Capítulo 8: En lo aterrador y lo profundo.

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Louis fue el primero que se alertó, pasando sus manos por el cabello mientras corría por el pasaje del escenario. Siguiendo la marcha que los gritos de la persona herida proclamaban.

Evadió las advertencias que Harry le insistía en recordarle cada segundo. Lo miró ceñudo y le pidió de la manera más educada posible que guardara silencio si no, no podría escuchar con atención.

Agudizó su membrana timpánica y corrió el telón, haciéndose pasó en la parte trasera del teatro donde, los distintos camerinos se sellaban con las puertas semi abiertas.

Gracias a la falta de luz, ambas personas no distinguían con claridad por dónde pisaban así que, cuando Harry pisoteó el tobillo de Louis por detrás de él, decidieron mantener una distancia con bastante prudencia.

—Lo lamento —susurró Harry como si alguien fuera capaz de escucharlos murmurar.

—¿Escuchas eso? —Ignorando por completo la disculpa de su profesor, e incluso la formalidad de hablarle como un adulto merece; le cuestionó con ambos ojos abiertos y una mueca en sus pequeños y delgados labios. Harry paseó sus ojos por allí, aprovechándose de la oscuridad que los envolvía en el sepulcral lugar.

Harry pasó por alto la manera de hablarle y negó con la cabeza. Los labios de Louis se fruncieron con más ímpetu y desesperó.

Si les preguntaran cómo se sentían en ese momento, Louis expresaría la preocupación que lo carcomía desde que escuchó los gritos y que no pararía de buscar hasta encontrar a la causante de tales clamores.

Pero por otra parte, si a Harry le hiciesen la misma pregunta, él tan frívolo y realista diría que era mejor marcharse de allí, porque los gritos vendrían seguramente de unos adolescentes gastando bromas crueles. Aunque también, él odiaba la oscuridad y con ello, la ausencia de personas en un lugar determinadamente sin corriente eléctrica.

Suspirando cerró sus manos en un puño. Gruñó para sus adentros y trató de enfocar con su vista un objeto, por mínimo que fuera.

Cautelosamente Louis salió por la puerta trasera de los camerinos al ver que no había nadie allí, más que ellos dos. Esperando que Harry lo siguiese, no cerraría la puerta hasta que saliera su profesor.

Pero cuando vio que nadie salía de allí, unas arrugas se trazaron sutiles en su frente. No le molestaba que Harry no quisiera continuar su búsqueda con él, pero le habría gustado que al menos, tuviera la decencia de decírselo.

Regresó a por donde había venido y lo encontró estático, dándole la espalda con su rigurosa y ancha complexión.

Dejando de lado tales pensamientos, cuando se terminó por acercar, lo que observó, le sorprendió hasta hacerlo jadear y hacerlo retroceder torpemente.

Harry no parecía estar mejor, había empalidecido y su boca se abría considerablemente tratando de encontrar algunas palabras, pero nada lograba salir de sus labios. Louis quiso leer la expresión del rostro de su profesor, pero no encontró nada. No encontró nada porque él, estaba justamente así.

Saliendo de su trance corrió con urgencia detrás de un tocador, en dónde una niña se encontraba . El objeto le estorbaba y no le quedó otra opción, más que aventarlo a algún punto de la habitación.

Con extrema suavidad, sujetó entre sus antebrazos la menuda cabeza de la niña, y gritó. Gritó para que Harry lo escuchase y llamara a una ambulancia.

Una ambulancia. Eso era lo que necesitaban.

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Mr. Styles [ls]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora