Capítulo XXVIII

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Salgamos de cacería...
Mis presas ahora son...
Quiero verlos pudrirse en su agonía...
Para luego disparar a su corazón...

Jayden Parker

11:55 a.m

En estos momentos mi cabeza es una máquina cuyo botón de apagado no existe, no puedo dejar de pensar en las posibilidades de que todo esto falle y nos vayamos directo a la mierda. Ahora sé que Jenny está bien y eso es suficiente para disipar un poco el miedo, sin embargo sigo sumergido en la incertidumbre de no saber en qué estado se encuentra, y eso es más que suficiente para que toda la seguridad conseguida después de la declaración de Celeste se vaya a la mierda junto con mi tranquilidad. Tal vez debí aprovechar y conseguir más información sobre Jenny, por ahora pienso consolarme con el hecho de que se encuentra bien.

Estábamos a punto de llegar a Hell Town, siendo más específico, estábamos por llegar a la casa en la que estaban todos los miembros del clan. No había ni una sola persona en ese lugar, tampoco habían autos ni nada que diera una señal de que ahí había vida, eso me hizo sentir peor. Hell Town parecía uno de esos lugares que la gente dice que están abandonados por Dios o algo así, además de que el nombre y la causa de que ahí no habitara nadie no contribuían. Hell Town era la cuidad vecina de Crystal Town, hasta que la mayor parte de la ciudad se vió en un trágico incendio, desde eso nadie vive aquí.

— Estamos a cinco minutos de llegar a la casa.- Anunció Jasiel.— Dion, ¿Ya tienes el programa controlado?

— Todo va perfecto, en cuanto estemos ahí veré si el teléfono de Celeste logra darnos información valiosa.

— Perfecto.

Mi mirada estaba fija en la ventana del auto, viendo lo tétrico que se veía, y vino ella a mi mente, Jenny. Cuando ella fue arrebatada de nosotros mi corazón se rompió como nunca antes, quería morir, y creía que ya nada tenía sentido, Jasiel y Jason decían que me veía como un muerto en vida, y así me sentía. Puse los pies sobre la tierra y me di cuenta de que mi motivo era encontrar a la niña que me daba luz. Lo mejor de todo es que en el camino encontré a personas como Sally, Heiden, Morrigan, Laksmi, pero en especial Dion Laroux.

— Llegó la hora.— Jasiel estacionó el auto detrás de unos árboles que estaban frente a la casa. Efectivamente supimos de inmediato cuál era, pues era la única casa con aspecto mínimamente aceptable de todo el lugar.

— Joder, Jasiel, se parece a la casa de tu tía la loca que come calabazas.— Dije yo sonriendo. A él no le pareció tan gracioso.

La casa estaba muy alejada de lo que solía ser el centro de la cuidad, en un terreno muy grande con el césped ya bastante crecido y seco. Habían muchos árboles secos con aspecto seco y quemado. La casa era de color negro y ya había musgo rodeándola.

— La intención de Morrigan al crear el programa era la de facilitar el acceso directo al dispositivo mediante el número telefónico de este, así es mucho más fácil manipularlo, además de que es a prueba de sistemas de seguridad muy avanzados o resistentes, básicamente podremos estar dentro del teléfono de Celeste sin que nadie se dé cuenta, claro, siempre y cuando este no se encuentre apagado.— Dion nos explicó de qué trataba el programa. Era perfecto para nuestro plan.

Dion sincronizó el número de Celeste con el programa, segundos después pudimos tener acceso a su teléfono que por suerte para nosotros estaba encendido.

Puedo decirles que muy pronto conseguiré información sobre los próximos movimientos que harán los amigos marginados de la estúpida de Bellage.— Lo primero que escuchamos fue la voz de Celeste. Parecía tener una conversación.

Cacería MacabraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora