Epílogo

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Sinceramente, nunca me gustó ir a misa. Pero si había algo peor que una misa convencional era una misa funeraria. Y si había algo peor que una misa funeraria, era tener que asistir a la que se celebraba por mi muerte. Pues sí, ahí estaba yo, metido en un ataúd frente a un montón de gente con expresión triste sentada en sillas de plástico colocadas en el patio del colegio. La capilla seguía estando en ruinas, y el cura seguía muerto, así que vino uno expresamente desde el pueblo más cercano para hacer una especie de ceremonia significativa. Selena murió la misma noche que lo hice yo, decapitada. Su familia quiso celebrar la misa y enterrarla cerca de donde estaban ellos. Recordaba el mensaje que le envió Eli a Leo: "He tenido un pequeño percance. Me voy de Arboleda y Bia viene conmigo. No creo que nos vayamos a poder poner en contacto pronto, así que esto es una despedida, de momento. Espero que Tris esté bien. ¡Ha sido un placer ser tu amiga!". Un pequeño percance, dice. Todo apunta a que asesinó a su tía y huyó. Al menos fue capaz de hacer algo para ayudar a Bia. Ahora no les volvería a ver nunca más.

"Esto es ridículo"

Ese fue Leo, pensando. Y yo lo pude escuchar porque estaba dentro de él. Rompió el Atlas mientras le estaba poseyendo, lo cual hizo que dos líneas temporales se fusionaran y que yo empezara a vivir en su cuerpo. Eso hizo que le salieran marcas visibles de corrupción por todas partes. Sus ojos negros eran azules ahora, y tenía que ir con gafas de sol fingiendo que estaba disimulando llorar por su novio fallecido, cuando la realidad era que no me había dejado fallecer.

"Por fin", pensó en cuanto todo el mundo repitió a coro un "amén", pero luego tuvo que pasarse un rato largo junto a Mila y Amelia recibiendo el pésame de todo el pueblo. La mitad de estas personas ni me conocían. Era para echarse a reír. Los más afectados parecían la gente de clase, aunque nunca llegaron a ser mis amigos. Supuse que se sentían mal por Leo de todas formas.

Cuando llegaron a casa, Valen apareció por sorpresa antes de que pudieran entrar. Quería hablar con Leo. Por supuesto, no se negó. Su hermana estaba desaparecida y buscada por la policía por presunto asesinato. Pude ver los pensamientos de Leo que deseaban que ese niño pudiera tener un respiro pronto, uno que probablemente se hallaba muy lejos de ese pueblo. Valen le pidió que fuera a su casa, porque había fotos de Bia que tal vez quisiera. No estaba feliz. Puede que sólo buscara que alguien encarara las cosas de su hermana porque él no se atrevía.

Leo entró en la habitación, y Valen se quedó en la puerta. No sabía muy bien qué esperaba encontrar. Había un corcho con fotografías, bastante vacío, pero cogió una igualmente: la del cumpleaños de Eli. Salíamos los cuatro. Mila la tenía en su álbum también, pero Leo no iba a quitársela. Mientras se la guardaba, le llamó la atención su escritorio. Había un par de libros de brujas que probablemente había robado de la biblioteca, otros de clase apilados a un lado y un montón de botellitas de cristal pequeñas, algunas hechas colgante. Cogió los libros de brujas y una botella muy pequeña. Antes de despedirse de Valen, le dio su número. Le dijo que le llamara si lo necesitaba alguna vez. Por dentro, estaba deseando ayudarle de alguna forma, porque era un niño que estaba solo y necesitaba ayuda, y él había pasado por eso también.

Antes de llegar a casa, Leo bajó por las escaleras de piedra. Ahora él debía darles de comer a las gallinas. Cuando lo hizo, se quedó agachado frente a ellas, mirándolas.

—No sé qué va a pasar con ellas cuando nos vayamos. Si tú no te hubieras marchado... en fin.

Era cierto. Pasaron unos cuantos días hasta que llegó el momento en el que Leo dejaría Arboleda. Sólo Leo, por ahora, porque durante esos días había decidido estudiar en Madrid. Amelia volvería a Barcelona. Su idea había sido no separarse de ella en primer lugar, pero sus prioridades habían cambiado, sobre todo porque a ella no podía esconderle sus cambios físicos mucho más tiempo. De todas formas, ella ya estaba recibiendo ayuda, y estarían en contacto en todo momento. Supongo que no pasaría nada. Leo de verdad esperaba que así fuera.

La voz de las BrujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora