Mr. Styles [ls]

Historia para todos.

Darrel y Sam

Preparatoria.
—No soy gay.

Fue lo primero que escuchó de los labios de Darrel y lo primero que, exactamente no deseaba escuchar.

A Sam siempre le dijeron que se enamorara de alguien que le hiciese sentir que el amor no era difícil. Que, no tenía que cuestionarse noche tras noche si era lo suficientemente bueno para ser amado. Pero, teniendo a ese chico intolerante, testarudo e impredecible enredado entre sus brazos y mintiéndose a sí mismo que era completamente heterosexual; no sabía si ellos estaban equivocados o, en su contrario, él.

Justo en ese momento, era su primer año de preparatoria; había entrado como alumno nuevo y cuando conoció a Darrel; sentado en detención con él, creyó que todo sería sencillo. Creyó que, Darrel lo querría con la misma intensidad que Sam a él, pero erró. Estuvo muy equivocado.

Ahora, sufría las consecuencias. Ahora, mientras miraba al chico que le gustaba diciendo aquellas palabras, su pecho dolía. Ardía; ardía mucho.

—Lo sé. —Respondió con amargura. Si Darrel quería seguir mintiéndose a sí mismo, no era problema de Sam.

Darrel lo miró curioso y Sam retiró la vista de su adictivo rostro, antes de cometer un error.

—Hablo en serio. —Volvió a repetir Darrel.

—Yo también. —Miró la película que se proyectaba en la televisión de la casa de Darrel—. Excepto cuando pones tus labios sobre los míos; supongo que ahí dejas de ser un poco heterosexual. A lo mejor ¿no? —Preguntó sarcástico.

—¿Podrías dejar de burlarte de mí, por un segundo? —Frunció su ceño.

Sam emitió un suspiro más extenso y lo miró con ojos acusatorios. Retiró los brazos de él y cuando sintió a Darrel buscar otra vez el contacto de su cuerpo, Sam se alejó con rapidez.

—No me estoy burlando —respondió seriamente—. Pero, probablemente, deberías terminar esto. —Los señaló a ambos.

—¿Terminar? ¿A qué te refieres? —Sus ojos brillando, con cabello despeinado y mueca triste no le afectarían a Sam. Decidió que no lo haría.

—Me refiero a que, deberías tratar de averiguar qué es lo que realmente deseas, Drell. —El apelativo salió natural de sus labios. Hacía un tiempo que empezó a decirle así.

—Lo... lo siento. Yo... yo he tratado de... es que... a veces es un poco complicado pensar en... um... —Comenzó a balbucear, desesperado por encontrar las palabras adecuadas y así, evitar que Sam se marchara. Quería su calor, quería tenerlo cerca de él. No te vayas.

Rápidamente, Sam se acercó a donde él y acunó sus mejillas entre sus manos, le regaló una delicada sonrisa y con sus pulgares hizo pequeños círculos en su piel. Estaba tan jodido. Era débil cerca de Darrel. Lo sabía, pero no quería admitirlo.

—No estoy presionándote —susurró, juntando sus frentes—. Pero, es insano lo que estamos haciendo. Necesitamos detenernos. No puedo hacerte esto.

—No quiero que te marches. —Lo miró con sus ojos suplicantes y Sam le dio un pequeño beso en su frente.

—Eres un idiota si crees que lo haré —resopló con diversión—. Simplemente, estoy dándonos un pequeño respiro. Un tiempo.