Capítulo I

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No puedo salir sola...
No puedo salir tarde...
Hay toque de queda...
Vivo en una cárcel...

Desde hace más de tres meses es así, con el toque de queda en Crystal Town, a las 7:00 p.m, todos deben estar en su casa, con la puerta cerrada, en especial las mujeres y niñas.
Más de cinco patrullas por todas las calles del lugar, y aún así cuando pasa la maldita tragedia, nadie logra ver ni escuchar nada.

6:00 a.m

Termino de arreglarme para luego ir a la oficina de papá a escuchar su sermón diario sobre los peligros de andar sola en la calle. Quiso insistir en meterme en un internado pero convencí a mamá de no ir a ese lugar.

Llego a la puerta y la toco levemente.

-Pasa. -Dice mi padre desde adentro de su oficina en lo que yo abro la puerta.-Sally... Sabes que debes cuidarte, no andes sola, no-

-Papá, se que te preocupas, pero me llevas diciendo eso diario desde hace más de tres meses, no tienes porqué preocuparte tanto.

-Lo sé, cariño, lo sé, pero es que si algo te llegara a pasar a ti, a tu madre o a tus hermanas yo...- La voz de mi padre tenía ese tono de total miedo que no se puede ocultar, su intento de fortaleza es realmente bueno pero se perfectamente lo que siente.

-No te preocupes por mi, ya tengo dieciocho años, y aprendí del mejor, lo más conveniente ahora es cuidar más a mamá y a las gemelas, Heiden y yo estaremos bien.

Mi padre se levanta de su escritorio y se acerca a mi para abrazarme. Al rodear sobre mis hombros con sus brazos, puedo sentir firmemente su corazón palpitando como si fuese a morir. Tal vez no confíe en mi, pero se de lo que soy capaz y estar secuestrada no va en mis planes.

Me separo de su abrazo y me despido para luego ir por mi mamá, mis hermanas y por último ir por mi hermano mayor Heiden de 20 años, para irme a dejar al instituto.
Ambos subimos al carro, yo en el asiento del copiloto, Heiden me mira de reojo, conozco muy bien esa expresión; tiene miedo. Tiene miedo al igual que todos en Crystal Town.

-Sally, ponte el cinturón. - Hago lo que el me dice e inmediatamente el carro se pone en marcha.

Pasan 10 minutos y todo es silencio, es algo que los hermanos Bellage no podemos evitar. Si el miedo está presente, el silencio es nuestro refugio.

En unos cuantos minutos más llegamos a la entrada del instituto.

-Pasaré por ti luego de recoger a las gemelas,-Habla Heiden con las manos firmemente sobre el volante.-Sally, por favor cuídate mucho.

-Sabes que lo haré, tu también por favor. - Sonríe y le devuelvo la sonrisa, y así veo desaparecer el auto de mi hermano.

Me adentro en el interior del instituto, viendo grupos de chicos hablar, reír, vacilar. Entro a mi salón y lo primero que veo es a un grupo de tres chicos, creo que sus nombres eran; Jason, Jayden y Jasiel.
Paso al lado de ellos sin voltearlos a ver mucho, la verdad es a que estos chicos les encanta tener la atención de las chicas, no hablan mucho,solo entre ellos y eso es lo que parece llamar la atención de las demás niñas.

Me acomodo en mi lugar asignado y cuándo me siento, los tres me miran de reojo.

¿Cuál es su maldito problema?.

Sigo en lo mío, y en ese momento empiezan a llegar todos los demás. Veo acercarse a Celeste, se podría decir que ella es lo más cercano a una amiga que tengo, nunca me importó mucho socializar, y ahí están sus consecuencias.

-Sally, ¿cómo estás?.- Pregunta ella sentándose en el lugar libre frente a mi.

-Supongo que todo va bien, ¿y tú?.

-Bien. - Me da una sonrisa y se gira hacia adelante viendo entrar a la profesora.

El resto de la clase me la paso viendo hacia la ventana. Las nubes totalmente oscuras y el viento azotando los árboles violentamente con la ventana es algo que se ha visto muy seguido últimamente. Conveniente, ¿no?,parece que hasta el puto clima se puso de acuerdo con la situación del pueblo. A veces desearía que todo volviera a ser como antes, pero eso ya es parte del pasado.

-Señorita Bellage.- La voz de la profesora me saca de mi viaje astral de pensamientos haciéndome volver a mi otra realidad.- Cuénteme, ¿le parece más interesante ese árbol que mi clase?.

-Pues... Que mi mirada esté en otro punto no significa que no escuche lo que pasa a mi alrededor.-Digo con una indiferencia que parece dejar perpleja a la profesora al igual que al resto de la clase, bueno, a la mayoría, los tres chicos de antes me siguen mirando sin expresión alguna.

De verdad, ¿cuál es su puto problema?.

-Si tanta atención estaba poniendo, dígame la respuesta de la pregunta que le hice a la Señorita Cooper.- Fácil.

- 1 de setiembre de 1939, el día en que inició la segunda Guerra mundial, Señora Carson.- Le doy una sonrisa de hipocresía y la profesora me mira con una cara que delata furia.

¿De verdad pensó que iba a quedar en ridículo?.

-Bien chicos pueden salir. -Todos empezamos a recoger nuestras cosas con rapidez mientras algunos ya se dirigen a la puerta para salir. - Usted no Señorita Bellage, quiero hablar con usted por un momento.

A ver,¿por qué no me sorprende?.
Espero a que todos mis compañeros salgan de clase, Celeste se queda en la puerta esperándome pero le hago una señal para que se vaya y ella solo asiente para luego irse.

-Sally, ¿me puedes decir que te pasa?, tus notas no bajan pero siempre estás distraída, ¿hay algo que te preocupe?. -¿De verdad me está preguntando eso?.

-No pretendo ofenderla Señora Carson pero, su pregunta me parece algo ilógica con la situación del pueblo, y me temo que ni usted ni nadie puede arreglar eso por ahora, ahora si me disculpa, ¿me puedo retirar ya?.

La profesora baja su mirada con desaprobación y al final solo dice que si y así me voy del aula.

El resto de las clases se basan el lo mismo, ser llamada al final de clases por todos mis profesores por el mismo "problema",se que si sigo así pronto llamarán a mis padres y lo último que quiero es eso, los preocuparía demasiado y me enviarían a un internado pero de monjas.

Salgo de clases y me voy directamente a la entrada para esperar a Heiden.

10 minutos... Nada
15 minutos... Nada
20 minutos... Nada

Heiden nunca había tardado tanto en llegar por mi, algo no está bien. Decido llamar a mis padres, pero ellos tampoco contestan.
Ok algo definitivamente está mal.

Pasan un grupo de estudiantes alarmados susurrando algo y todos me observan con sus ojos llenos de lástima y tristeza. Eso es aún más extraño, los altavoces de todo el instituto empiezan a sonar.

-Señorita Sally Bellage, favor de presentarse a la oficina de la directora.

Comienzo a caminar al segundo piso hasta llegar a la oficina de la directora. Toco la puerta y segundos después la escucho abrirse dejándome ver adentro a la directora, al subdirector y a dos de nuestras orientadoras sentados frente a mi.

-Señorita Bellage... -Dice la orientadora Sofía con detenimiento y su voz totalmente quebrada mientras que sus ojos están cristalizados.

-Me están alarmando, por favor que alguno de ustedes hable de una vez.

Todos se miran mutuamente y es el subdirector quién decide hablar.

-Señorita Bellage, no quiero que se altere, va a ser algo difícil pero le pido que mantenga la calma...- Asiento mientras cruzo mis brazos sobre mi pecho mirando con desesperación a todos y cada uno de los presentes.

-Díganme de una vez que pasa.

-Hubo otro secuestro, esta vez fue en la escuela a la que asisten sus hermanas menores y lamentablemente ellas, entre otras niñas, fueron unas de las secuestradas, su hermano intentó detenerlo pero terminó mal herido en el hospital...- Y ahí... Ahí fue cuándo todo mi mundo se vino abajo.

Cacería MacabraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora