Capítulo 35

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El mes se le hizo más largo que cualquiera de los que había pasado en la cárcel. Comparado con éste, le parecía que aquéllos habían transcurrido en un abrir y cerrar de ojos. Había aguantado tres días antes de hacer lo prohibido.

Había llamado a las oficinas de TwiceLights. Tras escuchar un menú interminable de opciones confusas que le obligaron a pulsar una serie de dígitos, por fin oyó a un ser humano, que le dijo en un tono educado pero que sonaba apresurado que estaba hablando con el despacho de la señora Myoui.

—Hola, soy Kim Dahyun, ¿en qué puedo ayudarle?

—Necesito hablar con la señora Myoui.

—¿De qué se trata?

Se preguntó qué diría la serena y bien enseñada Kim Dahyun si le contara la verdad sin rodeos. En vez de eso, dijo:

—Soy amiga de Jackson, fuimos juntos a la universidad. Estuve con ellos hace unos meses.

—¿Cómo se llama, por favor?

—La señora Myoui se acordará.

Le contestó que no colgara y lo mantuvo esperando durante un rato interminable. Cuando por fin retomó el auricular, la chica dijo:

—Lo siento, la señora Myoui no puede contestarle ahora mismo. ¿Quiere dejarle algún recado?

Lo preguntó de memoria. Si Mina había rechazado la llamada, era probable que su ayudante hiciera caso omiso de cualquier mensaje de su parte. Además, ¿qué iba a decirle?

«Deja a tu marido rico y ven conmigo. O no lo dejes, pero ven conmigo. Me da lo mismo lo que hagas, pero ven conmigo.»

—No, nada —respondió bruscamente, y colgó.

Calculó el ciclo menstrual de Mina aún más a conciencia que las otras veces, tachando los días en el calendario.

Vio torneos de golf de jubilados y partidas de ajedrez en un canal de deportes, cuyos protagonistas se movían todavía más lentos que sus días.

Leyó con detenimiento los clasificados diarios, pero a menos que quisiera trabajar en telemarketing, no encontró nada que pudiera hacer de forma anónima, y sabía de antemano que nadie contrataría a alguien con la mala fama que su nombre representaba.

Una tarde, sola hasta la desesperación, llamó a Somi y se autoinvitó a cenar.

—Yo llevo la comida y el vino. ¿Cómo vas a desestimar una oferta como ésta?

—Gracias por el ofrecimiento. Pero dame un poco de tiempo, Chaeyoung.

Tiempo. Se había convertido en su enemigo.

A modo de consolación, Somi le propuso una cita con una de sus chicas. Rechazó la propuesta, lo que la hizo reír con esa voz ronca y sensual. Le gustó oír su risa de nuevo, señal de que la antigua Somi empezaba a salir del pozo de los vendajes y el trauma.

—¿No quieres una cita con una de mis habilidosas chicas? Qué curioso. ¿Estás saliendo con alguien?

Le vino a la cabeza la imagen de Mina: cuando se movía encima de ella, cuando emitía ese sonido bajo, apasionado, que ahora oía en sus sueños.

—Sí. Salgo con alguien.

Se pasaba la mayor parte del tiempo paseando nerviosa de una habitación a otra de su casa, preguntándose cuándo sabría de Mina, si sabría de ella, qué sabría de ella.

Namjoon no volvió a aparecer. Chaeyoung esperaba que los Bangtan lo hubieran convencido de que dejara de acosarla. Pero eso era muestra de un optimismo ingenuo. Al contrario de lo que había insinuado Namjoon, no actuaba asociado con ellos ni les rendía cuentas. De todas formas, al trío le parecía estupendo que Namjoon hubiera planeado acabar con ella.

Jugando Sucio |MiChaeng| [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora