Uno... Dos... Tu mente controlé...
Tres... Cuatro... La sangre está al cien...
Cinco... Seis... Piensas que débil seré...
Siete.... Ocho... Corre por tu bien...Sally Bellage
Oscuridad. Calor. Un intenso olor a gasolina.
Eso fue lo primero que pude percibir al despertar luego de quedar inconsciente.
Intenté levantarme, pero no tuve éxito. Mis manos y pies estaban amarrados a una cadena que estaba pegada a la pared, y tenía la boca tapada con una mordaza.
Escuché un ruido que provenía de lo que parecía ser la parte de arriba de donde sea que yo estaba retenida.
— Pero bueno, miren quién despertó de su largo sueño. La perra durmiente.— Encendió la luz y vi el rostro de Celeste reflejando diversión pura. — No sabes lo mucho que me encanta verte así. Es como cumplir una hermosa fantasía. —Celeste se acercó a mí y me quitó de mala gana la mordaza de la boca. — Dime, Bellage, ¿Qué se siente estar bajo mi poder?.— Su tono de voz no abandonaba la satisfacción que su rostro poseía. No dije nada.— Wow... ¿La gran Bellage se queda callada ante mí? Eso es nuevo. Creo que el encierro te sienta bien.
No dije ni una sola palabra, solo le miraba con odio. Aunque no dijera nada, ella azotó su puño contra mi mejilla.
— ¿Ahora tienes ganas de hablar, perra?.— Escupí sobre su estúpida cara la sangre que salía de mi boca.
Se limpió con asco y me golpeó la otra mejilla. Le volví a escupir.
— Hija de...— Negué con la cabeza con diversión.
— Me jodes, te jodo el doble, hija de puta.— Hablé sin una pizca de gracia.
— Yo en tu lugar dejaría de decir estupideces, Sally. Aquí la única que está jodida eres tú, no sabes cuántas cosas perdiste ni cuántas estás a punto de perder. —La expresión en su rostro era la confirmación de que todo esto le divierte. Ella se está regodeando de mi estado en estos momentos y yo no estoy muy segura de cuánto tiempo más iba a permitírselo.
— Sé clara conmigo, Celeste. No seas cobarde y dime las putas cosas de manera clara, después de todo estoy atada, no podría matarte aunque quisiera. —Mi voz salía con mucha dificultad y me dolía la quijada al pronunciar cada palabra, pero no estaba en mis planes dejar que Celeste lograra callarme.
— Te voy a poner un claro ejemplo.— Puso una silla frente a mí, y se sentó con las piernas cruzadas.— Acabas de perder a un amigo. Yo siendo tú, sería más selectiva con mis compañías.
— Te dije que fueras clara, ¡Joder!.— Soportarla a ella y a su aire de suficiencia no era algo que me apetecía.
— El bombón de Jayden Parker.— Habló entre risas.— Te acaba de traicionar. A ti y a tus estúpidos amigos.— Suspiró.— Que linda es la amistad, ¿No crees eso, Sally querida?.
— Define traicionar, Celeste querida. Porque dudo mucho que en estos momentos sepas algo valioso. — Le contesté con mucha seguridad. Conocía a Jayden, lo conocía lo suficiente como para saber cuáles eran sus movimientos al actuar, lo conocía lo suficiente como para saber que odiaba demasiado a Celeste incluso mucho antes de saber la mierda que acarreaba consigo. Lo conocía, y sabía bien que nunca haría algo como eso, no a nosotros.
— Los cambió por información sobre su querida hermanita. Y yo que pensé que estaban juntos en esto.— Tenía que ser una estrategia. Yo sabía perfectamente que Jayden no era así.
— No lo puedo creer.— reí de manera muy débil.— Llegué a pensar que eras más inteligente, Celeste, ahora veo que te subestime. Eres muy ilusa al pensar que por fin Jayden te haría caso, pero te vuelves mucho más ilusa al pensar que el llegaría a traicionar a sus amigos, a sus hermanos de toda la vida. Déjame adivinar. — Mi voz salía con mucha diversión, incluso en ese momento el dolor que sentía al hablar fue opacado por la satisfacción que toda esta situación provocaba en mí. — ¿Le diste información y todavía no consigues nada a cambio?.
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Cacería Macabra
Mystery / ThrillerSiempre ha sido así... Pero ahora se volvió un completo infierno. En la ciudad, desde hace unos meses, ha aumentado el número de secuestros y muertes de mujeres, y aunque los que están detrás de eso lo hacen sin cuidado: Nadie ve nada... Nadie escuc...