#29

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Lena respiró hondo y llamó a la puerta de madera negra de Kara. Aunque era a principios de mayo, la lluvia caía sobre su paraguas como si fuera un baile de claqué en un espectáculo del West End. Había conseguido un Uber, era su debilidad, pero incluso en los pocos pasos desde el pavimento hasta la puerta de entrada de Kara, sus tacones se habían ensuciado un poco. El día aún era cálido, y el aire estaba cubierto con el olor de la lluvia cuando golpeaba el asfalto caliente. Respiró hondo y las flores del jardín delantero de Kara también se mezclaron en el aire. 

Recordó la última vez que había estado allí y alguien había llamado a la puerta principal. La mamá de Kara. Nada había cambiado al otro lado de la puerta: la familia de Kara todavía estaba allí. Lo único que había cambiado era Lena y cómo se las arregló. Se había acostado en la cama esta mañana reuniendo el coraje para hoy. Ahora era el momento de enfrentar la música y, lo que es más importante, la fiesta de cumpleaños de una niña de dos años.

Kara abrió la puerta principal, una sonrisa lenta se extendió por su rostro cuando vio a Lena. La atrajo hacia adentro, tomando su paraguas. Las rutas de escape de Lena fueron cortadas. Estaba aquí para quedarse.

–Hola, mi invitada favorita–. El agua del paraguas goteaba silenciosamente a su lado pero no parecía importarle.

–Hola a ti también.

Kara la besó, y extinguió cualquier bocado de pánico dentro de Lena, amenazando con burbujear. Cuando se apartó, puso un dedo en los labios de Lena. –Solo recuerda, mi familia es buena gente. La mayor parte del tiempo Y te van a querer, así que no te preocupes. Relajate y sé tu misma.

¿Cómo podía leerla tan bien ya?

–Relajarse en familia. Voy a dar mi mejor parte–. Lena le dio otro beso rápido en los labios y luego se dejó llevar a la sala principal.

* *

–Honestamente, deberían haberlas visto en este festival. Besarse como si sus vidas dependieran de ello. Fue un poco demasiado en mi cumpleaños–. La hermana de Kara, Alex, estaba informando a la multitud de la primera vez que se besaron. Las amigas de Kara, Imra y Gayle, junto con Sara y Ava, quedaron cautivadas.

Fue hace solo tres meses, pero parecía mucho más tiempo. Lena aún recordaba los sentimientos reveladores de lujuria y curiosidad. Los sentimientos que había pensado que habían muerto en ella, junto con su abuela. Pero Kara había pinchado a Lena y la había despertado de su sueño romántico.

Kara puso los ojos en blanco. –No más vino para ti. Esta es una fiesta de dos años, ¿recuerdas?

Alex sonrió, sosteniendo su vaso de blanco. –Izzy me lo sirvió, así que pensé que estaba bien. Quiere que la pase bien, incluso si su madre puritana no lo hace–. Hizo una pausa, inclinándose hacia el Lena. –Ella ha estado así toda mi vida, sabes. Solo para que sepas en qué te estás metiendo.

Lena frotó la parte baja de la espalda de Kara, dándose cuenta tardíamente de lo natural que se sentía. Incluso frente a amigas y familiares. Tal vez  era mejor en estas cosas de lo que se daba crédito. –Voy a tomar mis posibilidades. Además, no me importa una mujer mandona en las circunstancias adecuadas.

Alex levantó una mano. –Por favor. Señora casada aquí. No es necesario hablar así en el cumpleaños de una niña de dos años.

–Lástima que no hayamos ido a este festival. Me encantaría besarte en un campo–. Esa era Sara hablando con su novia Ava. Habían llegado justo después de Lena, llevando una mini moto para la cumpleañera. Izzy la estaba montando alrededor de la cocina, haciendo ruidos de motor súper fuertes, siendo conducida por su abuelo. Lena le había comprado algunos libros a Izzy, junto con más Chocolate Delight. Su regalo no fue tan popular como la moto.

Vorfreude •SuperCorp• auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora