Capítulo XXII

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Doblegarse no es una opción...
Mucho menos rendirse...
Aunque el mismo Satan haga una aparición...
Otros tendrán que irse...

7:43 a.m

Jasiel Hyland

Luego de que Dion interviniera en la discusión entre Sally y Jayden, ella y yo caminamos hasta llegar a la azotea del instituto. Ahora estamos mirando hacia la calle, pero ninguno de los dos se atreve a decir la primera palabra.

—¿Qué pretendes, Bellage? ¿A qué estás jugando?. —Ella sigue con la mirada fija al frente, pero su mandíbula se tensa de forma notoria.

—¿Qué pretendo, Jasiel?. —Me da una risa sarcástica, y después me mira con lágrimas en los ojos.

Aunque lo que ahora más me gustaría es abrazarla, me contengo y actúo frío frente a ella.

—Tal vez pretendo lo mismo que tú, lo mismo que Dion, lo mismo que Laksmi, lo mismo que todos.—Hace una pausa y se pone de pie dándome la espalda. —Recuperar la ciudad a como era antes de esos bastardos, pero tal vez, solo tal vez, mi manera de hacerlo es algo... Imprudente.

—Pero te estás poniendo en un peligro real, ¿cuesta mucho entender eso?. No eres inmortal, Sally, tu imprudencia y prepotencia no te está llevando a ningún lado, y si sigues así podrías terminar... Muerta ¿Acaso no quieres ver a Julianne y a Janette de nuevo con tus padres? ¿No es por ellas que estás haciendo esto?.

—¡Lo sé, Jasiel!, estoy consciente que soy algo imprudente y que soy una maldita prepotente de primera ¿¡Pero tú tienes alguna puta idea de lo que es ser atormentada todas las noches por la idea de que si no actúo rápido algo les podría pasar!?, soñar todas las noches con verlas muertas, y que en el día las escuche por todo lado ¿¡Lo sabes!?. —Bajo la cabeza y le doy una sonrisa de boca cerrada, reprimiendo las lágrimas que amenazan con salir.

—Sé mucho más de lo que crees, y siento mucho más de lo que esperas. —Ella no me dice nada, simplemente se queda ahí sin nada que decir. —No eres la única que se está muriendo por dentro, no eres la única que pasa por esa mierda todos los malditos días. Jenny es mi hermana, la niña que me devolvió la alegría cuando mi maldita familia se estaba yendo a la mierda.

—Jasiel, yo... —Levanto la mano y ella se detiene.

—No estoy esperando que digas nada, simplemente piensa un poco, Sally. Yo no estoy dispuesto a perder a nadie más, y mucho menos a ti. —Miro sus ojos negros cristalizados lo que me causa lastima, odio hablarle así, pero simplemente quedarme callado es algo verdaderamente agobiante.

Desde que conocí a Sally, mi vida tomó un rumbo más interesante. Esta chica es como un jodido huracán que destruye todo a su paso, y ese es mi problema: que no importaría ser jodido, solo si es ella la que lo hace.

Sally se acerca a mí como dudando en sus acciones. Extiendo una mano a ella y me abraza.

—Jasiel... Yo de verdad lo siento.-Siento como sus lágrimas mojan mi camisa, aun así atraigo más hacia mí.

—No espero que te disculpes, princesa.—Le digo así recordando la noche en que huimos del clan, ella solo se ríe. —Solo quiero que entiendas que esto no es cualquier situación, es algo verdaderamente importante y tenemos que ser cuidadosos.

—Tal vez solo estoy jodiendo a los demás. Nunca debí involucrar a nadie más en esto, y ahora por mi maldito egoísmo, todos estamos en peligro... Soy un puto desastre.—Suspiro y la miro directamente a los ojos que aún siguen cristalizados por las lágrimas.

—Eres prepotente, egoísta, orgullosa, imprudente, y algo terca a veces. En conclusión: eres un desastr-

—Ya puedes parar.

Cacería MacabraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora