo ampliamente al ver su contenido. Dentro reposaba un precioso juego de pinceles de madera con puntas finas y precisas, cada uno de ellos marcado con su nombre en letras doradas y junto a estos una pequeña nota ''Pintame como a tus chicas francesas'' soltó una risotada al leer aquél mensaje, muy típico de su amigo y negó varias veces dejando la caja ya tapada a un lado y abrazando al más pequeño con cariño. 

Bueno, creo que subiré mil cosas hoy, por que tengo mucho escrito y no le veo sentido a no ponerlo de una vez.

Me encanta hablar sola, ayuda.


CURIOSIDAD // Yoontae (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora