Capítulo XXI

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Juguemos con fuego...
Te vas a quemar...
Ve y baja tu ego...
La situación voy a aprovechar...

7:10 a.m

Dion Laroux

Observé a Sally y a Morrigan que parecían tener una conversación telepática entre ellas, en ese preciso instante. Y fue cuando caí en cuenta de la persona que estaba frente a nosotras. Jeric Russo, nuestro próximo objetivo a investigar.

Sally se alejó de nosotras y fue hacia él, intentando llamar su atención.

—Morrigan. —Hablé en tono de advertencia. La rubia junto a mí, solo me miraba con sus grandes ojos miel irradiando inocencia pura. —Sabes perfectamente que conmigo no sirve ese truco de la niña buena. Dime cuál era el plan de ambas.

Ella suspiró y dejó de estar rígida. Nos sentamos en las escaleras que daban vista perfecta a la escena de Jeric y Sally.

—Queremos que Jeric invite a Sally al baile de graduación, así ella tendrá una buena excusa para pasar más tiempo con él y así obtener información. –Explicó Morrigan con tono de cansancio. —Por si no lo has notado antes, la mente de Jeric es débil y manipulable. Demuestra absolutamente lo contrario, pero desde lejos se ve lo manipulable que es, debemos usar eso a nuestro favor.

Es cierto. Jeric tenía debilidades como cualquier ser humano, y las de él parecían ser muy fáciles de usar, solo necesitábamos encontrarlas, rápido.

—Bien, tienes razón. —Callé cuando divise a Jeric alejarse y a Sally volver con una gran sonrisa. —Bien hecho, chica, veo que tienes buenas noticias.

—Las mejores, mi querida amiga. -Su sonrisa se ensanchó. —Me invitó al baile. —Bingo. —Además de que mañana iré a su casa.

Mi cuerpo se tensó por completo, esa situación no me daba para nada buena espina.

—¿Estás loca, Sally?. No piensas ir, ¿o sí?. —Mi voz se escuchó casi como un grito de lo alterada que estaba.

—Sally, Dion tiene razón. No puedes ir, recuerda lo que Salazar dijo de Celeste. ¡Esa perra está loca!. —Morrigan me apoyó, y Sally se limitó a bufar y sentarse en medio de ambas.

—Chicas, tranquilas, ¿bien?. ¿Cuándo les he fallado?. —Expresó con orgullo y un sonrisa en su cara.

—La última vez casi no la cuentas, Sally.—Recordé la última vez que se fue a algún lugar sola, con la intención de obtener información. Esa vez fue donde mató a dos hombres y conoció a los chicos, que por cierto no habían aparecido en toda la mañana.

—La última vez no me esperaba nada, Dion, esta vez seré más precavida, no me pasará nada, te lo prometo. —Levantó el dedo meñique.

—Dios, Sally... Juro que si algo te pasa, yo misma te reviviré y luego te mataré de nuevo. —Le seguí el juego.

Ella levantó el otro meñique y se lo extendió a Morrigan. La rubia también dudó por unos segundos, pero al igual que yo, finalmente cedió.

—Son las mejores. —Se lanzó hacia nosotras en una especie de abrazo.

Duró más de tres segundos, hasta que vimos a los chicos acercarse con cara de cansancio.

—¿No hay amor para nosotros?. —Ironizó Jasiel, mostrándonos una sonrisa perfecta.

—No, pero si que hay buenas noticias. -Dijo Morrigan. Los tres fruncieron el ceño al mismo tiempo.

—¿A qué te refieres?. —Cuestionó Jason, sentándose en la grada más baja, luego Jasiel y Jayden lo imitaron.

—Jeric me invitó al baile y a su casa. —Dijo Sally, dejándome ver la expresión ácida de los chicos, pero más de Jasiel.

—¿Estás loca, Dianne?. —Se le veía muy enojado, Jasiel habló sin humor y con la mandíbula apretada.

—Ya tuvimos esta conversación. —Sally dijo refiriéndose a mi reclamo. —No me va a pasar nada malo, ¿entiendes?. Si ellos saben lo que les conviene, se mantendrán al margen.

Divisé cómo Jasiel trataba de tragar sus propias palabras, él le tenía mucho aprecio a Sally, y se le notaba que evitaba hablarle mal, pero Jayden... A él no le importaba hablar mal.

—¿¡Puedes dejar tu maldito aire de prepotencia de una puta vez!?, no eres inmortal, Sally, corta esa mierda ya, joder. Deja de ser tan prepotente por una jodida vez.—A Jayden no le importó hablarle así a Sally, y a ella tampoco parecía importarle discutir con él.

—¿¡Y tú podrías dejar de ser un pesado!?.—Espetó con rabia, rodando los ojos.

Me levanté y me tomé a Jasiel y a Sally de la mano.

—Váyanse antes de que se arme algo peor, este no es el momento ni el lugar para empezar una discusión. —En la última frase, miré hacia atrás donde se encontraba Jayden con la mirada hecha fuego. Y tal vez dejar a Sally con Jasiel, estando él enojado no era la mejor de mis ideas, pero era mejor a que estuviera con Jayden en el mismo lugar.

Ellos se fueron y yo le extendí la mano a Jayden. Él me miró y luego mi mano, pero al final se levantó solo. Morrigan y Jason se fueron por otro lado, dejándome sola con él.

—Sí sabes que no tiene caso, ¿cierto?. —Le dije, mientras empezamos a caminar sin rumbo. -Sabemos perfectamente que por más que le digamos que no, ella siempre va a hacer lo que su instinto le diga.

—Lo sé, Dion. Es solo que... Es irritante que se ponga en peligro a sí misma creyendo que nunca le va a pasar nada.—Pasó la mano por su cabello café, y se detuvo en frente de las aulas de química.—No digas nada.-Me apartó y se puso frente a mí. —Mira.

—¿Cómo anda por ahí tan tranquila?. —Celeste hablaba con Andrew en las aulas de química, se veía totalmente despreocupada, considerando su situación.

—De seguro se hará la víctima. No veo otra opción, considerando que su maldita especialidad es mentir.

Observamos unos segundos más, tratando de escuchar algo, pero era inútil. El cristal de la puerta era demasiado grueso como para dejar que algún sonido se filtrara.

—Vámonos, ya. —Jale de su brazo para alejarlo de la puerta, ya que Celeste estaba a punto de salir.

Cuando salió, no parecía ella. Ahora llevaba el pelo negro en vez de castaño como lo tenía normalmente, y los ojos azules en vez de grises.

A que es rápida la perra.

Miró hacia atrás, como en busca de alguien que la estuviera observando. Entonces ambos quitamos la mirada rápidamente. Así siguió su camino sin ser notaba entre los demás estudiantes.

—Ellos son una amenaza. Pero estoy segura que ella es aún más inestable que ellos. Debemos hacer algo con Celeste. —Le dije a Jayden.

—Digo lo mismo. No hay peor cosa que una chica mal de la cabeza. Ni siquiera esos tipos. —En ese entonces vimos como Celeste se alejaba, caminando con tanta seguridad como si no pasara nada.

Esto no se queda así. Tan fácil no te libras de nosotros.

Otro plan, y esta vez más detallado. Eso necesitábamos. ¿Celeste quería jugar?, que inicie el juego macabro.









Cacería MacabraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora