«Vamos, puedo hacerlo», se alentó Mina mientras entraba en la sala de reuniones. Todos los demás ya estaban congregados. Se dirigió a la presidencia de la mesa.
—Siento llegar tarde.
—Le prometemos que no se lo diremos a Jackson —soltó uno de los jefes de departamento.
—Gracias. Todos sabemos que la puntualidad es un tema sagrado para él.
—¿Se ha alargado la comida? —bromeó alguien.
Le tembló ligeramente la mano cuando extendió el brazo para coger la jarra de agua.
—No, un encargo que ha durado más de lo que pensaba.
El encargo no había durado tanto. Lo que se había prolongado había sido su recuperación posterior. Se preguntó cómo las mujeres que veían a sus amantes en la pausa del mediodía podían terminar la jornada laboral con una mínima compostura. Estaba convencida de que, cuando volviera al despacho, su secretaria, Kim Dahyun, la miraría con ojos acusadores y diría: «Hueles a sexo».
Pero al parecer, no había signos visibles que delataran a qué había dedicado la pausa para comer. Dahyun la había tratado como siempre, y le había recordado con diligencia que tenía una reunión mientras le pasaba una pila de mensajes telefónicos por orden de prioridad.
Para todos los demás, era un lunes como otro cualquiera. Para Jackson, era un día de importancia monumental. Para ella, un día de ambigüedad mayúscula.
Jackson iba a trabajar desde casa. Ella no podía permitirse ese lujo. Tenía que liderar esa asamblea de jefes corporativos cuando, hacía menos de una hora, estaba practicando sexo con una desconocida.
Sí, era estrictamente con el fin de procrear, y sí, lo había hecho con el consentimiento de su esposo, y sí, por el bien de su futuro en común podía repetirlo hasta que dieran en la diana.
Podía repetirlo y lo haría.
Dio un sorbo al vaso de agua, después sonrió mirando a todos los asistentes.
—¿Quién empieza?
—Yo —dijo el hombre encargado de la gestión de equipajes—. Por desgracia, ha ocurrido un incidente en Busan. A Jackson no le va a gustar.
Jackson seguía muy presente en la empresa, aunque últimamente ella lo había representado en algunas de las reuniones de dirección. El desplazamiento diario hasta la oficina, aunque fuera corto y contara siempre con la ayuda de Benedic, resultaba excesivo para él. Por eso, Jackson había limitado sus visitas a la empresa a dos días a la semana. Los días en los que era obligatorio que se reunieran los jefes de departamento, Mina presidía las asambleas, y después, por la noche, le relataba con todo detalle de qué habían hablado.
En apenas unos años había pasado de preguntarles a los pasajeros: «¿Café o té?», a actuar como directora general suplente. Cuando Jackson le había propuesto sustituir a Lee Sunmi, su adaptación al puesto de responsabilidad había sido sencilla. Durante años, Mina se había preparado para ese puesto. Era a lo que había aspirado y, ahora que le habían dado la oportunidad, confiaba en sí misma y sabía que cumpliría las expectativas.
Sin embargo, cuando las competencias de su trabajo se expandieron de repente y tuvo que empezar a cuidar de un marido discapacitado a la vez que asumía muchas de sus responsabilidades corporativas, la adaptación dejó de ser tan sencilla. Hasta ese momento de su vida, se había negado a delegar responsabilidades. Ahora no le quedaba otra opción. Empezó a asignar a sus subordinados los trabajos secundarios o repetitivos que hasta entonces había insistido en realizar personalmente.
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Jugando Sucio |MiChaeng| [G!P]
Детектив / ТриллерUna noticia que llega hasta los medios internacionales, una mujer -sí, por una extraña mutación, tenía aparato reproductor masculino, pero ante los ojos de la sociedad seguía siendo mujer- logra ir contra las reglas y, después de largos juicios y de...