16- Cosas que no sabe casi nadie

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Leo

Mi vida iba bien. Sentía que todo iba a alguna parte por fin, después de tanto tiempo de estar recibiendo un golpe detrás de otro. Marcos y yo, durante todos nuestros años de amistad, nunca habíamos hablado tanto y de tantas cosas como ahora. El ambiente con los chicos estaba mucho más relajado, sobre todo entre Laza y Melo, que por fin eran los mismos de siempre. A veces, incluso, venían conmigo cuando hablaba con Eli, Bia y Tris. No se metían con nadie, y yo tampoco, y podía empezar a pensar en la posibilidad de dejar atrás lo mala persona que había llegado a ser. Heidy y Jimena volvían a hablar con normalidad, así que no la habíamos liado demasiado. Parecía que el reloj de arena estaba cumpliendo bien con su función. Todo estaba bien.

—Eh, Bia, estamos intentando probar algo. Si te tuvieras que liar con alguno de nosotros, ¿con quién sería? —dijo Marcos en un descanso entre clase y clase mientras se acercaba a Bia, seguido del resto.

Ella arrugó la nariz e hizo ver que pensaba, hasta que llegó a una conclusión.

—Me arrancaría los ojos antes de liarme con alguno de vosotros.

La decepción por su respuesta fue colectiva, pero Cali intentó explicarla a su manera. El pobre no podía lucirse mucho por sus ideas normalmente.

—Claro, tíos, es lesbiana. No quiere liarse con ningún tío en ninguna circunstancia.

—Oh, no. Puedo soportar liarme con algún tío, solo que con vosotros... pues no —aclaró Bia.

—¿Ah, ¿sí? ¿Con qué tío te liarías si tuvieras que escoger? —quiso saber Melo.

—Con Tris —contestó ella, como si no se tratara de la gran cosa. Tris, que estaba detrás, abrió los ojos como platos y se puso rojo como un tomate. No pude evitar reírme.

—¿Te liarías con Tris? —insistió Laza esta vez.

—¿Voluntariamente? Ni de coña. Pero preferiría liarme con él antes que arrancarme los ojos con las manos.

—Entonces tan lesbiana no serás. —comentó Melo.

—¿No? Entonces, Melo, ¿Qué preferirías? ¿Arrancarte los ojos con las manos o liarte con un Laza? —dijo ella, con una sonrisa ladina. Tris y yo nos miramos, sabiendo perfectamente que pretendía favorecer un futuro viaje del Atlas.

—A mí no me metáis en esto, ¿eh? —Laza estaba claramente avergonzado por la pregunta, pero se hizo lo que se pudo para esconderlo.

—¿Por qué no contestas, tío? ¿Te lo estás pensando? —le acusó Marcos, rozando el pánico en su tono.

—Es que arrancarme los ojos con las manos suena muy desagradable. —dijo Melo, rascándose la mejilla, dubitativo.

—¿Te liarías con Laza antes de arrancarte los ojos con las manos? Tío, qué gay. —Yo siempre estaba dispuesto a hacer mi función habitual de echarle más leña al fuego.

—¿Te liarías también conmigo antes de arrancarte los ojos con las manos? Perdón, esa pregunta parecía muy importante en mi cabeza. —Cali volvió a su modo usual de no pensar demasiado para no sobrecalentarse.

—¿Podéis dejar de repetir eso de arrancarse los ojos con las manos? —se quejó Laza, con cara de asco. Seguramente había empezado a imaginar con demasiado detalle cómo sería la situación.

—Joder, Bia, ya podrías haber puesto otro ejemplo. —le secundó Melo.

En ese momento mi móvil sonó con el tono de notificaciones que tenía para Tristán. Todos me rodearon en cuanto miré el mensaje.

La voz de las BrujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora