Capítulo II

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Siento que me voy a volver loca...
Siento la realidad alterada...
En estos momentos mi paciencia es poca...
Tal vez intente suicidarme de la nada...

Nada ni nadie.
Ahora mismo, en estos precisos momentos no hay nada ni nadie que me detenga, mi mente esta totalmente bloqueada.

Salí tan rápido como pude de la oficina de la directora y sin importarme quién o qué estuviera en mí camino, empecé a correr hacia el hospital en el que estaban mis padres con mi hermano. Mi pobre hermano...

—¡Señorita Bellage!. —Se que a lo lejos hay más de una voz diciendo mi nombre, voces a las que me niego a hacer caso.

La furia corre por mis venas haciendo que mi sangre se convierta en un maldito volcán a punto de hacer erupción.

Jeanette, Julianne...

Tan sólo tienen diez años...
Si algo les llegara a pasar, mi familia se iría a la mierda, esas niñas son dos ángeles caídos. No me importa el precio, haré pagar a esos hijos de perra.

6:00 p.m

Hace más de una hora que llegue al hospital. Cuando llegué, mis padres estaban sentados afuera de la habitación de mi hermano, esperando a que el doctor saliera a decir la condición de éste.

Por lo que me dijeron mis padres, Heiden recibió una puñalada, la cual fue tan profunda que le causó una hemorragia bastante grande a mi hermano, la sangre que perdió fue demasiada y los doctores han estado buscando un donante para mi hermano, y lamentablemente ni mis padres ni yo somos compatibles.

Mis esperanzas florecen cuando veo al Dr. Sequeira salir de la habitación de mi hermano con una tabla de shannon en su mano izquierda.

—¿Familiares del joven Heiden Bellage?.—Dice el doctor levantando su mirada así percatando que en el pasillo solo estamos mis padres y yo.

Los tres nos ponemos de pie al mismo tiempo formando un semi-círculo frente al doctor, en espera de los resultados de Heiden.

—Lamento decirles que el estado de el joven Heiden es algo crítico, la puñalada que recibió el paciente fue muy profunda y aunque pudimos detener la hemorragia y conseguir la sangre, el sigue estando en un estado delicado.

Mamá empezó a sollozar en el hombro de papá, mientras que el se tensaba notablemente a su lado. En cuanto a mi... Claro que me sentía mal, es decir: soy humana, tengo emociones, pero las emociones que tenían el control sobre mi en ese instante no eran exactamente las de tristeza o dolor. No, yo tenía una jodida sed de sangre, acabar con los que se encargaron de arruinar la vida de mi familia.

—El joven Bellage tendrá que quedarse internado por tiempo indefinido en el hospital, —Siguió hablando el Dr. Sequeira.—Ya pueden pasar a ver al paciente, pero pidió ver primero a la Señorita Bellage.

Mis padres aún abrazados me miran con tristeza y asienten al mismo tiempo, con esa seña empiezo a caminar lentamente hacia la puerta de la habitación frente a mi.

En la cama, justo ahí, casi tan pálido como una hoja de papel estaba mi hermano.

—¿Heiden?.—No voy a llorar, no voy a llorar, seré fuerte por él, seré fuerte por él.

Mi hermano me sonríe débilmente, elevando sus brazos hacia mí. Me acerco a él para abrazarlo, y así... Romper todos mis muros que hacían una restricción a la debilidad y la sensibilidad.

—Sally... Por favor no hagas esto, yo voy a estar bien, ¿te lo prometí no?, tenías tan solo ocho años cuando te prometí siempre estar contigo para protegerte de todo, no lo olvides, sabes que nunca rompo mis promesas.

Y así es... Mi hermano siempre ha estado conmigo, incluso aún cuando no lo quería cerca, estuvo conmigo para apoyarme.

—Ahora quiero que me prometas algo linda.—Sequé mis lágrimas rápido y me posicione frente a Heiden tomando su mano.—Ve, salva a las gemelas, encuentra a esos malditos bastardos, y hazles saber quien es Sally Bellage. Sabes que yo nunca te pediría que arriesgues tu vida, pero te digo esto porque se de lo que eres capaz.

Y tiene tanta maldita razón... Eso era lo que necesitaba, que alguien confiara en mi, que me dejaran tomar la situación en mis manos.

—Confía en mi, no te defraudaré.

—En cuanto salga de este lugar, yo mismo me uniré a ti, y recuerda Sally, no podemos confiar en nadie.

—¿Pudiste ver quién era?.

Negó con la cabeza y la culpa se apoderaba de su rostro.

—Me temo que no, solo que que era más de uno.

Asentí con la cabeza, luego le di otro abrazo a mi hermano para después salir de su habitación.

Las voy a encontrar niñas, y mataré a todo el que se interponga en mi camino.

9:00 p.m

Mamá y yo insistimos en quedarnos en el hospital con Heiden, pero claro, ni papá ni el Dr. Sequeira lo permitieron. En cuanto a Heiden, él se quedó dormido después de hablar con mis padres y con algunos oficiales de policía. La verdad es que ya ni siquiera sé para qué van a las escenas del crimen e interrogan a los testigos, esos inútiles de mierda nunca hacen nada, y ahí es cuando la única alternativa es tomar cartas en el asunto.

Mi tío Adrián fue a cuidar de Heiden junto con mi padre, Josh y Leandro, mis primos mayores. Mamá, mi tía Scarlett y mis primas Camille, Allison y yo fuimos prácticamente obligadas a quedarnos en la casa.

Camille y Allison ya están dormidas en la habitación para las visitas, mientras mamá y la tía Scarlett están en la biblioteca bebiendo té para tratar de calmar los nervios.
Camino hasta mi habitación cerrando la puerta con cuidado.

—Esto no se va a quedar así...—Susurro para mi misma mirando al techo.

Necesito volver al lugar de los hechos, puede que sea una completa locura pero si tengo suerte, las personas que hicieron esto debieron dejar algún indicio de su paradero, y dónde estén ellos, están las gemelas junto con las demás secuestradas.

12:13 a.m

Espere a que mi madre y mi tía Scarlett se quedarán dormidas para poder acceder al panel que controla la seguridad de la casa y así desactivar todo por unos minutos y salir sin dejar rastros, por suerte parece que todo va de mi lado puesto que logré salir con éxito.

Estoy cambiando por las calles totalmente desoladas de Crystal Town, cada vez me voy acercando más a la escuela de las niñas.
El lugar donde todo ocurrió está cubierto de sangre.

Heiden...

Y hay una de esas típicas cintas amarillas que dicen: "escena del crimen". Sin importarme nada de todo eso, paso por encima de la cinta y empiezo a observar todo con cuidado, sin perder ni un solo detalle, intentando encontrar algo, lo más mínimo que me lleve hacia las niñas y a los bastardos que las tienen.

Sigo viendo todo intentando no tocar nada y a la vez cuidando que no venga alguna de las patrullas, de igual manera sería imposible que me reconozcan, mi pelo negro está atado en una coleta baja y cubierto por una capucha y llevo un tapabocas negro que cubre la mitad de mi rostro, lo único bastante visible son mis ojos igual de negros que mi cabello, pero eso es lo de menos.

Pienso en rendirme hasta que logro ver algo en medio de la sangre, un anillo de león dorado...
Se que he visto ese mismo anillo en otra parte, pero... ¿Dónde?. Tan rápido como puedo tomo el anillo lo pongo en una bolsa plástica para evitar que tenga mis huellas, lo pongo en el bolsillo de mi sudadera y salgo de la escena con rapidez, me quedo paralizada cuando al girarme hacia adelante hay una figura frente a mi, una figura masculina vestida totalmente de negro y un tapabocas que cubre más de la mitad de su rostro lo cuál me hace que sea imposible reconocer si quiera una parte de él. Pero hay algo que destaca perfectamente bajo la deslumbrante luz de la luna: unos atrayentes ojos azules que me hacen querer acercarme para contemplarlos más de cerca.

Salgo de mi absurdo trance cuando veo que la figura comienza a caminar lentamente, pero que con el paso de los segundos se acelera cada vez más y más dejándome una única y lógica alternativa.

Correr, correr para salvar mi vida.

Cacería MacabraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora