#15

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Dos días después, Kara se encontró con Alex en una de las cafeterías locales en su área. Ella había estado trabajando esta mañana y acababa de reservar un nuevo trabajo con dos mujeres encantadoras para su boda dentro de seis meses. Izzy estaba en la guardería, y Kara la buscaría en dos horas, lo que le daba tiempo para tomar un café con su hermana.

Alex se cubrió los ojos con la mano cuando Kara terminó de contar la historia. –¿Estaba esparciendo caca sobre su tostada?– Alex hizo una mueca un poco más grande. –¿Era untable?

–Aparentemente en la mente de Izzy lo era. Pero sabes, realmente no eché un vistazo demasiado de cerca. Estaba un poco ocupada tratando de no vomitar en mis zapatos.

–Wow, esas son algunas experiencias de citas hardcore que has tenido allí. Algunos dirían que ustedes dos no parecen destinadas. Pero creo que deberías verlo como un desafío.

–Eso es porque estás casads–. Kara levantó una mano. –No más charla, es hora de comer–. Le dio un mordisco a su pastel. –Sabes qué, me alegro de haberme mudado aquí solo para estar cerca de estos.

–Pensé que te mudaste para estar más cerca de tu seres cercanos y queridos.

–Esa fue una feliz coincidencia–. Kara le dio una sonrisa. –Hablando en serio. ¿Crees que hay algo mal con lo de Izzy? Quiero decir, ¿No fue un poco raro?

Alex estaba sacudiendo la cabeza antes de que Kara terminara su oración. –No. Los niños son sombríos y extraños, especialmente cuando son pequeños. Recogen cualquier cosa y se la llevan a la boca. Es parte de la infancia. Cuando Albert era pequeño, jugaba en el jardín trasero con su amigo y encontraron un pajarito muerto. Cuando salí, lo estaban diseccionando, totalmente fascinado. Podrían haber estado a punto de asarlo y agregar un poco de aceite de oliva si lo hubiera dejado por más tiempo.

Kara gruñó. –¿Fuimos así cuando éramos niñas? No lo recuerdo.

–Probablemente. ¿Quieres preguntarle a mamá?

–No.

Alex hizo una mueca. –Por cierto, podría haber mencionado un poco a medias que tenías una cita. Lo siento, simplemente se me escapó.

Kara retrocedió. Realmente no necesitaba presión extra. –¿Puedes tratar de mantener la boca cerrada con respecto a Lena?

Alex asintió, contrita. –Lo intentaré.

–La cuestión es que he pasado los últimos días poniéndome en los zapatos de Lena. ¿Y honestamente? No estoy segura de que me molestaría hacer que funcione cuando todo sigue mal. Míralo desde su perspectiva. Su vida es muy fácil, tiene un trabajo genial, es hermosa. Estoy segura de que podría engancharse fácilmente con una mujer sin todo el equipaje con el que vengo.

–Sin embargo, no lo ha hecho, ¿verdad? Además, no subestimes el poder de una Danvers–. Alex golpeó su dedo sobre la mesa para subrayar su punto. –Cuando Maggie me conoció, vomité en sus zapatos. Pero todavía se casó conmigo y tuvimos hijos.

Kara arrugó la frente. –Si tú lo dices. Mi punto es que vomitar en los zapatos de Maggie es malo, pero ¿es tan malo?

–Si realmente no quisiera tener nada que ver con Izzy, no habría aparecido el otro día en la cita dos. Y sí, te lo aseguro, podría haber ido mejor. ¿Pero conversaron?

Kara asintió, una lenta sonrisa madurando en sus mejillas. –Lo hicimos.

–¿Intercambiaron sonrisas y miradas cursis, como la efusiva que me estás dando ahora?

Más asentimientos.

–Entonces estás en la zona. Solo tiene que encontrar la manera de diseñar otra cita donde no haya un niño o un perro cerca. Esa mierda no sucede por accidente–. Luego se echó a reír. –Disculpa el juego de palabras, pero no lo hace. Y las sonrisas y las miradas tampoco desaparecen rápidamente.

Vorfreude •SuperCorp• auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora