La madre de Kara era profesora retirada de economía y periodismo. Leía mucho mejor que cualquiera de sus hijas, pero Kara había recogido su amor por la lectura y también por el teatro en vivo. Su madre había insistido en llevarla a ver una nueva obra en el Teatro Nacional para su semana de cumpleaños, así como en invitar a Kara a cenar temprano. Su padre había venido a cuidar a Izzy y su madre también estaba pagando. Hubiera preferido salir con Lena, pero al menos esa cita estaba en el horizonte. Esta noche, ella estaba disfrutando de la compañía de su madre.
Comieron en un restaurante con vista al Támesis. La noche se resolvió después de un día de lluvia, la luz de la luna brillaba en el río. El aire en el restaurante estaba inundado con aromas de carnes y pescados a la parrilla, el aroma aumentó un poco más desde su llegada.
Al entrar, Kara vio carteles que anunciaban las actividades de los niños en las vacaciones de verano. Eso sería perfecto para su hija. Kara tenía buenos recuerdos de su madre llevándola a pantomimas y exposiciones infantiles. Kara haciendo lo mismo con Izzy complacería a su madre. Con lo que su madre no estaba tan contenta era con la mayor carga de trabajo de Kara mientras su hija aún era muy pequeña.
–Aún no tiene dos años. Ella todavía es muy impresionable, todavía está aprendiendo. Nunca volverás a este tiempo con ella.
Para su molestia, Kara pensaba lo mismo. –Te sorprendería saber que estoy de acuerdo contigo. Pero no es fácil cuando solo soy yo. Soy responsable de su crianza y la obtención de dinero.
Podía ver que su madre quería decir «Te lo dije», pero mantuvo la boca cerrada. Por ahora. Quizás su papá había dicho algo por ella.
–Y antes de que digas que lo sabía cuando quedé embarazada, tienes razón. Pero esto es algo con lo que incluso dos padres luchan también.
–Por supuesto que lo es. Los niños son caros y agotadores.
Kara se sentó. Su madre nunca había dicho algo así antes. –¿Eramos agotadoras cuando de niñas?
Su madre soltó una risita gentil. –Por supuesto que sí. Una noche particular que queda en mi memoria es cuando estabas enferma en tu cama. Espero que Izzy nunca te haga eso. De todos modos, estabas enferma, despertaste a Alex porque estabas llorando y ella se metió en la cama para abrazarte. Por lo tanto, quedó enferma también.
Kara retrocedió, riendo. –Lo siento.
Su madre sonrió. –Todo es parte del trabajo.
–¿Papá te ayudó?
Su madre dejó escapar una risa profunda. –¿Qué piensas? Tu padre es un hombre encantador, pero no muy práctico cuando se trata de niños–. Eliza tomó un sorbo de su vino y se recostó.
Kara miró su reloj. Deberían recibir la factura si querían llegar al teatro a tiempo.
No le había dicho a Lena que el viernes era su cumpleaños. Su relación era demasiado nueva. Celebraría este con amigos cercanos y familiares, pero esperaba que Lena pudiera ser parte de ese grupo pronto. Habían dejado mensajes en su teléfono tratando de precisar un momento en el que podían encontrarse. Lena estaba ocupada esta noche con el trabajo. Kara la volvería a intentar mañana.
–¿Sabes lo que necesitas hacer con tu negocio?– Su madre se echó hacia atrás cuando le trajeron la cuenta. Pidió la máquina de tarjetas, y el camarero asintió, girándose para buscarla. –Cobrar más. De esa manera, tus ingresos no disminuyen, solo tus horas. El tiempo es lo que necesitas para recuperar.
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Vorfreude •SuperCorp• au
FanfictionLa fotógrafa Kara Danvers está lista para volver al juego de citas ahora que su hija, Eliza (Izzy), se acerca a su segundo cumpleaños. Ha pasado mucho tiempo desde que ha estado en una relación, y está buscando una mujer especial que la ame a ella y...